Lorena.
Abro los ojos cuando oigo unos ruidos fuera de la casa, como siempre voy gateando hacia la ventana pero no veo nada, aunque los ruidos se siguen oyendo, voy a la cocina media desorientada diciéndome que los vecinos deben estar haciendo bochinche pero me llevo la sorpresa de que Aukan está a ful limpiando mi patio delantero, quedo sin saber que hacer, ¿es qué acaso está loco?.
—¿Aukan?. —secándose la frente me mira.
—Al fin mujer... Quiero unos mates.
—Pero te había dicho que no te hagas drama.
—Hace una semana me lo dijiste y paso todos los días por acá y sigue igual... No aguanto ver esto así, tenía que venir. —me friego los brazos sonriendo porque la verdad que no me lo esperaba para nada.
—¿Dulces o amargos?.
—Como los tomes, mientras sean mates los quiero.
—Ya vengo. —preparo todo rapidito y desesperada busco algo para darle de comer, pero solo tengo huevos y pan así que decido hacer huevos revueltos, meto todo en una bandeja y salgo sabiendo que mi hija va a dormir hasta más o menos una hora más—. Ya estoy. —viene a mi lado donde me siento en el suelo—. Juro que en algún momento voy a tener un hermoso juego de jardín y ahí vamos a poder comer mejor. —mis manos quedan duras porque suena a que lo estoy invitando a que venga cuando quiera.
—Suena una gran idea. —le doy un mate mientras acomodo los huevos en medio de los dos.
—No sabía que ofrecerte.
—Se ven buenos. —miro el patio en donde casi lo tiene listo.
—¿Hace mucho llegaste?.
—Unas dos horas... Son buenas para dormir.
—Cuando no trabajo le damos al ojo todo lo que podemos.
—Yo no me acostumbro... Duermo máximo seis horas.
—¿Queeeee?. —me pongo una mano en el pecho muy dramáticamente—. ¿Es que estas loco?.
—Todos me dicen lo mismo.
—¿Y qué haces?. —me devuelve el mate sirviéndose huevos—. Ósea te levantas temprano y... ¿Haces algo?.
—Ayudo en la casa... Hay animales que darles de comer, leña que picar, hacer algún arreglo, siempre hay algo que hacer.
—Pues me vendría bien alguien que haga arreglos. —asiente mirándome—. Obvio gratis no te voy a pedir que vengas... Este trabajo te lo pagaría pero no tengo plata ahora, cuando cobre te llamo y te muestro que debo hacer... No he querido preguntar porque soy nueva acá y medio que no confio en nadie.
—Yo vengo... No te hagas drama me pagas como puedas... Mientras tenga libre vengo sin problemas.
—Bien... Eso me alegra gracias. —miro mi patio en donde en sólo dos horas ya casi lo tiene listo—. ¿Cuántos años tienes?.
—Veintiuno... ¿Tú?.
—Veintisiete... ¿Y qué se te dio por policía?.
—No es que me fascina la carrera no... Lo hice por el tema de tener trabajo, y estoy en mi primer año de medicina.
—¡Wouuu que bueno!. —golpeo mis manos felicitandolo—. Mis mejores deseos para ti Aukan.
—Gracias... Hasta ahora me va bien... ¿Y tú? ¿Cómo llegaste a maestra jardinera?.
—Cuándo sali del secundario no quería estudiar porque decía que estaba cansada, y mi hermano me mandó a trabajar y ahí dije que no, que iba a estudiar y me recibí a los veinticuatro.
—Bien. —se pone medio incómodo el momento—. La nena duerme no más.
—Si, le da al ojo a ful... Donde la llevo conmigo y hago doble turno no puede dormir hasta tarde, ni siesta así que se va a tener que ir acostumbrando no más.
—Cuándo era chico mi mamá me tenía que llevar a veces con ella al trabajo porque era una bola de mañas. —lo cuenta muy divertido que me da risa—. Hasta que se cansó y me empezó a dar de cachetadas.
—¿La seño Emi?.
—La medio metro Emi... Le decimos así con mi hermano.
—Aaaa pero te las daba eh. —los dos nos reímos y el asiente.
—Chiquita pero poderosa la medio metro... Ahí lo mas bien que no tuve más mañas, se me fue todo... No lo digo por la nena sino que entiendo que eres sola y no tienes con quien dejarla, yo si tenía con quién quedarme pero lo hacía de jodido no más.
—Mi chiquita ya va a ir al jardín de verdad.
—Bueno... Voy a terminar ya que se está pasando la hora y va a llegar la hora de comer y yo no voy a tener nada listo.
—Dale, lavo esto y te ayudo.
—Buenísimo.
