El secreto de Blue

¿Quieres conocer mi secreto? Mi nombre es Blue Golman y si alguien puede dar fe de lo rápido que cambia la vida en un año, aun para eventos en los que creemos estar preparados, esa soy yo. Hace poco más de dos años terminé en la prestigiosa escuela de negocios de la universidad de Harvard, fueron cuatro años maravillosos, aun no sé cómo mantenía altas calificaciones y mi figura esbelta a pesar que mis noches estaban llenas de botellas de vino, wiski, cerveza, libros y hamburguesas grasientas baratas, junto con Candy e Ivy hicimos de cuatro años un eternos carnaval, fueron años maravillosos, ¿quieres saber porque? Porque estaba lejos de mi padre, el estricto, billonario, maravilloso, apuesto, inteligente, filantrópico señor Jacob Golman, sinceramente de esos apelativos solo puedo dar fe a dos de ellos, lo estricto y billonario, lo demás es solo para aparentar ante las cámaras que constantemente nos siguen. A este punto seguramente me preguntaras por mi madre, la bondadosa, querida, filantrópica, tierna señora Caroline Golman, es tan bondadosa que cuando cumplí 18 años y por fin entre a la universidad solo me dijo una frase: - no quedes embarazada, si lo haces aborta, y cuídate del Sida-. Ella ama a mi padre y las joyas, el spa, los vuelos privados en nuestro propio avión, las vacaciones en el exterior, el chofer y lo mejor de todo el servicio. Cuando mis padres se unieron no fue por amor, no, no, no, fue porque necesitaban unir fortunas, en ese momento solo eran millonarios simples, con la inteligencia de mi padre para hacer dinero y la habilidad de mi madre para crear lazos comerciales, crearon un imperio hotelero en todo el mundo HyG, pero sinceramente lo único bueno de la unión de esos dos, aparte de mí, obviamente, fue mi querido hermano mayor Benjamin, el genio, el mejor estudiante del mundo, mi amigo, confidente y fiel compañero de aventuras, solo nos llevamos un año de diferencia y casi que cumplimos para la misma fecha, así que él siempre ha estado conmigo, y fuimos afortunadamente a la misma universidad, por lo que siempre que me rompían el corazón o la resaca no me dejaba ni leer, él estaba para salvarme la vida. Pero preguntaras porque leer todo esto, si lo que te trajo hasta aquí fue conocer mi secreto, pero es que antes de poder contarlo, tienes que entender algunas cosas de mí, porque de lo contrario el secreto no tendría contexto y seguramente no lo entenderías, y eso sería lo más aburrido, no entender el chisme que te están contando. El día del grado mi orgulloso padre, me regalo un apartamento pequeño de apenas 200mt2 en la zona de Park Avenue y sin personas de servicio, yo quería algo más grande y con servicio, pero me dijo que no estaba lista, que ese me lo daba cuando hiciera el primer millón de dólares, tal como mi hermano lo acababa de lograr, ¡en un año! Apenas terminó la universidad y ya logró su primer millón de dólares. A la mañana siguiente de mi grado mi padre me citó a su oficina, su secretaria me había citado con una semana de antelación y momentos antes de la hora agendada me llamo para confirmar la cita, ella sabía que no tenía nada más agendado; aún recuerdo muy bien ese día, me dolía la cabeza por la resaca de celebración de la noche anterior y no tuve más opción que levantarme, mover mi hermoso culo, bañarme, vestirme y subir al carro que mi padre o más bien su secretaria me había enviado, mi padre no sería nada sin esa señora. Marie, la secretaria de mi padre, me hizo seguir apenas llegue, ya iba tarde y no queríamos hacer enojar al maravilloso señor Jacob Golman - Mi querida Blue, ayer celebramos tu grado, pero hoy es momento de tomar decisiones. - ¿decisiones? - Si hija mía, ¿qué cargo dentro de la empresa quieres? - ¿trabajar? - Si hija, es hora que decidas, en que quieres trabajar aquí conmigo o crear algo nuevo, tu hermano decidió probar suerte con otras cosas mientras se prepara para heredar su parte a la vez que se prepara para ser el mejor y tu hija mía, ¿Qué quieres? - ¿Qué quiero yo? - Hija por favor despierta, ¿Qué creías?, que los años de Harvard eran solo para que te fueras a divertir, no hija, era el primer paso para esto. – recuerdo que lo dijo en un tono inusualmente conciliador, y eso viniendo de él, asusta y mucho, me sentí como uno de sus pares en este mundo de los negocios o peor, uno de sus