POV ARIANNA Entramos en los grandes almacenes, mientras la historia de Ras resuena una y otra vez en mi cabeza. Mi corazón se aprieta al darme cuenta de que me confió algo profundamente personal. Cuando le hice la pregunta sobre su apodo, estaba buscando un defecto, pero en vez de eso se siente como si hubiera encontrado una fortaleza. A los hombres hechos no les gusta mostrar sus vulnerabilidades. De hecho, les gusta fingir que no existen, pero de alguna manera, ver a Ras abrazar a las suyas lo hace aún más impresionante a mis ojos. Bajamos de la escalera mecánica y me doy cuenta de que la gente nos está viendo. Dos ancianas se detienen para susurrar entre sí, con sus ojos en Ras. Ras se da cuenta y frunce el ceño. ―¿Hay algo en mi rostro? Me muerdo el labio, porque ¿cómo le ex
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