Después de aquel encuentro con nuestro vecino, hablamos de ello, y si en algo no podíamos estar más de acuerdo, era en cuanto habíamos disfrutado no solo aquella noche en la que, por supuesto, acabamos follando como adictos. Queríamos seguir adelante, y abandonar aquella rutina que no veíamos o no quisimos ver hasta entonces.
Ya no faltaban fantasías en ninguno de nuestros encuentros, con unos, con otros, trios, intercambios, pero solo eran eso: fantasías de las que gozábamos sobre manera, y a las que sumábamos nuestros juguetes.
Otra novedad en nuestra nueva vida fue lo que les cuento a continuación.
Aquella mañana, me encontraba sola en casa. Bruno estaba fuera en uno de sus viajes, y los chicos habían salido, quiero recordar que acaban de comenzar sus clases en la universidad.
Recib
