Eliza POV
Conner golpeó la puerta y la abrió antes de que ella pudiera responder, se quedó mirándola. —Desayuno —murmuró él y se dio la vuelta y se fue. Parecía esperar que ella lo siguiera, parecía tomar después de su padre.
Ella caminó detrás de él, él llevaba un par de vaqueros oscuros y una camiseta blanca que le quedaba ajustada en todos sus músculos, necesitaba una talla más grande, pensó distraídamente mientras lo seguía, llevaba una mochila colgada de un hombro. Iba a algún lugar, pensó, probablemente al gimnasio, obviamente hacía mucho ejercicio.
Subió las escaleras, trotó todo el camino sin detenerse en cinco tramos completos, ni siquiera se molestó en ver si ella lo seguía o no. Lo vio saludar a otros y tres se pusieron a su lado. Todos la miraron.
—Eliza —él agitó la mano en su dirección general mientras giraba hacia el siguiente tramo de escaleras.
Todos le sonrieron.
—Hola —todos dijeron al mismo tiempo.
—Hola —ella asintió, notó que ellos también estaban vestidos como él y todos llevaban mochilas. —¿A dónde van todos ustedes? —preguntó por curiosidad.
—A la universidad —le respondió uno de ellos.
Ella frunció el ceño ante ellos, pero lo dejó pasar, debían estar tomando clases adicionales. ¿Quién sabe? Era el desayuno más extraño que había comido nunca. Bueno, la comida estaba deliciosa, pero el lugar para comer era raro. Había montones de personas allá abajo, era un comedor enorme, por lo que podía decir. Su madre le sonrió directamente, sin Logan, lo notó mientras miraba a su alrededor.
—Logan tuvo que atender una llamada telefónica, se disculpa por no estar aquí para tu primera comida real.
Dudaba de eso, probablemente simplemente no quería estar cerca de ella. Su madre la condujo a lo largo de un enorme buffet y le dijo que tomara lo que quisiera. Tomó huevos escalfados en pan turco con tocino y una taza de café. Aunque vio a muchos otros llenando sus platos con grandes cantidades de comida.
Se sentó y comió y miró a su alrededor. Todos aquí parecían hacer ejercicio e incluso algunas de las mujeres y chicas que vio llevaban ropa de gimnasio tenían abdominales definidos, se sintió un poco fuera de forma en comparación con ellas. No era lo que ella consideraría gorda en absoluto. Tenía lo que ella pensaba que era un buen cuerpo, siempre recibía cumplidos por sus curvas. Pero no era súper delgada ni musculosa como esas chicas.
—Te acostumbrarás, todos comen así aquí —se rió su madre. —A mí también me llevó un tiempo acostumbrarme —Miró el plato de su madre, no estaba lleno como los otros, pero era más de lo que ella normalmente comería.
Aunque eso no fue lo más extraño del desayuno, fue cuando Logan entró en la habitación, todo el lugar quedó casi en silencio. Luego anunció:
—A todos, me gustaría presentarles a Eliza, la hija de Brittney —Agitó la mano en su dirección y sintió cómo los ojos de casi todos se posaban en ella. —Ella estará quedándose con nosotros en el futuro previsible, háganla sentir bienvenida.
¿Futuro previsible? Eso no era lo que ella quería, aunque no lo dijo en voz alta, pensó que era mejor así. Simplemente levantó la mano en saludo cuando parecía que debía hacer algo. Luego todos volvieron a comer. ¿Cómo podía un hombre hacer que toda una habitación se callara cuando entraba? Lo olvidó.
Pasó el día paseando con su madre. Vio cómo Conner y sus amigos se subían a un todoterreno Lexus tan llamativo como el de su padre y se iban, supuso que iban a la universidad.
Observó cómo todos sonreían y hablaban con su madre, la llamaban por su nombre. Todos parecían saber quién era ella. Le preguntó cómo sabían todos quién era ella, la miraron.
—Te dije que esta es una comunidad muy unida, todos se conocen —respondió su madre.
