La semana comenzó con buen pie, el lunes al levantarme y bajar a desayunar supe que tanto Michael como su esposa se marcharon antes del amanecer, después de lo sucedido no volví a salir más de mi habitación, esta mañana hice varios esfuerzo para ocultar con mi maquillaje la leve hinchazón en los ojos a causa de pasarme toda la noche llorando hasta conciliar el sueño. Mi día no fue diferente a otros, revise varias veces mi correo, la mensajería de mi móvil, por cierto llena de los mensajes de Mony Sinclair, ya estaba cansada de bloquearla, y para colmo no había podido confesarle todo a Michael gracias a la borrachera de esté, que pesadez, decidí borrar los mensajes y proceder a bloquear el último número del que se había tratado de comunicar, por gracia divina, no supo más de ella ese día.