-¡¿Y luego, qué pasó?!- preguntó Giulia y me encogí de hombros mientras me entretenía doblando mi ropa recién lavada. El aseo llegó mientras yo seguía en la casa de los Luján y por eso todas se dieron cuenta de que no dormí en la habitación como siempre. Y Giulia no pararía de instigarme para saber la verdad, mejor decírselo de una vez, además, ¿Con quién más lo podría hablar? -Le agradecí por el agua, me vestí y me fui de ahí- ella blanqueó los ojos. -No me creo que no lo hablaran. ¿Sabes lo que es? Agni es uno de los hombres más codiciados de la ciudad- Abrió los ojos y le sonreí un poco. -También es un hombre comprometido, Giu- le recordé y bufó sentándose en mi cama. -Elizabeth y él son inseparables. Creo que se conocen desde niños- afirmó- Es como un amor de esos planificados a se