Ambos vecinos permanecieron en sus respectivos hogares durante un par de horas, sin que nada nuevo aconteciese. No obstante, aún había un asunto pendiente entre los dos. Ese beso continuaba estremeciendo sus mentes y enseñoreándose en sus corazones. Y lo quisieran o no, tarde o temprano ambos deberían hablar al respecto.
Camila se esforzó en desestimarlo, en dejarlo a un lado. Su mente afanosa y ordenada, privilegiaba lo razonable y lo que era en realidad más sensato hacer.
Pero Juan Pablo era diferente, en muchas maneras más pasional. Ahora que se sentía atraído por esta nueva mujer en su vida, diferente a cualquier otra que hubiese conocido, no podía sacársela de la cabeza.
Lo comprobó cuando trató de descansar un poco más, algo que usualmente hacía un fin de semana cualquiera. Pero
