Con rapidez, Duncan explicó cómo se desarrollaron los acontecimientos: la repentina aparición de Emily, la idea que se le ocurrió de llevarla consigo, y luego la irrupción de Alexander, quien deseaba arrebatarle a la muchacha. Al principio, la historia no pareció ser tan interesante para Ethan, pero cuando Alexander hizo acto de presencia para intentar rescatar a Emily de los brazos de su cazador, la situación le pareció extraña. —Vaya, qué fastidio —murmuró Ethan, mostrando una expresión de asco en su rostro—. ¿Percibiste algún aroma peculiar en Emily? ¿Es más intenso ahora que antes? ¿Notaste algo inusual? —Eh… ella olía igual que siempre, Su Alteza… pero sí, es… agradable, su esencia —respondió Duncan, y Ethan juraría que vio un leve rubor en el rostro pálido del joven, aunque no sabí