No sé para qué dijo buenisimo si no me deja hacer nada de fuerza, él corre todo acomodandolo y yo barriendo y juntando las bolsas o papeles que se ve que el viento ha traído pero bueno, no me quejo ya que igual es pesado donde ando agachada juntando todo lo que puedo.
Cuando Tisci se despierta entro a cambiarla y prepararle la leche, me siento en la manta que usamos como mesa a peinarla cuando entra mirando todo con asombro.
—Permis... Ya terminé, me venía a lavar las manos.
—Si pasa. —se lava las manos como puede y viene agachándose delante mio.
—¿Compramos fiambre? Así comemos algo fresco.
—No tengo plata ya te había dicho.
—¿Y yo te pedí?. —le pongo el último moño a Tisci y se para corriendo a sus brazos, Aukan la abraza sonriendo—. Hola preciosa... ¿Vamos a comprar?.
—¿Pasial? Siiiii.
—Vamos entonces. —me mira y yo muy incómoda friego mis manos—. Vamos.
—Limpiaste mi patio y encima pagas la comida... No me hace sentir bien.
—Es la que hay hermosa... Vamos no te sientas mal.
—Esta bien. —agarro una bolsa de compras y vamos al almacén—. Dejala abajo si quieres, yo la llevo caminando porque es bastante pesadita.
—La llevo no tengo drama.
—Di que no te quiere soltar. —lo envuelve con un brazo por el cuello como diciendo "es mío no lo toquen".
—No quería decirlo. —se ríe contagiandome—. Me está acogotando pero déjala no me molesta. —de reojo lo miro y me digo, ¿a dónde quiere llegar?, porque como si fuera normal para él estar con nosotras—. Lore.
—¿Eu?.
—¿Qué fiambres te gustan?.
—Todos... Me encanta el fiambre.
—¿Nos damos la mano?. —nos damos la mano riendo—. Estamos iguales porque también me encanta sólo que hago el intento de no comerlo mucho.
—Yo también o me agarra acidez.
—Pero si somos almas gemelas mujer. —me abre la puerta del almacén así entró primera—. Buenas.
—Hola Aukan. —le da un pequeño abrazo a la seño Sabri—. ¿Cómo estás hijo?.
—¿Bien y tú tía?.
—Bien gracias... Hola Lore ¿cómo estas?.
—Bien gracias.
—Tia sabes que queremos fiambres... ¿Hay?.
—El la heladera de al fondo... En la mañana la repuse y hay de lo que te gusta.
—Bien gracias. —vamos a elegir, bueno él porque me da vergüenza donde él va a pagar.
—¿Es tu tía también?.
—¿Sabri? En realidad es amiga de mi mamá y mis tías... Yo quiero este y este ¿Tú?.
—Este.
—¿Qué más?.
Al final compra muchas cosas y me digo, si pretende dejarlas en mi casa me voy a sentir muy avergonzada la verdad, espero que se las lleve todas y no deje nada.
En la casa acomodo la "mesa" y saco hielo de mi heladera nueva, bueno, la compré usada pero pude adquirirla en un solo p**o que es lo que quería, no me quiero meter en deudas interminables aunque me tenga que quedar sin un peso, primero las cosas de mi hija y si yo debo comer arroz blanco todo el mes lo hago pero al menos mi hija bien comida y con esfuerzo comprar las cosas de la casa.
—Espera preciosa. —le prepara un sanguche a Tisci que con toda la calma que a mi no me tiene lo espera a él—. Listo.
—Gacia. —me sonríe y yo no sé cómo reaccionar a esto.
—Mmmm que rico. —le sirvo gaseosa a los dos—. ¿Qué hora es?.
—La una y media.
—Bien... A las dos entro a trabajar.
—Uyyy y yo te hice trabajar toda la mañana.
—Ya te dije que no pasa nada y que ya no podía ver eso así.
—Esta bien.
—Los muebles están caros... Mi hermano se está comprando sus cosas y si que cuestan.
—Si, me compré la heladera usada en una venta que hubo hace unos días y la cocina con un colchón me los prestaron los pastores de la Iglesia... Este mes espero poder comprarme una mesa con al menos dos sillas.
—Avisame y vamos al otro pueblo... Vamos a poder encontrar cosas más económicas que acá.
—Bueno... Te aviso. —me mira fijo un buen rato—. ¿Qué pasa?.
—¿Tienes una hoja y lápiz?.
—Si. —le doy y lo veo escribir, me da la hoja mientras se para.
—Es mi número... Escribeme cuando quieras. —se agacha besando a Tisci—. Nos vemos preciosa... Nos vemos Lore, espero pueda venir a verlas más seguido... Si es que me lo permites.
—Si claro. —me da un beso en la mejilla.
