Temblaba, no puedo negarlo. El nervio en mi hacía que sintiera ganas de abrir un agujero en el techo de el ascensor y quisiera volar lejos de ahí. -Triada, respira- me recordó Paula y lo agradecí, me hacía falta.- Tranquila, te adorarán- prometió y la miré, no sé si estaba tan segura como ella, la verdad es que no. Las puertas metálicas se abrieron y con ellas otro mundo ante mis ojos. Si los primeros pisos y la Casa S.T se veían increíbles, esto era… Esto era gastar dinero en forma y sin miedo. Me esforcé por no lucir como una tonta pueblerina que es primera vez que admira tanta magnificencia, pero por màs que disimulé no me dejaba de sentir sorprendida, todo era cromado y n***o, el piso tan pulido que se veía mi reflejo y las empleadas que tan bien vestidas estaban como Paula, lucía