Capítulo 2

1954 Words
Querido lector, la peor parte del castigo de mi padre no fue que me obligara a trabajar, aunque admito que es horroroso; o que me enviara al mismo infierno, una ciudad con sensación térmica permanente superior a 35 grados centígrados es la puerta del mismo. Pero lo que enloquece es que me tocará todo sola, sin ningún tipo de servicio o asistente y el peor de los problemas, recortará mi dinero, así que si quería tener cosas debía usar el dinero producido por mí, mi sueldo, él no me iba a enviar nada durante este tiempo, que fatalidad, así que adivinen a quien le toco hacer sus propias cosas por algunos meses, pues a mí, nada más que a mí, mis pobres uñas casi no sobreviven a la experiencia y las manos estaban volviéndose tan ásperas como lijas, sin contar que realmente no sabía hacer nada, no sabía ni lavar un plato. Así que el primer día de trabajo llegó y un sonido molestó interrumpe mi sueño, la alarma del Iphone repiquetea una y otra vez, un zumbido que se metía en mi cerebro y no me dejaba pensar logrando que abriera los ojos de madrugada, la nueva hora de despertar 7:00am. Como puedo salgo de la cama, pero cuando voy camino al baño recuerdo algo importante, no tengo a nadie que me ayude con las cosas de la casa, y puedo contratarla solo cuando el hotel que tengo asignado produzca algo de dinero, ahora estoy solo en la parte de inversión, mi padre dice que por lo menos no me tocó empezar de ceros, que él hizo la parte más difícil, buscar los inversionistas, casi puedo escuchar el discurso en mi cabeza. Él construyó el hotel en un lugar apetecido por los turistas según los expertos y hacen todo el papeleo incómodo, a mí solo me tocará contratar al personal para trabajar, preparar la inauguración y producir dinero, hasta lograr mi primer millón, pero de dólares. Yo sé muy bien cómo gastarlos, pero está es la primera vez que yo debo producirlos. Me arrastró por la ciudad hasta llegar al hotel y aunque el camino no es largo extraño a los choferes de mi padre, me hubiesen traído hasta aquí en cuestión de segundos, miro el reloj y apenas son las 9:00am y no puedo creer el calor que está haciendo, sudo a mares, el maquillaje está corrido, el cabello pegado a mi cuerpo, sin embargo llegue ilesa a mi oficina, ahora debo pensar en la fiesta de inauguración, lo que más amo en mi vida: las fiestas. Empiezo a organizar la lista de invitados, ¿cuál de mis amigas y amigos voy a invitar?, necesito lo mejor de lo mejor para que todos quieran dejar acá sus dólares, como dicen en la película de Trolls, la fiesta más grande y alocada de la historia, o algo así, amé esa película y busco algo de su música mientras pienso, me siento como Poppy y ojalá no lleguen los bertenos ese día a devorarnos. Es extraño que Carlos no haya llegado, creía que era puntual, ya revisaré ese detalle. Estoy juiciosa trabajando cuando mi amiga Ivy me sorprende llamando. - Blue, me acabo de enterar de tú extradición, tú hermano me informó ayer que nos encontramos en Eleven Madison Park, al parecer estaba esperando a su cita. - Ivy, por favor ahórrate esos detalles, ¿Qué quieres saber? ¿Qué tan fuerte es el castigo de mi padre esta vez? – digo enojada. - No te pongas así Blue, solo quería saber cuándo volvías, hasta cuando vas a seguirle la apuesta a tu padre. - Hasta qué alcance el primer millón de dólares. - ¿Te demoras mucho para eso? – pregunta con su voz estridente. - No lo sé Ivy, no lo sé, yo solo se gastar dinero, es la primera vez qué lo voy a producir-. Digo desesperada. - Corrección mi pequeño saltamontes, lo que ganabas como modelo también cuenta como producir tu propio dinero, y creó qué si revisas probablemente ya te has ganado tú primer millón de dólares, así que es cuestión que hables con tu contador y revises el tema, lo malo es que así cómo entró, seguramente salió para fiestas y algo más, y conociendo a tu padre como lo conocemos, no lo tomará en cuenta. - Ivy si no vas a llamar para nada productivo, mejor ahórrate tus palabras-. Manifestó pensativa. - Hice pensar a la maravillosa Blue Golman, espero verte pronto, en quince días hay una fiesta maravillosa, si decides volar te doy las coordenadas, sino, mejor me guardo toda la información para que no te vuelvas loca. - Ivy tengo mucho que hacer por favor hablamos luego. Terminó la llamada pero la duda queda en mi cabeza, nunca pensé en el modelaje cómo un trabajo, era solo diversión, así cómo posar en las revistas o colaborar en alguna película, solo era diversión, al punto que todo el dinero lo despilfarre, tomó el celular y llamó al contador, Jefrey quién tiene tanto tiempo trabajando con mi padre que es parte oficinal de los activos de la familia. - Jefrey, me podrías enviar de forma urgente un informe detallado de todo lo que gané el último año siendo modelo, también todo lo que gaste y en que lo bote, si es que tienes esos datos. - señorita, me faltan algunos datos de lo que se gastó pero en unos minutos se lo envió a su correo. Me quedó viendo la pantalla del celular con la boca ligeramente abierta a espera que entre el correo electrónico, odio que Ivy me haga pensar, me genera mucha duda y cuando no tengo certeza de algo ataca la ansiedad, y más si es posible que otro tenga la razón, sólo yo puedo tenerla, a la única persona que