—Nos vemos.
Se va dejándonos a las dos mirando la puerta, y ahí caigo en dos cosas, la primera es que las cosas que compró no se las llevó y que tiene novia, ¿cómo puedo permitirlo en mi casa?, que coma con nosotras como una familia feliz y que le de permiso a que siga viniendo, la verdad que si estoy mal y si que me va a traer problemas, no quiero eso ahora, no ahora que estoy saliendo de los problemas, más que saliendo escondiéndome pero no quiero volver a mudarme por escapar de alguien más, y me gusta este lugar y está gente. Me siento con mi hija que queda media triste, si, él también genera un sentido de seguridad y comodidad pero no es nuestro y no va a ser nuestro, miro la comida mordiendo mis labios, porque ese pensamiento si que me duele el corazón.
*****
Aukan.
Corro hacia la estación sonriendo a más no poder, la verdad que la pasé muy bien con Lore, me parece una mujer muy linda y que necesita un amigo porque está muy sola, no se habla con nadie y creo que necesita a alguien, es más que obvio que en el pueblo todos van a decir que estamos juntos pero hoy en día se puede tener amistades de diferentes sexos, soy un fiel creyente que no es necesario ser del mismo genero para ser amigos, no que si un hombre o una mujer son amigos es porque va a ver algo más, mi tío Lauti y mi tía Jaz son mejores amigos desde la infancia, aún hoy en día se abrazan, se hablan al oído hasta se sientan encima del otro o joden pero jamás vi nada raro, mi tío siempre la respeta y siempre dice, "Yo a Jaz la veo como la persona en la que mi confianza es ciega, que si le digo tengo un cadáver que deshacerme, sin preguntar me dice ¿A dónde hacemos el pozo? Ese tipo de personas se necesitan en la vida" y eso me quedó grabado a fuego y quiero una amistad así, no tengo amigos en el pueblo sólo los de mi pueblo que no los veo mucho donde estamos todos muy atareados de trabajo y ellos con hijos ya, tengo veintiuno y ni siquiera he dado un beso y uno de mis amigos ya va por su cuarto hijo y el otro va por el segundo, pero eso me tiene sin cuidado ya que no sé qué haría si tuviera un crío a esta edad, no sé como hizo mi abuelo, mi papá y hasta mis amigos que siendo tan jóvenes tener que levantarse cada mañana a romperse el lomo por sus hijos, ¿lo haría? Obvio que si, ¿Lo evitaría? A más no poder, pero si llega llega, yo creo que todos los miembros de mi familia llegaron porque llegaron pero somos muy felices entre todos y no te puedes ni siquiera imaginar que sería si uno no estuviera.
—Aukan. —miro a mi tío Fede alzando las cejas porque estaba en mi mundo pensando—. ¿Estas bien?.
—Si si, estaba pensando.
—¿En los estudios?. —está con unos papeles en las manos.
—No... Sólo pensaba nada más. —asiente no muy seguro y ahora lo va a llamar a mi papá diciéndole que estoy raro—. ¿Qué es eso?.
—Ah... Llegó un informe de la capital donde hay una mujer acá en el pueblo que está escapando de su ex golpeador. —frunzo las cejas por eso—. Está en juicio el tema así que ella está en un estado de protección, debemos pasar seguido por su casa y ahora voy a pasar a dejarle mi número personal por cualquier situación que se presente que tenga que ver con su ex. —me da los papeles en donde sale el pedido—. Es la maestra de Ayen.
—Si. —leo el nombre de Lorena ahí escrito—. La conozco y se me hacia raro todo, ya me imaginaba una situación así.
—Bien... No la pongamos en alerta sino que respire tranquila, pero nosotros debemos estar pendiente de ella.
—Bien. —tiene razón, no hay que ponerla alerta ya mucho debe estar alerta y traumatizada—. Me voy a dar varias vueltas por su casa.
—Bueno ya me voy.
—Buen día. —me río de Adolfo que es un policía veterano que ya está por jubilarse.
—¿Dijiste buen día?. —mi tio niega parándose—. Dios mio que bagancia cargas viejo.
—Aaajjj... Déjame en paz pendejo que ya vas a llegar a mi edad y te quiero ver como estés.
—Mmmm Dios me libre. —me sale la risa de golpe por eso—. Me voy o no llego a ningún lado pero por mi mujercita que se le pelan los cables.
—Besos a la tía.
—Seguro que va a estar esperándote.
—A la noche me pego una pasada o la mami también se me enoja.
—¿Y la medio metro?.
—Me va a sacudir... Esa si que es diabólica. —se va y Adolfo se estira.
—Mierda que tengo fiaka.
—Voy a dar una ronda así me pongo al día.
