A las 8: 30 PM empecé a alistarme, un largo vestido blanco engalanó mi silueta, por algún momento senti mis pechos algo más exuberantes, eso le hizo recordar como hace pocos días estuvieron en la boca de su amor secreto, se sonrojo, breve se le pasó, se siguió arreglando, se puso sandalias doradas de tacón alto, accesorios dorados con incrustaciones de piedras turquesas, su pelo no pensaba domarlo, dejo sus rizos sueltos para tapar su espalda desnuda, se sentía como se veía, una diosa sensual, aplicó perfume, tomo su bolso y se marcho, ya tenía varias llamadas perdidas de Betty. No tardaron mucho, se encontraron a la entrada del exótico restaurante con vista al mar, se alegraba de haber accedido a la invitación. — Estás de infarto amiga. — comento mientras la miraba con detenimiento. —