En algún lugar de Inglaterra... En la sede de los cazadores, Duncan aún se encontraba junto al rey mientras este se preparaba para salir. El joven estaba allí a su lado, como un fiel seguidor, o podría decirse, como su fiel mascota. Observaba con atención cómo su Señor se despojaba de su ropa sencilla para vestir un atuendo más adecuado a la ocasión. —Quiero que me acompañes, Gabriel —anunció el rey. Duncan sintió un nudo en el estómago. Aún no se acostumbraba a que lo llamaran "Gabriel", y mucho menos el rey. Se sentía tan personal, como si él fuera su amigo íntimo o, incluso, como si... lo quisiera como a un hijo. Duncan realmente era huérfano, él nunca había conocido a sus progenitores. Incluso el apellido que llevaba en la organización le había sido dado, siguiendo un orden alfabéti