Llena de buen humor, Emily les preparó el desayuno a todos, al igual que ayer, una vez más comieron en la mesa, el último en llegar fue Campbell, y de esa forma desayunaron en tranquilidad y sin ninguna eventualidad. —Señorita Smith —comenzó a decir Campbell cuando terminó de comer—, hoy no hará absolutamente nada por órdenes de su majestad Alexander. —Oh... qué dicha —dijo Emily mirando a Alexander, quien estaba muy digno en la parte superior de la mesa terminando de comer. Pero cuando escuchó su nombre, la miró y le sonrió. Desde el punto de vista de Emily, Alexander tenía "cara de malvado". Ella no sabía cómo explicarlo, quizás porque solamente conocía esa parte de él, y aunque el rubio era muy guapo, su rostro masculino no tenía esa aura de bondad que ella podía ver fácilmente en Th