La llevaron al lago, era agradable, y su madre le pidió que no se aventurara a salir de noche. Aquí vivían algunos animales salvajes, principalmente lobos. Ella asintió, realmente no le importaba, le gustaba estar al aire libre, había visto lobos en la naturaleza antes con su padre. Sabía que no era prudente meterse con ellos.
El lago era realmente bonito, era el primer lugar en el que se veía a sí misma yendo y sentándose, incluso nadando, aunque todavía iba a intentar ir a Italia. Aún no entendía por qué de repente no podía ir.
Le planteó eso a su madre mientras regresaban del centro comercial, solo para que le dijeran que Logan dijo:
—Es demasiado lejos, demasiado peligroso para que una chica joven vaya a estudiar al extranjero —Era una tontería.
—Entonces, ¿puedo tener mis fondos universitarios de vuelta? Algo de ese dinero es mío de hecho, no todo era de papá, y lo diste sin mi permiso.
—Eliza, Logan va a hacer un buen uso de eso, recibirás una asignación, ya lo hemos discutido, solo necesitas que lleguen tus nuevas tarjetas de crédito, eso es todo.
—Eso es todo. Ese dinero era mío y ahora es solo de él. ¿También le diste la casa de papá?
—Eliza.
—No, ¿lo hiciste? ¿Le diste todo lo que tú y papá tenían?
—Él es muy bueno con el dinero, lo que teníamos era una minucia para él.
—Dios mío, lo hiciste. ¿Verdad? —Ella jadeó. No podía creerlo, su madre le había dado todo a él. ¿Qué tan tonta podía ser? Si este matrimonio no funcionaba, no tendría nada en absoluto. Estaría arruinada y desamparada, ni siquiera tendría a dónde ir.
—Eliza, nuestra vida está aquí ahora, ya no necesitamos nada de eso.
—Si vende el coche de papá o se deshace de él, rayaré todos los coches que tenga —Eliza murmuró un poco enojada ahora.
—Eliza —Su madre jadeó. —No harás tal cosa.
—Te juro que lo haré —Le espetó —Ese es mi coche y tengo derecho a algo que era de mi padre. El hecho de que lo hayas olvidado no significa que yo lo haya olvidado —Le gritó a su madre y se fue enfadada por el camino. La mujer no era su madre, aún actuaba como ella a veces, pero había perdido por completo la razón por este hombre.
Encontró su propio camino de regreso al edificio de apartamentos y se dirigió a su habitación. No le quedaba nada más que lo que estaba en esta habitación. Se dio cuenta de que eso era todo. Toda su vida en tres maletas, y una de ellas eran libros. Se dejó caer en el sofá y sacó su portátil, vio que aparecía la red Wi-Fi y se conectó a ella, esperaba que hubiera alguna contraseña, pero no la había. Supuso que era una ventaja mientras iniciaba sesión y revisaba sus correos electrónicos, encontró esa carta de aceptación de su retiro de la Universidad de Bolonia, Italia, y casi lloró al leerla.
Logan había cancelado su admisión, en realidad iba a obligarla a quedarse aquí en este lugar. Una parte de ella había pensado que su madre estaba bromeando, pero ahí estaba, en blanco y n***o. Ahora, ¿qué se suponía que debía hacer con su vida? Había trabajado malditamente duro para conseguir esa aceptación, incluso había logrado conseguir una vivienda en el campus.
Llamó a Cordi y se lo contó. Cordi tampoco podía creerlo. Le dijo:
—Chica, tienes 18 años, simplemente súbete a un autobús y vuelve aquí, ¿qué pueden hacer realmente?
—No lo sé, es muy raro aquí, y les dije que no quería venir. Ya sabes que me metieron en el coche y me obligaron a venir. ¿Y si ese hombre simplemente envía a alguien a buscarme? —Y ella no lo descartaría.
—¿Te sientes segura, Eliza?
Lo pensó, realmente lo pensó. No le había pasado nada malo, no se sentía insegura. Simplemente no le gustaba aquí.
—Supongo que sí —Suspiró.
—¿Tienes tu propio lugar, dijiste?
—Lo tengo, tan lejos de mamá que parece que él está tratando de mantenernos separadas. No quiere que me acerque a él o a ella. No me gusta él.
—Suena como un verdadero tonto.
