Querido lector, mi estadía en casa no fue nada agradable, desde que subí al avión hasta el momento que volví llorando a los brazos de Carlos fué una tensión tras otra, aunque debo confesar que también coseche algo positivo. Si mi estancia en New York fuese película, seria de terror o una de esas de cine independiente con el final abierto dónde todos salen llorando del cine, hubo de todo, acusaciones, peleas, un funeral, lágrimas y por último una reconciliación con confesión. Pero bueno, vamos por partes. Después de la revelación de mi hermano contrario a lo que pensábamos que mi padre iba a hacer un gran escándalo, fue silencio total no dijo nada, nos pidió que lo dejáramos solo, con ese sin sabor en el cuerpo nos fuimos a dormir. El celular no paraba de sonar, todos querían saber lo que