Capítulo 5

3429 Words
Lorena. Me muevo por la mesada preparando la comida que Likan trajo, trajo un pollo asado y unas ensaladas así que estoy trozando el pollo en una asadera mientras los oigo jugar, Aukan se ríe a cacajadas y mi hija le habla sin parar. —Bueno... Vayan acomodando las cosas así comemos. —Si. —pongo los dos platos que tengo, uno mio y uno para mi hija. —Perdón pero tengo todo para dos. —Usemos el mismo plato. —pongo las ensaladas y él nos sirve gaseosa a los tres—. Ahí está hermosa. —Tisci se pone a comer enseguida y sin hacer mañas cuando a mi me hace terrible show para comer cualquier cosa—. Acá hay gaseosa... Pero come primero. —Tienes cancha con los chicos. —Mi familia es muy grande. —se inclina a sacar pollo y se hace un sanguche—. Tengo muchos primos... Varios son tus alumnos creo. —Siiii. —recuerdo su apellido por Ayen—. Mira, ni cuenta me había dado, ni siquiera lo relacioné. —Todos nos conocen acá en el pueblo como los Indios. —¿Indios?. —Si... Mi abuelo es nativo. —no para de comer, se ve que tenía mucha hambre—. Mi abuela es Blanca y le hace honor al nombre porque es más blanca que un papel y super rubia. —¿De verdad?. —lo imito al comer y le pongo ensalada a Tisci que le gusta. —Sip... Tengo seis tios y veinticinco primos hasta ahora. —¿Veinticinco? Si que es grande tu familia. —Enorme pero seguro se agranda aún más... Mi hermano mayor ya se juntó. —le pone más comida a Tisci y se hace otro sanguche—. Mi primo Ankatu ya es papá... Mi tío más joven quiere más hijos y seguro los otros igual. —Chuuu... Yo cuando tuve a Tisci la pensé mucho si volvía a tener otro hijo. —¿No te gustaría?. —me mira fijo como si me lo estuviera proponiendo, bueno, es mi sensación. —Tal vez en unos años... ¿Tú?. —También la pienso mucho... Es que es muy caro. —me sale la risa a borbotones donde no me esperaba eso—. ¿O me lo vas a negar?. —No no... Tienes razón es muy caro. —me limpio las lágrimas de tanto reir. —¿Viste lo que valen los pañales?. —debe comprar pañales para sus primos porque sino no tengo idea de cómo es que sabe eso—. Me gustaría tener mi casa y al menos unos muebles. —¿Y acá es dificil acceder a una casa?. —Si... Pero debe ser como en todos lados, es más, está casa la andaba viendo pero me ganaste. —El realidad mi hermano te ganó. —y es verdad, él la compró y me mandó para acá—. Y te entiendo, es hermosa está casa sólo que estaba abandonada, pero unos arreglos y pintura va a ser preciosa. —Si... Yo te ayudo sólo avisame que es lo que quieres hacer... ¿De qué color pintarias por ejemplo?. —Acá en el comedor un verde agua bien suave. Le cuento todos mis planes para la casa y me da sus opiniones o que quedaría mejor y lo dejo archivado porque son buenísimas sus ideas y creo que le voy a pedir que venga a decirme que es lo que piensa cuando haga una reforma, primero debo juntar el dinero y buscar a alguien que me haga los trabajos, así que en unos meses más va a ser pero si no lo planifico no va a pasar, siempre pensé en eso. Arrodillada, más bien gateando me acerco a Aukan que tiene a Tisci dormida en brazos porque parece que no existo cuando él está cerca porque sólo con él quiere estar, la agarro dándole un besito. —La voy a acostar. —Dale. —la llevo al colchón y le saco las zapatillas y el pantaloncito—. ¿Hola?. —miro hacia atrás cuando lo oigo hablar, voy a ver y está juntando las cosas mientras habla por teléfono—. Ya voy... Vine a comer donde una chica. —abro gigante los ojos y me sonríe giñandome un ojo—. Ya estoy saliendo no jodas viejo... Nos vemos... —corta y termina de alzar lo que teníamos en el suelo—. Mi papá que quería saber que pasaba que no llegaba. —¿Vives muy lejos?. —En el campo... Y pensaba que había roto la camioneta. —se acomoda la ropa y apunta la puerta—. Me tengo que ir, ya es tarde. —Si. —lo acompaño y mis nervios son muchos porque no sé que va a pasar—. Nos vemos entonces. —A las seis de la tarde las vengo a buscar. —Bien... Vamos a estar listas. —mira mis labios mientras se muerde los de él. —Nos vemos mañana. —se acerca y me da un beso en la mejilla muy suave que me llego a temblar. —Si... Mañana. .............................. Ansiosa