El viaje de regreso fue silencioso, con Liam sumido en sus pensamientos y Aiden centrada en la carretera. Cuando llegaron a la finca él permaneció en su asiento, mirando fijamente al suelo. Luego levantó la vista, su rostro estaba pálido y lleno de angustia. —Aiden, ve sola a la casa. Necesito un tiempo para pensar. Iré al pueblo por unos materiales —expresó con su voz rota. Aiden frunció el ceño, preocupada. —¿Estás seguro? —preguntó. —Sí, estoy seguro —respondió Liam, evitando su mirada. Aiden asintió lento. —Está bien —respondió y salió del auto. Liam asintió, sin decir una palabra más. Observó a Aiden entrar en la casa antes de arrancar el motor y dirigirse hacia el pueblo. Cuando Aiden entró en la casa, Evelyn estaba sirviendo el desayuno. Al ver el rostro desencajado de Ai