CAPÍTULO ONCE Mackenzie llevaba diez minutos rastreando la zona cuando Bryers recibió una llamada. No solo se había identificado al cuerpo del muerto como Trevor Simms, casado durante diez años y padre de dos hijos, sino que además ya habían notificado a la familia. Obviamente estaban destrozados, pero también deseosos de hablar con alguien que pudiera averiguar lo que había pasado. Entraron al coche de Bryers, Mackenzie al volante, y se apresuraron a ir al domicilio de Simms. Mientras conducían quince minutos al sur de Quantico, Bryers se encargó de varios emails y llamadas relativas al caso. A medida que se acercaban al domicilio de los Simms, recibieron más información; poco a poco, Mackenzie comenzó a conectar puntos y a formar una idea del asunto entre todo el caos. “Muy bien, esto