reviso las cajas buscando que ponerme, no tengo nada más que un jean, una calza y un joggin y nada más, llorando de bronca me pongo el jean y una camisita que me compré hace unos días pero me da bronca porque es mi primer cita con Aukan y me hubiera gustado ir con un vestido ya que los días están hermosos, unas sandalias pero a penas y tengo zapatillas, así que me dan ganas de mandarle mensaje que no voy nada pero cuando estoy escribiéndole me retracto diciéndome que debo ir así no me quedo mal después también, ni siquiera maquillaje tengo, espero que mi economía mejore así puedo empezar a comprarme mis cosas de mujer que me encantan. A mi hija le pongo un vestidito y su sandalias normales diarias que se las pongo a diario pero debo comprarle zapatillas o botitas para ahora el invierno, así que todo pensamiento de comprarme alguna cosa para mi queda en la basura porque ella necesita calzado, medias, cancanes y hasta una campera porque no tengo nada. —VOOOYYYY. —corro a la puerta con Tisci atrás gritando creyendo que la estoy dejando parece—. Para hija no grites voy a ver la puerta. —la agarro en brazos antes de abrir la puerta, sonrío al ver a Aukan—. Buenas. —¿Qué pasó princesa?. —le estira los brazos apretándolo por el cuello cuando él la agarra. —Ya casi estamos. —Dale. —agarro mi celular más que nada para sacarle fotos a Tisci porque tengo el número de Aukan no más, mi hermano me llama debes en cuando pero me lo sé de memoria su número—. Pero si están hermosas. —No mientas, es lo mejor que tenemos. —Pero si quería una cita con ropa de lujo no te invito. —me hace reír por las tonteras que dice para hacerme sentir bien y si que lo logra—. Estan preciosas. —Gracias. —agarro la camperita finita de Tisci que es la única que tiene y una mantita por las dudas, la mochila de ella y ya estamos listas para irnos. —Mis bellas damas suban a la carroza que está que se manda abajo. —me río con ganas de lo que dice. —Gracias príncipe. —Mejor dime Mi Rey. —me pasa a la nena que no quiere soltarlo. —Pero un poco hija, debes venir conmigo. —¿Y si me subo y ahí te la paso?. —Mejor porque no va a soltarte. —lo veo rodear la camioneta y mi hija apretándolo con todas sus fuerzas. —Bien. —la sienta en sus piernas mirándola—. Debes ir con mamá princesa. —me mira como dudando. —Ven hija o Aukan no puede manejar. —Agarrala. —me la pasa muy triste y no lo deja de mirar—. Ya vamos a llegar y te agarro princesa. Vamos charlando cualquier cosa, la verdad que no me resulta incómodo estar con él, me transmite paz y confianza cosa que hace tiempo no sentía, aún de mi propio hermano desconfío a veces, no de que le va a decir a Jorge donde estamos sino que de golpe y porrazo ya no me va a llamar más y me va a decir que no quiere saber más nada de mi porque lo tengo cansado de los problemas, cosa que nunca le llevé sólo lo de Jorge cuando ya no pude más, pero es un hombre grande que no debe querer estar pendiente de su hermana extra matrimonial y que tuvo que hacerse cargo cuando nuestro papá y mi mamá en un accidente de auto murieron, así que no quiero molestarlo mucho y a la vez no quiero que me deje. Llegamos al siguiente pueblo que es más grande que el de donde vivimos, pero prefiero el otro al ser menos habitantes, lo miro mientras caminamos que está muy bien vestido, un jean azul celeste ajustado, zapatillas deportivas blancas y una camisa celeste que le realza los razgos exóticos que tiene, lleva a Tisci en brazos y con la mano libre me agarra la mano como si fuéramos pareja pero no me molesta, es más, me gusta, porque me invitó a MI a salir, teniendo una hija y mi billetera pelada, a MI, que soy literalmente un huevito porque el embarazo me deformó toda, ya era media rellenita pero quedé toda fea y él me invitó sin mirar nada, todas las mujeres nos miran al pasar viendo a semejante hombre que camina como si se comiera el mundo y que me transmite confianza al cien, y si que se siente bien. —¿Vamos a mirar un poco los artesanos?. —Dale. —empezamos a pasar por unos puestos donde venden ropa. —Mira. —agarra unas botitas para Tisci—. ¿Qué número calza?. —lo miro alzando las cejas medio sin entender