Capítulo 1 La traición de una esposa.

1600 Words
Capítulo 1 La traición de una esposa. Expectante por lo todo que estaba pasando y el cambio de los acontecimientos en esta noche, Rosina miraba fijamente su hermoso rostro mientras permanecía parada entre las piernas de Teo, el cual estaba sentado en la cama con las piernas abiertas a la vez que la miraba también a ella. Algo había en la mirada de él que llenó el corazón de Rosina de una especie de sentimiento extraño, algo que sumado a la tención del momento la llevó a posar la palma de su mano sobre la mejilla de él. Mejilla que no era bien rasurada desde hace días, exactamente desde el momento en el que se fue de su casa para terminar en ese hotel, que si bien era uno de los mejores de la ciudad, no era su maldita casa en la que había vivido con su esposa desde que estos se habían casado. -¿Teo? Preguntó ella con una voz tan sensual que si hubiera querido hacerla de seguro no lo habría logrado. El momento hizo que saliera de ella esa voz con tanta sensualidad que no pudo pasar desapercibida para él. -¿Mmm? Dijo él mientras la miraba embobado, sin saber que esperar de ella y de lo que estaban haciendo. Parecía un niño confundido desde hace unos minutos, algo que ella jamás había visto, cosa que personalmente a Rosina le encantó en su estado de ebriedad. -No digas nada. Solo déjate llevar. Después de decir eso en ese tono por demás sensual, Rosina se aguachó solo un poco para posar sus labios en la mejilla de él, la cual no acariciaba con su mano. Depositó suaves besos en ella y luego se acercó muy sutilmente a los labios de él, los cuales estaban entreabiertos por las sensaciones que despertaba la tierna boca de ella en su cuerpo. De pronto ambos estaban besándose apasionadamente, algo que antes habrían creído imposible si alguien se los hubiera dicho, pero un momento donde todo era confuso por un poco de alcohol los llevo a esto. Acalorados por el beso, el cual era demasiado fogoso e intenso, acabó con ella sentada sobre él, a ahorcajadas, frotándose sobre su entrepierna para lograr la mayor fricción posible que claramente era consentida por él, puesto que tenía las manos sobre el trasero de ella y la ayudaba con cada movimiento intensificándolo cada vez más. Cada beso, cada toque lo llevó a tumbarse sobre la cama y dar rienda suelta a algo que jamás hubieran creído. ... En un día como cualquier otro para Rosina, esta se levantó temprano, a eso de las nueve de la mañana, y se preparó para salir con sus amigas de shopping, pues habían visto una cartera nueva que había salido y ella la quería en su enorme colección. La vida de ella era sobre todo banal, no había nada importante que tuviera que hacer, puesto que no quiso seguir la universidad. No había querido prepararse para ser una profesional en el mundo de negocios en el cual sus padres se movían, para ella lo mejor era ir de compras, salir con amigas e ir a fiestas, no había nada interesante. Desde muy chica había sido por demás caprichosa, pues sus padres la malcriaban demasiado, ya que era su única hija, pero no se daban cuenta de que lo que estaban haciendo era un mal para ella. Recién ahora, cuando ella estaba por cumplir los veinte años, se daban cuenta de que habían hecho de su hija una buena para nada. Si bien Rosina es una chica muy inteligente, la cual había terminado todos sus estudios primarios y secundarios con excelentes notas, a esta jamás la veías con un libro en la mano o haciendo tarea en la casa. Ella no hacía esas cosas y, sin embargo, aprobaba cada examen con diez, debido a esto sus padres no se preocupaban tanto por pedirle que se esforzara un poco más, ellos pensaron que con el talento que tenía ella podría lograr una carrera profesional sin ningún tipo de esfuerzo. Contrario a lo que ellos creyeron a ella poco le importaba todo esto, pues sus padres tenían mucho dinero y no era que necesitara salir a trabajar y ganarse el pan de cada día, por lo que no quiso continuar sus estudios, además las carreras que sus padres le propusieron hacer era una más aburrida que la otra. A todo esto se le sumaba la otra persona importante en la vida de ella, Teo, quien era su padrino y uno de los culpables también de que ella fuera así. Era uno de los mayores encargados de mimarla en toda su infancia, cosa que ella quería, cosa que ella tenía, incluso la ponía por delante de su esposa. A Rosina no le agradaba