—Lo es —Murmuró.
—Podría ir allí con algunas de las chicas y pasar el rato. Todas estamos de vacaciones de verano.
—Es una comunidad cerrada, tendría que pedir permiso.
—Entonces ve y pregunta. Seguramente tu padrastro no espera que simplemente renuncies a toda tu vida en un abrir y cerrar de ojos.
—Lo espera, mamá le dio todo, se lo firmó todo. No queda nada.
—¿Está loca?
—Creo que sí, Cordi. O tal vez todo este lugar es una maldita secta y ella quedó atrapada en ella, atrapada por él. Es muy raro aquí.
—Ve y pregunta, iremos. Tal vez podamos sacarte de allí.
Ni siquiera sabía dónde estaba todo, ni cómo encontrar a su supuesto padrastro. Caminó por la planta baja mirando las cosas. Este lugar lo tenía todo y había adolescentes por todas partes, aunque la mayoría solo la miraba y luego se daba la vuelta.
—Bienvenida, mi trasero —pensó, a estas personas, claramente no les gustaban los recién llegados.
Terminó llamando a su madre para averiguar dónde estaba, en la oficina de Logan, le dijeron. —Y ¿dónde está eso? —tuvo que preguntar. Le habían dicho que nunca fuera allí, pero no dónde estaba.
Escuchó cómo su madre se reía.
—Oh, cariño está en la planta baja. Te encontraré junto a la entrada.
Se dirigió allí y encontró a su madre y a Logan esperándola. Él la miraba frunciendo el ceño, qué sorpresa, solo parecía sonreírle a su madre, probablemente feliz de haberla convencido de darle todo lo que poseía.
—Eliza, tengo entendido que tienes algunas preocupaciones sobre cómo manejo los fondos de tu madre —dijo él.
—Tengo preocupaciones de que ella te haya dado mi dinero y ahora no tengo nada —murmuró ella.
—Si quieres eso de vuelta, te escribiré un cheque.
—Prefiero que hagas una transferencia bancaria en este momento. No voy a depender de ti.
Vio cómo su ceño se abultaba aún más.
—Ahora eres parte de esta familia, y he organizado que tengas acceso a fondos ilimitados, joven señorita. Sólo tomará uno o dos días para que lleguen las tarjetas —dijo.
—¿El coche de mi padre?
—En camino, no lo vendí —le espetó. Podía ver que estaba enojado. Obviamente, su madre le había contado su conversación. No le gustaba que lo cuestionaran en absoluto. Acostumbrado a que la gente hiciera lo que él les decía. —Dame tus datos bancarios, te lo enviaré de inmediato. ¿Cuánto de ese dinero era tuyo?
—Todo. Eran mis fondos universitarios, para que yo pudiera estudiar en el extranjer.
—Bueno, ahora puedes estudiar aquí.
—No quiero. Quiero...
—Basta ya, Eliza. Lo que quieres y lo que sucederá serán dos cosas muy diferentes a partir de ahora. Mi mundo es muy diferente al tuyo, se necesitará un período de adaptación para estar aquí.
Lo miró fijamente.
—Entonces déjame irme y regresar a California. Puedo quedarme con Cordi, ya que mamá todo te lo dio a ti y ya no tengo un hogar al que regresar.
Vio su enojo ahora, lo vio respirar y tratar de calmarse.
—Como dije, se requerirá un período de adaptación. Yo manejo las cosas de manera un poco diferente a lo que estás acostumbrada. Esta actitud tuya debe cesar. Tu madre y yo estamos casados ahora. Debes darle una oportunidad a esto aquí.
—Ni siquiera quería venir aquí, deberías haberme dejado allá para ir al extranjero a estudiar, entonces no estarías recibiendo mi actitud ahora, ¿verdad? —le respondió.
—Voy a escribirte un cheque antes de perder la paciencia, y créeme Eliza, no quieres verme enojado —Lo vio alejarse pisando fuerte y entrar en una habitación.
—Eliza, por favor, ¿solo dame unos días?
—¿Cuánto es un par de días para ti? Te metieron en una secta y ahora estoy malditamente atrapada aquí. Deberías haberme dejado fuera de esto.