lo que dice—. Lore... ¿Cuánto calza?. —Veintiseis. —¿Me da de estas botitas en veintiocho para probarle? ***** Aukan. —A ver hija dejame probarte. —la tengo sentada en mis brazos mientras Lore le prueba las botas. —¿Y?. —Le quedan un poco grandes pero más las medias y todo eso le va a andar re bien. —Dale. —miro a la chica sonriendo—. Me das estas botas y muéstrame esas zapatillas y ese térmico para ella. —Lore aprieta mi brazo con fuerza, me giro y le susurro al oído—. Sé que te molesta y no quiero pasarte por arriba, pero tomalo como un prestamo si quieres. —mira a la chica pensando—. Me puedes pagar cocinandome por ejemplo... Me gustan las cosas dulces. —riendo asiente. —Esta bien. —Bien. —agarra el térmico y se lo mide por arriba y le queda largo pero le va a venir al pelo este año y el otro seguro—. Esta lindo ese también. —Pero dos no... Puede ser este y... —deja de hablar como con vergüenza por opinar sobre su hija y yo niego. —¿La campera esa? Yo también la estaba mirando... Mira que el invierno se viene crudo y acá es fulero. —Bueno... ¿Esa campera de nubes me muestras?. —me agacho parándola en medio de mis piernas y Lore delante midiendole—. Pero si te queda hermosa hija. —me sonríe asintiendo. —Bueno... Le llevamos eso entonces y en otros puestos vemos más. —No quiero que gastes plata Aukan... ¿Cómo te lo devuelvo?. —Ya te dije como, y hay muchas formas de pagarme. —los dos nos miramos y caigo que sonó muy mal—. No es lo que quise decir... Perdón sonó muy mal eso. —Entiendo tranquilo. —p**o las cosas así seguimos mirando—. La verdad que me re gustaron las cositas. —Hay que ver pantalonsitos también. —No te pases Aukan. No digo nada porque la entiendo sólo que no quiero que se me escape el que sé por lo que está pasando y que crea que estoy con ellas por eso cuando no es así, así que voy a tener que aclararselo. Le compro un par de cosas para el invierno a Tisci y ahí vamos a comer, menos mal que quiso caminar algo porque ya no daba mas de los brazos, la verdad que es bastante pesadita. —Comamos acá afuera. —Esta frío para la nena. —levanta unas bolsas riendo. —Tiene ropa nueva. —Es verdad que tonto ni la pensé. —le pone una calza termica, las zapatillas y una camiseta—. Pero si estás preciosa princesa. —Gacias. —pedimos comida y la miro fijo. —¿Qué pasa?. —¿Con qué?. —No te hagas el tonto... Encima tus ojos me ponen nerviosa. —me río mirando a otro lado porque todos me lo dicen, aún mis papás me lo dicen. —Lore... ¿Te puedo ser sincero?. —Si... Obvio. —Bien. —carraspeo así no me trabo—. Si llego a ser muy atrevido frename. —de la nada me pongo nervioso y no sé por donde empezar—. Bueno, la cosa es así... Al principio cuando te conocí quería ser tu amigo, te vi muy sola que me dije que quería ser tu amigo... —nos miramos fijo a los ojos—. Pero después las cosas cambiaron. —¿En qué sentido?. —Que no te miro como a una amiga... Para nada, yo... —suelto el aire sintiendo como transpiro—. Me gustas... Demasiado me gustas Lore y por eso te invité a salir, por eso le compré las cosas a la nena porque me gustas mucho y me gustaría que probemos en tener algo... Yo sé que eres mamá soltera y que estas a la defensiva todo el tiempo, eso lo entiendo, pero soy un hombre muy paciente que jamás te voy a presionar en nada, siempre voy a respetar tus límites y reglas y todo lo que sea que halla... Respetar a tu hija y cuidarlas a las dos... Porque me traes loco Lorena... Lo juro no puedo ni dormir. —esta roja intentando de sostenerme la mirada—. Si quieres podemos ir despacio, con calma... Soy paciente lo juro. —Si... Podemos intentarlo. —Uuufff. —me pongo una mano en el corazón mientras me tiro hacia atrás en la silla—. Dios santo creí que me ibas a decir que no... Que alivio. —Y yo no sabía que eras tan directo... Pero me gusta que seas sincero de verdad. —Bien... Me gusta la sinceridad así que espero que lo hagamos funcionar. —Yo también espero lo mismo. No puedo describir ni explicar el inmenso alivio que senti cuando me dijo que si, que lo intentemos, sentí que volvía a la tierra porque aunque soy paciente como le dije, y sincero y directo en una relación no tengo idea de cómo