oponentes. - Padre, aún no he pensado en eso. - Entonces ¿cuándo lo vas a pensar? - No sé, yo estaba pensando que quería hacer un reality como las Kardashian. - ¿Qué acabas de decir? - ¡No lo sé padre! No he pensado en nada, no soy mi hermano que tenía la vida planeada desde que terminó la preparatoria, yo sólo quiero una cosa - ¿Y que es esa cosa? - Descansar - ¿Descansar de qué? Llevas descansado toda tu afortunada y acomodada vida, sabes cuantos deben trabajar para pagar sus estudios, casi todos los habitantes de este maldito planeta, y a ti, a ti te toco fácil, de que quieres descansar. - De estudiar, llevo estudiando desde los cuatro años acabe de cumplir veintidós antes de graduarme, llevo 18 años estudiando. - Por lo menos sé que sabes matemáticas, no he botado la plata en vano. Entonces negociemos, ¿qué quieres hacer?, pero no me hables como si tu cerebro hubiese sido reemplazado por una nuez. - Padre un año sabático, permiteme por un año ser la socialité que siempre he soñado, ir a las grandes fiestas, usar vestidos elegantes, presentar eventos, viajar por el mundo apareciendo en revistas, modelando. Me acuerdo que veía como su cerebro movía los engranajes, sé que lo estaba pensando y también sé que estaba pensando que tanto ganaría, porque él no haría una jugada para perder. - Acepto, te dejo un año ser la socialité que siempre has soñado, pero con una condición, vivirás bajo mi techo todo ese tiempo, tu propio apartamento esta cancelado. - ¿El servicio me podrá seguir atendiendo? - Sí, claro, pero bajo mis reglas. Me puse de pie y estreche su mano, como se cierran los buenos tratos, o eso pensé yo, que estaba haciendo un buen negocio, al día siguiente me estaba preparando para subir a una pasarela de Victoria's Secret, la hermosa Blue Golman se pondrá las alas otra vez, para mí no había puerta cerrada, al menos que mi padre me hiciera el favor de ponerle pasador, llave y olvidarse de donde la dejó. Fué un año asombroso, pero debo confesar que solo recuerdo un porcentaje de todo los eventos a los que fui, si, a la fecha no recuerdo como logré terminar la universidad entre botellas y libros, casi un año sabático descomunal, viajes a donde quería, tuve tanto sexo que no me acuerdo quienes fueron, mujeres y hombres, solos y acompañados, lo disfrute de principio a fin, solo había una regla que siempre cumplí, nada de drogas, ¿Por qué? Haz visto las fotos de las mujeres que se drogan, son horrorosas, se vuelven horribles y no hay cirugía que valga, no más mira como quedo Amanda Bynes, eso no entra a mi cuerpo hermoso, pero si el alcohol a montones. Mi padre no interfirió con mi casi año, igual estaba poco en casa, siempre estaba en algún avión viajando o despertando en la cama de algún afair, fue apoteósico, no me puedo quejar de las pasarelas que pisé, los vestidos hermosos que usé, los programas de televisión en los que fui invitada, las portadas que protagonicé, la verdad podría llevarme horas narrándote ese año, pero debo concentrarme en el punto importante. Pero como todo lo bueno se acaba, y más si eres hija de Jacob Golman, una mañana que llegue a New York, después de varias semanas sin estar bajo el mismo techo de mis padres, la cabeza me hacía ¡boooooom! Ante el más mínimo sonido amenazaba con romperse, y los clap, clap, clap, de las pisadas se sentían como si la bomba atómica estuviera en mi cabeza. Y debo aclarar que la servidumbre de mi padre es de la más silenciosa. Esa mañana mi padre llego como alma que lleva el viento ¿o era el diablo?, no recuerdo la frase, pero sí sé que llegó en la mano con la última revista de chisme, no me fijé cual era, pero si recuerdo una foto mia en Ibiza besándome con medio mundo, esa fiesta, aun la recuerdo y se me plasma una sonrisa en los labios, cuanto me gustaría volver, pero el rostro de mi padre estaba rojo de ira, creo que le iba a dar alguna de esas cosas que le da a la gente en el corazón antes de morirse, así que en ese momento no pude sonreír. - Blue Golman, me puedes decir que es esto. – dice lanzándome la revista abierta a la cama. - Una revista padre. - Eso ya lo sé, pero mira las malditas fotos, te di un año sabático para que fueras lo que sea que quisieras hacer no productivo, pero no para que te besaras con medio mundo, ¡El sida y las ETS existen! Aclaro que para mi padre lo único productivo, es lo que