Aiden, harta de la discusión, los interrumpió con un grito. —¡Basta los dos! Yo iré con mi hijo. Liam asintió, aunque su corazón se rompía al no poder acompañar a Leo. Corrió a la casa, agarró un abrigo para Fiore y la cubrió con cuidado. También agarró una manta y la llevó en la camioneta, mientras Fiore seguía sollozando. —Todo estará bien, Fiore. Vamos a seguir a la ambulancia —avisó Liam, tratando de calmarla mientras conducía hacia el hospital. Mathew los siguió en su auto, preocupado por Aiden y Leo. Mientras conducían, cada uno en su propio vehículo, todos compartían la misma esperanza: que Leo estuviera bien y que esta pesadilla terminara pronto. Cuando llegaron al hospital, Aiden ya estaba adentro con Leo. Liam llevó a Fiore directamente al área de urgencias, para que la rev