soy, ya con ella me puse de los pelos con solo hablarle de lo que siento así que más adelante no sé que va a suceder. Después de comer seguimos mirando todos los puestos hasta que Tisci se duerme, jugó hasta no dar más en la plaza, caminó un montón y comió de todo, cayó rendida la pobre, me pidió hupa y a penas la alce se durmió profundamente. —Bajo y la agarro. —Dale porque pesa mucho mi chancha. —la envuelvo bien en las mantas que trajo y ahí ella baja así abre la puerta, me sale una sonrisa al verla con mi campera—. Entra que hace mucho frío. —Si. —la llevo a la habitación enseguida, la acuesto sacándole las mantas y las zapatillas—. Listo... Ahora si vas a dormir bien princesa. —le doy un beso en la frente y ahí me paro. —¿Hago un té?. —¿No es muy tarde para que me quede?. —Mañana no hago nada. —Yo tampoco. —me siento en silencio porque se pone incómodo todo—. Me gustaría mucho un té. —Dale... Es que comimos mucho... Te debemos haber hecho gastar todo lo que tenías. —No pienses en eso. —me saco las zapatillas porque vamos a estar en la manta mesa—. Mañana podríamos salir a caminar por la montaña. —¿De verdad? Me encantaría, desde que llegué que lo deseaba pero no sabía cómo llegar. —Y podemos hacer un picnic... A Tisci le va a encantar. —Ufff... Pero tienes que dejarla que camine Aukan.. La estas mal acostumbrando que después no vas a saber cómo hacer para que camine. —Mañana va a estar como loca. —me da la taza sentándose frente a mi, estamos en silencio hasta que me llega un mensaje—. Mi papá. —¿Te controla mucho?. —Mas bien quiere que le diga donde ando y con quién... Para que se quede tranquilo. —Es normal... Va... Digo que hoy en día los jóvenes se las re mandan y los padres tienen miedo de pensar en que andarán metidos. —Eso dicen ellos... Voy a ver que quiere. Papá—. ¿Vienes a dormir?. —Me... —carraspeo mirándola de lado—. Me pregunta si voy a ir a dormir... —se pone roja sonriendo. —Bueno... Puedes quedarte si quieres... No a tener relaciones pero el colchón es grande, entramos los tres. —Bien... Le digo que me quedo entonces. Aukan—. Hola viejo... No, no voy a la casa. Papá—. ¿Tienes preservativos?. Papá—. Si necesitas escríbele a alguno de los tíos que te pase a dejar. Aukan—. Tengo no te preocupes. Aukan—. ¿Likan está por ahí?. Papá—. Si... ¿Le digo que te lleve?. Aukan—. Tengo papá no seas pesado. Aukan—. ¿Le decis que me pase a dejar una muda de ropa deportiva y las zapatillas negras?. Papá—. Dale... Ahí le digo. Aukan—. Besos a mamá y a los nenes. Papá—. Cuidate. Papá—. ¡Te amo!. Aukan—. Yo también. —Listo... Ahora viene mi hermano a traerme ropa de deporte. —Que bueno, no me di cuenta que tienes ropa de salir. —Yo tampoco pero ahora me trae y ya mañana voy tranquilo. —Me voy a cambiar. —Espero acá. Lavo lo que ensuciamos mientras ella se prepara para dormir, casi una hora después del mensaje llega Likan con la ropa y sin preguntar nada me la da deseándome buena suerte, reviso el bolso viendo que me trajo un short para dormir así que me cambio para poder ir a dormir ya que mañana va a ser un día agotador donde vamos a caminar sin parar. Cuando la veo quedo de piedra, trago duro al verle las piernas gruesas y bien formadas, se puso una musculosa y hace el intento de taparse con los brazos, trago duro rascándome el pecho de lo incómodo que me pone porque mi libido se enciende y soy hombre con un carajo, un hombre con mucha hambre, hambre que no sabia que tenia pero que ella me la despertó. —Wouuu... Estas de infarto mujer. —No digas eso que me pone nerviosa. —Bueno... ¿Preciosa te incómoda?. —se tapa la cara con las manos—. No sé que decir. —Nada porque tú me pones nerviosa a mi por como estas. —miro hacia abajo y estoy sólo con él short. —Bueno... Mejor vamos a dormir ¿no te parece?. —No podemos hacer nada ahí... Esta mi hija. —¿Y yo dije que quiero hacer algo más que dormir?. —No. —A dormir entonces. —corre a Tisci más a la orilla, ella se pone al medio y yo atrás de ella, tomando coraje la envuelvo pegándome a su cuerpo—. Si te molesta dime y me alejo. —De hecho me gusta. —Entonces así vamos a dormir. . .
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