produce millones de dólares, de lo contrario estás perdiendo el tiempo. - Calma padre, fué solo una pequeña fiesta y esas fotos son viejas. - Y por eso tenías que besarte con todos, ¿sabes qué? el año sabático terminó, faltan 2 meses, tenía pensado dejarte hasta el invierno, pero se acabó, este año no hay vacaciones de verano, mañana mismo empiezas a trabajar y donde yo decida, mis reglas a partir de ahora. Por cierto, ¿eres homosexual? – dice esto último bajando la voz. - No padre, no soy homosexual - Es que como no haz traído novio a la casa y con estas fotos… - No padre, créeme que no, solo me divierto. - Entonces la diversión se acabó. – sentenció desesperado. Y sale haciendo vibrar mi cabeza con el portazo que pegó, al punto que creo que me quedé sin una parte de mis neuronas ese día, la resaca se pasó y el miedo se apodero de mí, trabajar, eso jamás. Me tomé dos advil para el dolor de cabeza y corrí a buscarlo, pero ya había salido, llamé a su oficina y Marie me dijo que estaba ocupado y no tenía disponibilidad en su agenda hasta dentro de tres días, fueron los tres días mas estresantes, agotadores y aburridos de mi vida, bueno, después vinieron otros, pero en ese momento lo pensé así. Decidí no tomar ni salir a ningún lugar, el celular quería estallar de todas las invitaciones, pero debía jugarme bien la estrategia con mi padre, con él es como los negocios, si logro convérselo es trato cerrado, de lo contrario inténtelo nuevamente dentro de un siglo, con suerte, y si mi padre es tan bondadoso de volver a dar una cita. Esa mañana me puse un traje de oficina, n***o con tacones altos, cabello recogido en coleta alta y llegué a la oficina sobria y en perfecta condiciones. - Padre vengo a negociar. - No señorita, ya le di muchas oportunidades, así que mis reglas a partir de ahora. Respire profundo y asentí, ya sabía que había empezado perdiendo la discusión. Así que acepté escuchar sus términos. - Hija te voy a ofrecer el mejor de los tratos, acabamos de inaugurar varios hoteles en todo el mundo, yo voy a escoger uno de ellos, y tu reto será que ganes el primer millón de dólares, si lo logras, pagare tu vida de socialité y podrás besarte con todos los que quieras de fiesta en fiesta, con la única condición que no traigas un sida; si no logras el millón de dólares despídete de esa vida alocada, mi dinero, mis reglas. Lo pensé, le di vueltas a la propuesta, sabía que había una trampa en algún lugar, pero no la ví y si la ví, la ignoré, pero lo que si sabía en ese momento, es que era el mejor trato que podía ofrecerme. - Solo una condición más, te debes mantener sobria, sino vas a rehabilitación, o como es que le dicen ahora, retiro voluntario o algo así. - Está bien padre, acepto y a donde me piensas mandar. - Aun no lo sé, pero en un momento lo sabremos. - Marie, dime el nombre de alguno de los últimos hoteles que hemos construido, los que están sin inaugurar. - Un momento señor y busco la lista. - Solo dime el primer nombre que se te ocurra, no necesito información específica. - Sí señor, un hotel en una ciudad que tiene un nombre raro, Cartagena Columbia, perdón, Colombia. – dijo ella en tono dudoso. - Listo hija, tenemos destino. - Por favor, un pasaje para Blue sin tiquete de regreso a esa ciudad lo más pronto posible. - Sí señor, ya mismo le confirmo. - Padre y mi fiesta de cumpleaños 23, ya tengo todo planeado. - Cancelada por este año. Y así fue como mi vida cambió radicalmente, en ese instante deje de ser Blue la socialité para ser la señorita Blue Golman, la jefe, debía administrar un hotel, en una ciudad que no conocía y hacer algo que no tenía ni las más remota idea de cómo se hacía. - Vamos hija no es tan grave, es solo un año en un pueblo perdido pero que según los socios e inversionistas pueden generar mucho dinero, así que tal vez la tengas fácil. - Marie, que idioma hablan en ese lugar. - Español señor - Si vez, es español, tú lo hablas perfectamente, no en vano te pague cinco idiomas a ti y tu hermano habla siete, así que no creo que tengas problemas con ello. - Está bien padre, acepto el reto, pero por lo menos dame algunas comodidades. - No vas a vivir en el hotel, así que no tendrás servidumbre, tendrás un apartamento pequeño, voy a procurar que por lo menos sea frente al mar, ya te daré los detalles antes de viajar. Y así fue como perdí la negociación