Emily se quedó desconcertada ante la revelación de Alexander. El nombre "Inari" resonaba en su mente, evocando una sensación de familiaridad y confusión. Era como si de repente esa palabra hubiera abierto una puerta que Emily había cerrado hace mucho tiempo, pero ahora, al escuchar "Inari", la puerta antigua y oxidada se abrió lentamente, revelándole algo que ella había encerrado cuando era apenas una niña pequeña. —No quiero volver a oír esa palabra —dijo Emily, tratando de ocultar su ansiedad, mientras continuaba comiendo. Los cuatro lobos intercambiaron miradas confusas, sin esperar tal reacción en Emily. Parecía estar tranquila, comiendo sin más, pero algo no encajaba. Se veía demasiado serena. Fue entonces cuando Alexander se aproximó y tocó su mano, hablándole suavemente: —Emily..