nada Juliana, la esposa de Teo, por lo que en cada ocasión, incluso desde antes de que ellos se casaran, hacía pequeños comentarios para molestarla y trataba de llamar la atención de Teo a como diera lugar. Esto ocasionaba muchas fricciones entre la pareja, puesto que ella siempre se quejaba de que él prefería a la niña antes que a ella, y sí eran celos infundados en ese momento, pues lo que Rosina quería era la atención de su querido padrino que de pronto mostraba interés por esta mujer la cual ella creía sin chiste, ni gracia. Aunque Teo veía los constantes problemas en los que lo metía su ahijada, jamás le dijo nada porque le parecía gracioso el cómo su mujer se enojaba por algo sin importancia para él, debido a esto fue que Juliana de a poco empezó a tener una especie de rechazo por la niña. El rechazo que venía acumulando Juliana por Rosina era cada vez era más grande, más ahora que ella tenía diecinueve años y seguía con los mismos berrinches. Sumado a la risa de su esposo cuando ella discutía con él por ese tema, la llevó a un punto de no retorno en su relación, dejar de querer a su esposo y engañarlo. Que él no le diga su lugar por preferir a una niña que de a poco se convertía en una muy bella mujer llevó a Juliana a pensar que tal vez veía a Rosina con otros ojos. Aunque esto no era verdad, era lo que pensaba, por lo cual sin siquiera pensárselo, empezó a mantener una relación oculta con Martín, el mejor amigo Teo. Estuvieron cuatro meses sin que Teo se diera cuenta de dicha relación hasta que un día, sin ellos esperárselo, los descubrió. Una mañana en la que se devolvió del trabajo porque se había olvidado algo en la casa, le pareció muy raro ver el auto de Martín estacionado en la entrada a esas horas y mucho más al notar que la empleada que siempre abría la puerta no estaba. Después de abrir la puerta con su llave, busco a su esposa por toda la sala, pero no estaba por ningún lado allí, tampoco a su amigo, por lo que supuso que estaban en el jardín; sin embargo, como estaba apurado, directamente subió las escaleras hasta su habitación. Antes de llegar a tocar la manija de la puerta, escuchó unos ruidos extraños desde dentro que le helaron el cuerpo. No era tonto, sabía perfectamente de que eran esos ruidos, los había escuchado en muchas ocasiones cuando le hacía el amor a su esposo, pero ahora él estaba fuera de esa habitación, por lo que su corazón tembló dentro de su pecho al darse cuenta lo que estaba sucediendo. Aunque lo sabía, necesitaba pruebas, no iba a darse la vuelta y hacer como si nada hubiera pasado, no, él necesitaba ver con sus propios ojos la traición tanto de su esposa como de su mejor amigo. Abre la puerta y se encontró con esa escena, Martín tumbado en la cama, obviamente desnudo, al igual que Juliana, con ella sentada sobre su regazo, saltando sobre este mientras gemía de placer. Unas cuantas lágrimas salieron de su ojo, de sus ojos al confirmar lo que temió desde afuera de la habitación, pero no les daría el gusto a ellos demostrarles cuánto lo habían lastimado, rápidamente se secó las lágrimas y se hizo de valor para hablar y así poder salir lo más rápido posible de allí. -Perdón no quería molestarlos, simplemente me había olvidado algo. Dijo entrando en la habitación actuando lo más tranquilo posible, causando la sorpresa en los infieles, quienes rápidamente empezaron a taparse cubriendo su desnudez y sus pecados junto con la sabana. -¡¡Teo!! Gritaron ambos a la vez asustados al verse descubiertos, sin embargo, para sorpresa de ellos, él ni siquiera los miró, se acercó hasta el sofá que estaba en la habitación, tomó su portafolio que se había olvidado esa mañana temprano y se encaminó hacia la puerta de vuelta -Por mí continúen, luego vengo por mis cosas. Esta reacción de él a Martín le tomó por sorpresa, pero Juliana solo la llenó de enojo, puesto que veía ahora que su esposo ni siquiera la veía como alguien importante para él. Entró en la habitación y la vio desnuda con su mejor amigo teniendo sexo y ni siquiera dijo nada, simplemente entró, tomó lo que necesitaba y se fue. Quiso salir corriendo detrás de él para gritarle en la cara que era un cobarde por no decir nada, pero Martín la tomó de la mano y se lo impidió. Este le decía que se calmara y ella forcejeaba para salir, cuando escucharon el auto de Teo arrancar e irse de allí.
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