Michael apenas durmió en toda la noche, la imagen de su caperucita rosa, seguía gravitando en sus recuerdos, esa mezcla entre sensualidad e inocencia no era común...al despertarse lo primero que hizo fue, ir a la sala, el apartamento estaba hecho un desastre, por suerte ya la señora que se encargaba de la limpieza estaba trabajando, tenía llaves para entrar, por lo regular no le gustaba que lo molestarán.
Al entrar está lo saludo cortésmente e inmediato le devolvió el saludo.
— Señor, me disculpa por la molestia pero tengo un problema.— Se acercó un poco extrañado muy rara vez le hablaba, no más de lo necesario, siempre se limitaba a un simple saludo.
— Puedes decirme. — Esta se acercó al sofá señalando una enorme mancha.
— Encontré esta mancha roja, he tratado de borrarla y no he podido. — Observé ahora con más detenimiento, sin duda eran las huellas de lo sucedido anoche. Estaba seguro de haber desflorado a la caperucita rosa, aunque no entendía como una joven inexperta había caído en esa situación, pronto lo sabría.
— No te preocupes, cambiaré el sofá la próxima semana, eso fue un descuido mío. — Debía cambiarlo antes que Fedora lo viera, aprovecharía la luna de miel para dejarle ese asunto a Derek. Luego de servirse una taza de café, se fue alistar...en dos horas sería su boda, necesitaba estar una hora antes del enlace en la Mansión Rossetti donde se llevaría a cabo la boda civil, aún no tenía pensado casarse por la iglesia, aunque los padres de Fedora lo habían exigido en un principio, ante su negativa desistieron, posiblemente por el temor de que el rompiera el compromiso, lo cual era cierto, sus sentimientos no eran firmes para ir a unirse y jurar ante Dios. No pensaba blasfemar con algo tan sagrado, esto no era más que un negocio para el.
Alexa
La mansion Rossetti era bastante hermosa, correspondía a la perfección con sus raíces italianas, su aspecto tenía incursiones en la pintura, esta vez a una escala monumental, que daba una aire de frescor en la escalera del enorme salón principal, todo la estructura fluía, daba esa sensación de comodidad, la funcionalidad y el sentido práctico eran importantes en un diseño, pero también un cierto drama, capaz de convertir la decoración en fuente de placer visual. Sin duda le gustaba, había aprendido mucho de arquitectura, su fugaz amorío con Manuel le había proporcionado conocimientos, solía pasar horas hablando de diferentes manifestaciones artísticas, aunque ella se había titulado en artes plásticas, solía tener mucho respeto y pasión por todo lo que puede obtener la creatividad humana.
Después de mirar la casa, fue a reunirse con las demas damas de honor, cuatros esbeltas rubias estaban siendo maquilladas, seguido entro y uno de los maquilladores le ordeno sentarse para dejarla de infarto, "según sus palabras textuales".
Todo el día había sentido un nudo en el pecho, pero no quedaba más que aceptar, a pesar de ciertos comportamientos frívolos e intensos su futura esposa no era mala persona, y lo mejor era lo enamorada que parecía estar de el, sus padres también se notaban ser personas honorables, tanto Floretta como Tomasso emanaban una vibra agradable en todo momento con ellos, al conocerla la llenaron de halagos, haciéndola sentir parte de la familia desde el primer instante que fueron presentados. Un poco de remordimiento se asomó ante los recuerdos de la noche anterior, al fin debía sepultarlo...nadie se enteraría de lo sucedido no deseaba que volviera a pasar. Por suerte aún no había visto a Michael, no sabía si estaba preparada para verlo después de lo ocurrido, suspiro con fuerza.
Todos lo invitados estaban en sus asiento, perfectamente distribuidos en el hermoso jardín, en este resaltaba una decoración llamativa con innumerables flores exoticas, disfrutaban de una hermosa música de fondo, el juez civil aguardaba en el centro de la mesa principal, al frente el novio con semblante confuso e indescifrable, todo menos felicidad reflejaba su rostro...por suerte tenía a su padre cerca, su mejor amigo y otros miembros del cortejo.
Ya estaba listo pensó Michael, hicieron una pausa en la música para luego poner el instrumental, dando inicio a la marcha nupcial, comenzaron a desfilar algunos niños, luego alcanzó a ver cómo empezaban a desplazarse las damas de honor, sin duda una silueta no encajaba con el resto, su cuerpo voluptuoso, resaltaba aún más con el ajustado vestido verde, sus pechos se asomaban de forma sugerente gracias al pronunciado escote, estaba tan enfocado en sus deliciosas curvas que misteriosamente parecía haberlas visto antes, ese aire emanado con el contoneo de sus caderas, ¿dónde lo había visto antes? se formó esa interrogante en su mente. Al ver su rostro trato de disimular sus interés, esos enormes ojos color miel, el semblante angelical ahora dotado con una boca carnosa pertenece a su hermana Alexa, sin duda había cambiado mucho, hace cuatro años su cuerpo no tenía rastros de curvas, el exceso de peso lo dificultaba, en cambio ahora se asemejaba a una tentación. Esta me miró, con la adoración inusual que siempre me había demostrado, me hizo un pequeño gesto de saludo con la mano para no romper el protocolo, el cual correspondí seguido.
La novia empezaba a entrar con su largo vestido blanco, inspirado en una princesa de Disney, en cambio Michael no podía dejar de mirar su hermana, aunque desde este momento empezaría a verla como es en verdad, su hermanastra, no deseaba usurpar lazos de sangre inexistentes, al final era natural desearla.
Un frenesí inexplicable revoloteaba en el interior de Alexa, cuando empezó a caminar por la alfombra sintió ese cosquilleo irreverente entre sus piernas, sin duda la piel tenía memoria, los ojos de su hermanastro se clavaron en ella, su mirada tenía un destello diferente, trato de controlar su nerviosismo,
Le hizo un leve gesto de saludo y paso a ocupar su lugar.
Sus miradas seguían conectadas aún cuando Fedora empezó a caminar en su dirección, Michael hizo un esfuerzo por enfocar su atención en la mujer que caminaba hacia el de la mano de su padre, una mujer bella, parecía toda una princesa con ese hermoso vestido.
Alexa en cambio parecía suspendida, aunque su cuerpo estuviera sostenido en tierra, su mente vagaba, posiblemente un mecanismo de escape ante el dolor inminente, vio como este sostuvo la mano de Fedora para posicionarse delante del juez, por suerte todo paso rápido, lo que sintio eterno fue el beso que sello su unión.