—Si claro. —refunfuña cada vez que debe hacer papelerío—. Estoy cagado de sueño y me dejas esto.
—Siempre tienes sueño... Deja de quejarte un poco que ya querría yo llegar como tú a tu edad... Y encima jubilarte.
Salgo a dar una vuelta caminando así tardo más en volver a la comisaría y se me pasa más rápido el día, y porque sirve como ejercicio, hago estos recorridos tres veces en los turnos de la mañana y la tarde, cuando me toca de noche salgo en el patrullero o si mis tios me ven caminando no me dan más los turnos nocturnos y si que los necesito, porque al ir rotando se gana más plata y más en las noches, por eso Leo y Fede lo hacen porque aunque tienen otros trabajos y mi abuelo les manda carne deben ganar más ingresos, Fede está agrandado su casa, Leo está renovando así que necesitan más plata y siempre me dicen, "Los hijos son caros" y si que lo sé, toda la vida vi como mis papás hacían malabares para darnos de comer, educación, salud y vestirnos, muchas veces podían pasar hasta un año entero sin comprarse un par de zapatos pero con mis hermanos teníamos todo lo que precisamos, no sé de lujos ni cosas caras pero cuando empecé a trabajar me gustó recibir mi plata y comprarme lo que se me ocurriera, también vi el alivio económico cuando Likan se independizó y luego yo, vivo en la casa de mis abuelos pero colaboro cada mes, no compro nada pero la mitad de mi sueldo se lo doy a mi mamá y ella ahí lo administra y compra lo que se vaya necesitando, y también ayudo en el campo como todos lo hacemos, así que sí, hago los nocturnos y agarro todas las horas extras posibles para ahorrar y comprarme una camioneta, no pido una nueva ni mucho menos último modelo sino algo que soporte las calles del campo. La entrada a nuestra granja está en perfecto estado ya que mis tíos a cada tanto lo acomodan pero las demás calles son un desastre, aún más cuando quiero ir a ver a mis amigos.
—OAAAAAAA... OOAAAAAA. —me giro viendo a Tisci que corre hacia mi con sus brasitos abiertos.
—HOLAAAA. —troto hacia ella pero termino corriendo cuando cae desparramada, la alza apretándola a mi—. Uy princesa.
—Huele mi... Huele mucho.
—Dejame ver. —la siento en mi rodilla y le miro las de ella donde está con vestido y también miro sus manos—. Sólo te raspaste... Ya pasa.
—Pero si está nena va a terminar toda lastimada. —le beso la cabeza limpiándole las lágrimas—. Sólo te raspaste, nana nana. —la miro sonriendo así como estamos, en cuclillas los dos y mirándonos fijo.
—¿Salieron a pasear?.
—De hecho íbamos a dejarte unas cosas. —le da una bolsita de papel a Tisci que la agarra apretándola a ella—. Hija daselo a Aukan. —la paro y ahí me tiende la bolsa.
—Paaa ti.
—¿Y qué es?. —sé que comida porque huele riquisimo.
—Mia... Mia... —esta casi arriba mio mirando mientras abro la bolsa intentando de no romperla mucho, cuando logro ver, son rosquitas con glace—. Mmmm iko.
—¡Woouuuu! ¿De verdad son para mi?. —asiente sonriendo y yo me inclino dándole un beso en la mejilla a Lore—. Gracias, me encantan las rosquitas.
—De nada... Me quedé pensando en que fuiste a la mañana a la casa y no has alcanzado a comprar nada para la merienda y no te llevaste ni una galletita.
—Las compré para ustedes no me iba a llevar nada. —corto un pedazo para Tisci que la recibe más que feliz, me como el otro pedazo cerrando los ojos de los buenas que estan—. Te pasaste Lore, están espectaculares.
—Gracias. —se pone roja y yo me río mirando la fijo—. ¿Qué pasa?.
—¿Con qué?.
—Que me miras tanto.
—Solo te miro. —sonrío porque su sonrojo la hace ver muy tierna, es una mujer bellísima, no tiene un cuerpo escultural ni nada parecido pero a mis ojos es un mujerón, más ahora que me enteré de lo valiente que fue en escapar—. Eres muy hermosa Lorena.
—No digas eso, no es verdad para nada.
—Pues para mi eres hermosa. —me giro al oir un auto que pasa—. Bueno... Debo irme a trabajar o las personas empiezan a hablar.
—Bien... Te dejamos entonces. —la lleno de besos a Tisci que está toda babeada y pegoteada por el azucar.
—Chao preciosa, nos vemos. —nos enderezamos y ahí me inclino a darle un beso a ella—. Nos vemos preciosa... Tienes mi número escribeme.
—Si.
.
.