Cuando llegó la hora de la cena, Emily tomó la decisión de reunir a todos para que comieran juntos en la mesa, como si fueran una familia. Esto incluía a Katerina, Elena y Duncan, pero para sorpresa de todos, Alexander ordenó que el kitsune fuera el encargado de servir la comida. Al sentarse, Thomas y Jaime lo miraron con recelo, nunca habían comido junto a un zorro, y mucho menos uno que formó parte de la organización de cazadores. Campbell, por su parte, parecía menos perturbado, y para asombro de todos, incluso Alexander se veía de buen humor. De hecho, desde que el rey contrajo matrimonio, había estado de tan excelente humor que ni siquiera parecía él mismo. Y no era de sorprenderse, pues aunque ninguno lo dijera en voz alta, si Emily olía tan bien durante el sexo, cualquiera estaría