con mi padre, dos días después estaba aterrizando en una ciudad calurosa, donde el sol parecía que no tenía clemencia, con un papelito en mi mano con un nombre, Carlos Andrés Rodríguez Pérez, sería mi asistente una vez llegará a la ciudad, padre no me dejo traer a nadie de mi confianza, todo aquí seria desdé cero, de milagro me dejó mi nombre para poder ser la jefe. Aun recuerdo la cara de mi hermano, se burló por horas de mi desgracia. - Eso te pasa por no hacer las cosas como yo, en silencio. - Pero yo no tengo la culpa que los paparazzi se enamoren de mí. - Pero los paparazzi no tienen la culpa que te guste estar mostrándote en todos los lugares y besándote con todos. - Pero era mi año sabático - Pero se acabó, te prometo ir a visitar a tu cárcel de máxima seguridad muy pronto, buena suerte hermanita. Y después de su abrazo traicionero me empujo a la sala de espera del aeropuerto, mi primer vuelo comercial en toda la vida y en clase económica, apesta, la gente está pegada a ti, no puedes moverte a ningún lugar, que tristeza mi vida. Estába de pie en la puerta de salida esperando que alguien se apiadara de mí y me matará de una buena vez, dicen que los índices de inseguridad de este lado del mundo son altos, pero para mi desgracia seguía viva, no podía volar a otra parte del mundo, por una parte mi padre lo sabría y por la otra, no podía darme el lujo de perder frente a él, un millón de dólares en un año, lo lograré y con creces. Un hombre alto, con su piel bronceada, cabello liso castaño, ojos cafés claro y linda sonrisa, se acerca a mí con un cartel en mano y hablado perfectamente el inglés. - Señorita Blue, mucho gusto Carlos Andrés. Y tuvo el descaro de tenderme su mano sucia y sudorosa, yo me puse las gafas de sol y obviamente se la deje tendida. - Por favor llévame a dónde sea que vaya a vivir, este calor apesta y apenas es marzo. - Señorita, aquí este clima es permanente, menos en épocas de lluvia, en ese momento tenemos tormentas. - dice con la risa atrapada en boca. Veo mi celular marcado 35grados centígrados, les juro que en ese momento roge por mi muerte o por lo menos algo grave que me regresara a la comodidad de New York, pero nada paso, debía vivir un año dentro de ese horno. Subimos al carro del hotel y fue horrible, hacia tanto calor que juro que podía derretirme, hasta que prendió el aire acondicionado, llegamos por fin al apartamento que mi padre alquiló y si me quejaba del piso que me había regalado, este era del tamaño de mi antigua habitación, pero por lo menos cumplió con su parte del trato, estaba frente al mar. - ¿A qué hora pasaras por mi cada mañana? - Señorita, la instrucción es que vaya sola. - ¿Estoy muy lejos? - No señorita, hoy tengo la instrucción de mostrarle la ciudad y como moverse en ella, bueno realmente es solo la zona en la que se movería, y por favor no salga del perímetro. - Por lo menos me darán carro, ¿cierto? - No señorita, no está en las instrucciones. No podría ser peor, me toca ir caminando a trabajar, yo solo caminaba como deporte o para ir a comprar ropa, pero no para movilizarme, caminamos por las calles del pueblito, no le vi nada de ciudad, si tenía algunos edificios, carros y esas cosas, pero nada más, no tenía el olor de las grandes urbes del mundo, pero debo confesar que me pareció un lugar encantador, tenía algo que me hacía sentir en calma. El hotel estaba en una zona de la ciudad vieja, y yo estaba viviendo un edificio fuera de ella, en el camino Carlos me contaba historias de piratas, de guerras, al parecer fue una de las ciudades más importantes de la época colonial, y se nota en las pequeñas calles y hermosas casas, rodeadas de murallas. El hotel es hermoso, es un antiguo claustro modificado, es fresco y relajante, se escucha el sonido del mar al tiempo de pequeños pájaros, me enseño cada uno de sus pasillos y habitaciones, faltaban dos meses para ser inaugurado, por lo que yo debía entrevistar y contratar a la mayoría del personal, la única persona que mi padre a contratado es Carlos, las demás personas que revolotean por el lugar son los de la construcción que una vez le reciba el hotel se irán y empezará mi gestión, un año a partir de hoy para hacer un millón de dólares, así que debo apurar la fiesta de inauguración, porque es real, ahora yo soy la jefe. - Señorita Blue Golman, bienvenida a su oficina.