“El deseo nunca deja de ser insubordinado.” Sigmund Freud Harris se recostó en el sofá, mientras observaba desde varios ángulos el vaso cristalino con detenimiento, sorbe otro trago de wiskhy, piensa en su pasado y su presente, en lo maravilloso que hubiese sido que Kim estuviese a su lado en ese momento. Recuerda entonces aquella tarde que la vio por primera vez hace seis años atrás. Bajó del avión era su primer viaje a América, su madre siempre le habia aconsejado crear una franquicia de su inmobiliaria en aquella ciudad. Harris no solo conocía el tema de las ventas sino que le fascinaba remodelar y hacer arreglos de las casas que compraba para luego alquilar o rerevenderlas. A través del apoyo de su primo Stuart, logró rápidamente montar la oficina de bienes raices. En una semana,