le permito tener más poder que yo, es a mi padre y a veces a mi hermano. Un sonido avisa que un nuevo correo a llegado, no sé porque pero por un momento los nervios se apoderan de mí y cuándo eso sucede se me da por hacer saltos pequeños y ridículos, y efectivamente Ivy tenía razón, maldigo para mis adentros por lejos produje más de un millón de dólares pero me gasté el doble en el mismo lapso de tiempo, sin embargo, esto se considera como una prueba de que puedo producir la cantidad dinero que yo decida. Sigo bajando el Excel para revisar los gastos y me da pena el solo verlo, todos mis números en rojo son fiestas de todos los colores e intensidades, alquiler de aviones y viajes a lugares paradisiacos, lo bueno es que lo disfrute al máximo, lo malo es que no le pude demostrar a mi padre antes que podía producir dinero haciendo lo que amo y soy experta: sonriendo y viéndome linda. - Hola padre-. Aunque se lo que probablemente piense mi padre, lo intentó. - No esperaba tu llamada tan rápido, pensé que ibas a estar enojada conmigo unos días más. - Padre, créeme que lo estoy, pero te llamó solo para una cosa, ya me gané mi primer millón de dólares. - Y como es eso hija, ya tienes todas la habitaciones llenas y te pagaron por adelantado - No padre, solo que el año pasado como modelo hice mucho más que el millón de dólares- le reenvió el correo y cruzó los dedos, esperando que me dé permiso para volver a New York. Se hace silencio, escucho su respiración mientras seguramente revisa los números con cautela mientras yo me como las uñas. - Hija esto no vale, porque de este millón no te quedó nada, además la apuesta es clara, con el hotel debes producirlos y luego de pagos a tus trabajadores y proveedores; pero eres mayor de edad y si quieres puedes renunciar a todo e irte a vivir como desees. - ¿Puedo renunciar? - Claro que sí, pero olvídate de mí, de las tarjetas de crédito y de mi apoyo económico y quizás hasta de una parte de la herencia, tendrás que trabajar todo el tiempo por tu cuenta, tú eliges. - Está bien padre, yo ratificó que aceptó la apuesta, ahora déjame trabajar. La frustración se apodera de mí, estoy enojada y triste a la vez, porqué no me di cuenta de ello antes pude haber evitado el castigo, podría estar ahora en algún lugar tomando el sol, pero no, estoy aquí haciendo algo que nunca he hecho, trabajar y con este clima, tomando el sol al mismo tiempo. Tomó el celular y llamó a Carlos, pero en vez de hablarle le ladró que se presente ante mí ya. - Señorita Blue, en que le puedo colaborar -. Dice Carlos asomando la cara por la puerta. - Porqué no te has presentado a trabajar, son las 11am y he estado todo el día sola. - Señorita, mi función es dirigir algunas cosas del hotel y de la infraestructura, para que todo este perfecto el día de la inauguración. - Pensé que eras mi asistente. - No señorita, no lo soy, - A partir de hoy eres mi asistente, contrata otra persona que haga eso, y ahora tengo que algo que organizar, una gran fiesta. El se ríe para luego darme una explicación que no me gusta. – señorita, de esas contrataciones se debe encargar usted, no es mi función. - Grrrrr, porqué nadie me puede ayudar con cosas tan sencillas, todo yo, ya me siento como cenicienta, solo falta que me toque limpiar el piso-. Gritó con toda la frustración. Él se retira dejando sola con mi enojo, mientras desenredo algo de lo que estoy viviendo, no entiendo nada de lo que tengo que hacer. El resto del día se fue en ello, hasta que no pude más y busqué a Carlos, quien me explico todo lo que necesitaba saber y respondió mis preguntas. Pero mi primer día de trabajo no había llegado a su fin, ahora debía hacer cosas de adultos, y acá entre nos también de pobres, tenía que hacer mercado para empezar a preparar mi propia comida, con tanta grasa que cocinan aquí al finalizar el año seguramente abre alcanzado el millón de dólares, pero también unos 20 kilos más. Me dirijo sola a la tienda y caminó pasillo tras pasillo con el carrito igual de vacío, al final decido por unas cervezas, panes, enlatados, cereales y mi panza ruge del hambre. Cuando llegó al apartamento me enfrento a cocinar por primera vez en mi vida, en la cocina hay algunos aparatos que no sé cómo, intento hacer un sándwich pero tarde me doy cuenta que no traje ingredientes, las lágrimas corren por mi cara, el desesperó se apodera de mí, mientras el hambre avisa que sino como algo productivo en este momento mi cuerpo va a entrar en huelga permanente, y sin pensarlo estoy marcando el número de Carlos. - Carlos, no sé cómo cocinar, no sé qué hacer y mi padre no se puede enterar que me rendí y terminé comiendo algo fuera. - Tranquila señorita, en un rato estoy con usted. Media hora después el timbre sonó y Carlos llego con una bolsa llena de comida y nos pusimos a cocinar, me dio a probar cosas raras como patacón y suero junto con la carne, es comida de aquí, un tanto exótica, pero deliciosa y lo que más odio, llena de grasa, para luego sentarnos a conversar en el balcón acompañados de una cerveza, la vista y la brisa del mar me relajan un poco, realmente me siento inútil, acabó de terminar mi primer día oficial de trabajo y no produje ni medio centavo, pero por lo menos no morí de hambre.
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