Cuando Jagger entró al club para comenzar a limpiar y ordenar todo para así abrir, se detuvo y juntó sus cejas al contemplar a Boris aparecer con una caja entre sus brazos y una expresión de perros peor a la usual.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, acercándose a la barra.
—¿Qué más? —espetó, sacando botellas de la caja—. Alguien tiene que hacer esto —anunció con mal humor.
—Sí, pero se supone que yo y los chicos lo íbamos a hacer en lo que tú te quedabas un tiempo más con tu chico —le recordó.
Cuando los labios del pelirrojo alfa se torcieron en una mueca, Jagger suspiró y cruzó sus brazos.
—¿Qué pasó ahora entre ustedes? Creí que habían salido todo amor y corazones de mi casa —expresó.
—¿Qué te hace creer que algo pasó entre la pulga y yo? —cuestionó, deteniéndose para observarl
