— ¡Un momento cuñada!. Nunca entendera como actuó con tanta rapidez, le hizo señas a Michael que se escondiera debajo de la cama, el baño quizás pero terminaron desaprobados por medio de señas, la última opción fue encerrarlo en el armario de sus recuerdos de infancia, busco la llave, la impaciencia de Fedora la estaba poniendo cada vez más nerviosa. Su musculoso cuerpo entro con dificultad, el espacio era algo reducido, cerró la puerta con seguro, lo sentía por el pero su imprudencia los había llevado a esto. Se puso una larga bata blanca y procedió a abrir la puerta no sin antes rociar un poco de ambientador en la habitación, el perfume de Michael se sentía aún flotando en el aire. — Hola Fedora, ¿cómo estás? — Esta no dejo que la invitará a pasar, entro sin mediar palabras. —¿Pue