Mama por favor estoy bien, solo sácame de aquí- apartó a su madre con la mano sana y trató de sentarse en la cama del hospital-. Ya es bastante vergonzoso que me hicieran usar esta bata con corrientes de aire. Su madre se cruzó de brazos. - No tienes nada de qué avergonzarte. Mucha gente no puede soportar ver sangre. - ¿Y se desmayan golpeándose la cabeza con el cubo de la basura? - Bueno, fue una suerte que lo hubiera, te amortiguó la caída. La cabeza de Janet comenzó a palpitar de nuevo y se recostó en la cama. - Sí, fue una suerte- murmuró. - Vamos- dijo su madre, acariciando su cabello-. Te sentirás mejor una vez que Emily te traiga tu Coca-Cola light. Janet suspiró, sintiéndose de repente herida y con un poco de pena por sí misma. ¿Quién sabe qué pensó el chef Milton de su peq
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