Punto de vista de Natasha
Llevo más de 20 minutos discutiendo con Black porque no quiero que un maquillador o un diseñador para que me mimen.
—¡Entiende que voy a maquillarme y elegir mi outfit SOLA!— casi le grito, y juro que si tuviera algo a mano le cortaría el cuello, pero las brochas de maquillaje no son la mejor opción para tal placer.
—No puedo arriesgarme a coger del brazo a un payaso cuando entremos en una habitación con las mujeres más bellas del mundo.
De repente mi autoestima se vuelve loca, como si me estuvieran haciendo un electrocardiograma, no sé si debería alegrarme por el hecho de que me considere una mujer digna de ir a tal lugar o estar triste porque no alcanzaré el dedo meñique de esas mujeres.
—Wow, nada de malas palabras, silencio por más de 30 segundos, ¡¿tienes fiebre?!— Se dirige a mí con palabras irónicas y disgustadas.
—Estaba pensando en cómo fui elegida por la persona más exigente del planeta. ¡¿Debería considerarme afortunada porque, entre tantas mujeres, tuve la mala suerte de conocerte?!
Sus ojos se vuelven fríos y su ira se acumula con bastante rapidez. Siento que esa mirada azul me congela, yo también me convierto en una capa de hielo con él. Sabía desde el principio que no había tomado la decisión correcta, pero al ser obligada por el pasado a mantener este trabajo no tenía otra opción. Pero la mirada que me da y la forma en que me hace sentir tan insegura, me hace sentir tan inestable. Me escapé el detalle este hombre totalmente desconocido.
—Por favor sal de la habitación, tengo que prepararme
Viene hacia mí con zancadas grandes y amenazadoras, pero no me muevo, por mucho que mi autoestima se haya vuelto loca, no me dejaré intimidar por un hombre como él. Se acerca a mi cara y tengo que levantar la vista para hacer contacto visual. Te juro que por un momento vi en ese mar azul el infierno, pero eso nunca me impedirá querer conquistar, aunque sea por un momento, ese lugar lleno de llamas y pecados.
—¡Será mejor que no me decepciones y seas la más bonita de esa habitación, o la primera bala que salga del arma tendrá tu nombre!— Me gruñe, lo único que no sabe es que tengo más opciones que me intimiden que eso. Enfrenté el infierno una vez y salí victoriosa.
—¡Espero que mi lápida este grabada en diamantes por todos los momentos que tuve que aguantar contigo!
Me empuja, y este gesto sólo me enoja más, pero hasta que pueda dirigirme a él nuevamente, otra réplica sale de la habitación.
Ni siquiera 2 minutos después de la repentina partida de Black, Chris aparece en la habitación. Me mira raro, pero no le presto atención, empiezo a maquillarme para esta maravillosa velada.
—¡No sé qué le hiciste, pero hacía mucho que no lo veía tan nervioso!— La voz de Chris me despierta de mi sueño, y me da curiosidad por saber más sobre este hombre y qué pasará esta noche.
—Eso significa que cumplo perfectamente mis deberes como esposa.
—Natasha, no juegues con él, destruiría a un ser como tú en menos de un segundo, y eso es sólo por una palabra mal lanzada— me giro hacia él por completo, y le hablo lo más seriamente que puedo.
—Me destruí en el momento en que acepté este trato— digo, y mi conciencia me aprueba, si tuviera otra manera, nunca hubiera aceptado, pero como la vida es impredecible y te reserva lo inesperado, sólo puedo decir que no creo poder soportar a otro hombre después de que termine este juego.
Sigo preparándome en silencio, sin que ninguno de nosotros haga ruido. Después de aproximadamente una hora, el maquillaje está listo, al igual que el conjunto. Un vestido azul oscuro, arriba de la rodilla con media palma, y un cinturón en el medio que define perfectamente mi pequeña cintura, un par de zapatos con tacones color crema a juego con el cinturón, y el maquillaje no muy pesado. pero acentuando lo suficiente mis rasgos, mi cabello está suelto y dejado a su suerte, haciéndome parecer una diosa de belleza. Salgo del baño y hago una pirueta frente a Chris, quien aprueba con vehemencia mi elección.
—Sólo hay una cosa que quiero decirte, aunque he visto lo testaruda que puedes ser... Mientras estés allí, escúchalo y haz lo que él te diga, porque el mundo exterior es peligroso para una chica con tantos activos como tú.
Por más orgullosa que esté, sigo su consejo al pie de la letra y prometo que lo seguiré, porque sé que no fui traída aquí para sufrir daño, sino para ayudar a ese hombre arrogante e ingrato.
Chris me lleva a la sala de estar, donde Black está hablando por teléfono y dando todo tipo de directivas. Cuando nuestras miradas se encuentran, simplemente me quedo de piedra, la mirada fría, sin un ápice de contento que él tiene, me hace pensar que el espejo de mi habitación estaba sucio. Hace un gesto hacia la puerta y me dirijo lentamente hacia la salida y luego hacia el coche. Giré a la derecha y él estaba detrás del volante, y durante todo el camino, que me pareció muy largo, no dijo una palabra. Estaciona el auto y antes de que me baje me habla.
—No te apartes de mi lado, no importa lo que necesites, dime si quieres ir al baño, si quieres fumar, ir al bar, pero estarás en un lugar donde pueda verte— Estaba a punto de hablar, pero me interrumpe— ¡No quiero que te conviertas en la puta de ningún hombre por aquí!
Simplemente escucho sus palabras, y de repente ya no siento la necesidad de hablar, solo lo escucho, pero como los milagros no duran mucho, su última declaración me hace girar 180 grados.
—¡Y trata de no hablar demasiado!
—¡Te lo dije desde el principio, que si algo no me parece, no me callo!
Se sonroja por la furia y casi me arrastra fuera del auto.
Entramos al restaurante y reina el lujo y la opulencia. Black me tira suavemente detrás de él, hasta llegar a una mesa con las personas más feas del planeta, la malicia y lo diabólico se pueden leer en sus rostros, y puedo jurar que veo lo mismo en el rostro de Black cuando se enoja. Mujeres hermosas se sientan a la derecha de cada uno de estos hombres, y puedo decir con la mano en el corazón que soy la más fea aquí. Analizo a cada una de ellas por separado y solo puedo leer en sus ojos miedo y sumisión, algo que no encuentran en mí. No tengo miedo y ni siquiera estamos hablando de obediencia.
En el momento en que Black me presenta como su futura esposa, todas las miradas se posan en mí. Algunos lo admiran, especialmente a los hombres. Me estudian de pies a cabeza, y lo único que puedo leer en sus rostros es admiración y envidia... envidia de que su rival me tenga. De las mujeres tengo el mismo sentimiento, envidia, sé que no soy una mujer fea, pero sus reacciones parecen ponerme en un pedestal, y eso solo puede enorgullecer a Black, quien puso una sonrisa de millones en su rostro.
—¡Qué puedo decir, como siempre, la pieza de resistencia es tuya, Black!— habla un hombre de más de 50 años, pero qué es mejor que un chico de 18. Este hombre me besa la mano galantemente y dice— Mira, eres la atracción de la noche, no es de extrañar que Black nos haya hecho esperar tanto para conocerte, ¡te mereces todos los retrasos, hermosa señora Black!