Los guardias no necesitaron ser especialmente perspicaces para intuir los sombríos eventos que se avecinaban. De inmediato, utilizando sus habilidades de comunicación entre manadas, llamaron al resto de los guardias y convocaron a La Orden para prepararse para el inminente ataque. Mientras algunos de los guardias se transformaban en feroces lobos, otros permanecían en su forma humana para hacer frente a la amenaza con sus afiladas espadas. Sin embargo, desconocían que en ese fatídico día se encontraban destinados a la derrota, pues algo fuera de lo común envolvía a los zorros y hechiceros. Una oscura y tenebrosa magia los poseía, infundiéndoles una siniestra fuerza sobrenatural. Esa era la perversa artimaña que habían tramado para aniquilar a la dinastía Wolfsbone y permitir que el hijo d