Vio cómo los ojos de su madre se abrían ante la palabra secta.
—Cariño, no es eso.
—Entonces, ¿qué diablos más se supone que es, casarse con un extraño y darle todo lo que tenemos y vivir aquí, no se me permite tener lo que quiero? Simplemente me lo dijo: Lo que quieres y lo que sucederá son dos cosas diferentes —Repitió las palabras de Logan a su madre.
—Por favor, también fue un ajuste para mí. Por favor, solo dale el verano. Si no quieres estar aquí después de eso, te encontraré un lugar agradable en el campus universitario.
—Oh, en serio, ¿en la universidad de dónde? Acabo de recibir la aceptación de mi retiro de la universidad. Logan lo echó, recuerda.
Viendo a su madre suspirar.
—El, él solo piensa que deberías estudiar aquí, eso es todo, no estar tan lejos.
—¿Por qué, para que pueda ser absorbida por este culto como tú?
—Basta —Era Logan y estaba enojado. No solo podía escucharlo, sino también sentirlo.
Se volvió, lo miró y dio un paso atrás mientras él se acercaba, se retrocedió cuando se acercó hacia ella, escuchó a su madre llamarlo. Encontró su mano en su muñeca en un agarre fuerte, deteniéndola, impidiéndole retroceder más.
—Tu dinero, Eliza, ve a cobrarlo, comprueba por ti misma que no quiero el dinero de tu madre —Le dio un cheque y le quitó la mano, tomó a su madre del brazo y dijo —Mi oficina.
Miró hacia abajo su muñeca cuando la puerta se cerró con un fuerte golpe con su madre y Logan al otro lado, una marca rojiza de mano alrededor de su muñeca. Iba a dejar un moretón y lo sabía, todavía le dolía aunque ya no la estuviera tocando. Movió sus ojos hacia el cheque. Coincidía con la cantidad en su fondo universitario.
Se volvió y salió del edificio de apartamentos. No había visto un banco aquí para cobrarlo, se alejó caminando hacia el pequeño pueblo, le preguntó a alguien si había un banco aquí para cobrar un cheque. La mujer negó con la cabeza y dijo:
—No, tendrás que ir a Logan para eso.
—Acabo de recibir un cheque de Logan —Frunció el ceño.
—No Logan Greystone, me refiero a la ciudad de Logan. Está a unos 40 minutos en coche desde aquí.
—Oh, gracias —Asintió hacia la mujer.
Suspiró, tenía que haber un autobús o algo así, miró su reloj, apenas eran las 2 pm y se dirigió hacia la carretera principal por la que habían llegado. El hombre en el portal la miró, —¿Puedo ayudarte?
—Sí, déjame salir —preguntó.
—¿Puedo preguntar por qué? —preguntó él.
—Porque quiero salir.
—Necesitas un coche para llegar a cualquier lugar desde aquí, ¿verdad Eliza?
—Así es. Mi coche aún no ha llegado. Entonces, tomaré el autobús. Estoy segura de que hay uno.
—¿Logan sabe que vas a salir? —Le miró con ira.
—¿Por qué necesito su permiso para irme? —exclamó.
—Es una regla para los recién llegados —afirmó él.
—Entonces, estoy encerrada —murmuró y se dio la vuelta y se alejó. Sacó su teléfono y llamó a Cordi mientras caminaba.
—No puedo salir, el guardia de la puerta no me deja. Los recién llegados necesitan permiso.
—Eso no es bueno, Eliza.
—Dime algo que no sepa —murmuró. —No sé qué hacer, Cordi —Se detuvo en el camino y se sentó en el suelo, se apoyó en un árbol y suspiró. —¿Cómo demonios se dejó llevar mi madre por esta mierda?
—No lo sé, Eliza. ¿Qué quieres que haga? Si no puedes salir. No creo que nos dejen entrar.
—De acuerdo —murmuró. —Tal vez tenga que intentar salir sigilosamente durante la noche. No voy a quedarme aquí, maldita sea, Cordi.
—Bueno, si logras salir, avísame dónde estás, iré por ti.
—Gracias —Cerró la llamada y miró a su alrededor, aquí había muchas montañas, una hora en coche desde aquí hasta Logan. Buscó en Google cuánto tiempo le llevaría caminar desde su posición actual hasta Logan. Y gimió al ver que eran unas 10 horas de camino y de noche en un área que no conocía. Tal vez debería pedir un coche para ir a Logan a cobrar ese cheque. Si no rebotaba, claro está.
Se levantó. Primero necesitaba encontrar una forma de salir de esta comunidad cerrada, se adentró en el bosque detrás de ella, encontró a un hombre paseando, la miró fijamente cuando intentaba pasar junto a él y él la detuvo.
—¿Puedo ayudarte?
—No, solo estoy paseando —comentó y trató de pasar, pero la detuvo nuevamente.
—Lo siento, esto es la frontera de la comunidad, es mejor que des la vuelta, señorita.
Miró a su alrededor, no había una cerca aquí, estaba en la frontera, ni siquiera sabía que estaba cerca. Solo presumía que cerrado significaba completamente rodeado por una cerca. Esto era una buena noticia para ella, eso significaba que podía salir sigilosamente durante la noche. Aunque no iba a poder llevar mucho con ella, había venido con maletas, no con mochilas.
—Gracias, no lo sabía —Le sonrió amigablemente y se dio vuelta y volvió por donde había venido. Pasó la tarde deambulando por el bosque, la devolvieron varias veces en diferentes lugares, solo se rió un poco cada vez y dijo:
—Oops, lo siento, no me di cuenta.
Ya era de noche cuando regresó al complejo de apartamentos y encontró a una docena de personas paradas alrededor. Todos se volvieron y la miraron fijamente.
Vio a Logan y a Conner entre ellos.
—¿Dónde has estado? —Logan le preguntó.
—Explorando, ¿o acaso no me permiten vagar? —preguntó, sabía que no se le permitía irse. Ya se lo habían dicho. Él le había dado ese cheque, pero en este momento no tenía forma de ir a cobrarlo. Él lo sabía cuando se lo dio. Probablemente por eso lo había escrito, realmente no le importaba que lo cobrara porque no podía hacerlo.
—Por supuesto que puedes, pero después del anochecer hay muchos animales peligrosos, estábamos a punto de enviar un equipo de búsqueda para ti.
—No te molestes. Me gusta el bosque y estar afuera por las noches no me asusta. Mi padre siempre me llevaba de acampada y a hacer senderismo. Podríamos tardar dos días en llegar a un buen lugar para acampar —Pasó por delante de todos ellos.
—Eliza, no quiero que pasees por el bosque de noche.
—Así como no quieres que me vaya tampoco —murmuró para sí misma, entrando por la puerta del complejo de apartamentos. Había sido un día largo y estaba cansada y hambrienta. —Oh Logan, me gustaría tener una cerradura en mi puerta. Parece que no tiene una —Se giró y lo miró fijamente.
Lo vio parpadear un poco sorprendido por su solicitud, pensó ella.
—De acuerdo, no creo que sea necesario, pero si lo deseas.
—Lo deseo —Lo afirmó tajantemente. —Me sentiría más segura teniendo una —Luego se dio la vuelta y se marchó. En algún momento iba a necesitar una, pensó. Había escuchado suficiente sobre los cultos como para saber que las jóvenes no siempre estaban seguras dentro de ellos.
—Estás completamente segura aquí, Eliza —Le gritó él mientras ella se alejaba.
—Dudo eso —Murmuró para sí misma mientras subía las escaleras. ¿Cómo puede un lugar del que no puedes salir hacerte sentir seguro? Subió los cinco pisos de escaleras y bajó a su habitación, encontró a un hombre poniendo una cerradura en su puerta. Eso fue rápido, pensó.
Él sonrió y le hizo un gesto con la cabeza.
—Será una entrada con tarjeta magnética, como en un hotel señorita.
—De acuerdo —Asintió. Le llevó sólo una hora configurarlo y mostrarle cómo funcionaba. No hizo ni siquiera ruido, solo tocó la tarjeta en el panel y la puerta se desbloqueó para que ella la abriera. Le agradeció y él se fue minutos después de recoger sus cosas.