Estaba a punto de abrir la puerta de mi habitación cuando la abrió Cleo, prácticamente la empuje para que se quitara y cerré la puerta rápidamente.
- ¿Qué te pasa? – se rio – Parece que hubieras visto al mismísimo diablo.
-Cleo, creo que lo arruiné todo – me mordí la punta del dedo pulgar mientras caminaba por toda la habitación.
Ella todavía sin entender que me sucedía me miraba preocupada, empecé a balbucear y a decirle que todo el proyecto se había arruinado, me tomó de los hombros y me obligo a quedarme en un mismo lugar.
-Tranquilízate, ni siquiera te has reunido con Alejandro Mayer, ¿Acaso descubrió Fernando que utilizaste su identidad? – me preguntó, pero yo negué con la cabeza.
-Estaría más agradecida si hubiera sucedido eso…- tomé un gran suspiro – Me acosté con Alejandro Mayer.
Cleo me miró preocupada, hasta ella sabía que esto era grave.
-Por favor dime algo, no me mires así, me haces sentir más culpable – le dije frustrada. Con toda la preocupación la resaca empezó a taladrar mi cabeza.
Cleo se encargó de prepararme un café para intentar tranquilizarme, mientras tanto yo le conté todo lo que sucedió la noche anterior.
-Puta mierda, de todos los hombres en la fiesta tuvo que ser él – dije poniendo mi cabeza sobre el desayunador - ¿Cómo se supone que voy a reunirme con él hoy?
-A ver… ¿A qué horas te reunirás con él? – me preguntó, yo me quede pensando, pero no recordaba si Liam me había dado una hora exacta.
-No lo recuerdo.
-Llamaré a Liam – me dijo y yo asentí.
Tomé mi café y me senté en el sofá que tenía la vista bonita hacia la playa, subí mis piernas y me las puse cerca del pecho mientras las abrazaba con mis brazos.
Pocos minutos después escuche como Cleo colgó la llamada y se acercó a mí.
-Alejandro volvió a cancelar tu reunión porque “se sentía mal de salud” paso su reunión para la tarde, a las 6:00 pm.
-Mal de salud – me reí – El muy desgraciado ni siquiera podía levantarse de la cama… - me seguí riendo hasta que reaccioné de quien era esa habitación – Puta madre, Alejandro está en tu habitación – dije asustada.
- ¿Qué? – me dijo perpleja, ella estaba a punto de hablar de nuevo, pero la interrumpí antes de que se enojara.
-No te preocupes yo solucionaré todo, sacaré todas tus cosas de la habitación y tu no tendrás que entrar allí, Liam se encargará de todo, lo solucionaremos, por favor no me mates – hable tan rápido que hasta me quede sin aliento.
-Ese hombre es el dueño de este hotel, puede saber quién se hospedo en esa habitación con un chasquido de dedos.
Mierda, ahora Alejandro va a pensar que se acostó con Cleo y no conmigo. De cierta forma eso me daba un poco de alivio, pero también me sentía mal por Cleo.
De repente Cleo se empezó a reír y yo solo la miré un tanto preocupada por su reacción.
- ¿Sabes qué? No importa, después de lo que hiciste por mí con Ricardo, toma esto como mi p**o por ese favor. Con suerte, Alejandro, no recordara tu rostro y pensara que durmió conmigo una de las modelos y no contigo. ¿Crees que recuerde tu rostro? – me preguntó.
La verdad mis recuerdos de la noche anterior no eran tan claros, recuerdo que la pasamos muy bien… demasiado, lo recuerdo encima de mí, besando mi cuello, tocando mi cintura, sus manos tocando mi cuerpo como si fuera un templo, recuerdo a detalle eso y también su rostro.
-Pues yo lo recuerdo bien… supongo que él también. Mierda.
-Está bien, tengo una idea, pero no sé si va a funcionar – hizo una mueca y después se rio - ¿Qué prefieres teñirte el cabello o utilizar una peluca y lentes de contacto?
Los hombres a veces pueden ser tontos, pero no se si Alejandro es lo suficiente estúpido como para creer que soy otra persona si solamente me cambio de look, pero ahora mismo realmente no tengo otra opción.
-Creo que me veré más natural con el pelo teñido – suspiré.
El día que tenía planeado para disfrutar de la playa se convirtió en una misión casi suicida, fuimos a un salón de belleza para cambiarme de estilo. Mi cabello natural es marrón oscuro y por sugerencia de Cleo paso a ser rubio, todo un polo opuesto, compramos en una óptica unos lentes de contacto grises y después de eso ya estaba casi lista para mi reunión, el maquillaje haría el último trabajo.
Cleo me ayudo a vestirme y maquillarme, cuando me miré al espejo si me vi diferente, aunque no sabía si lo suficiente como para hacer creer a Alejandro que yo no era la misma mujer con la que durmió la noche anterior, al final no me puse los lentes de contacto porque me parecieron exagerados y sentía que se veían un poco falsos a pesar de que en teoría eran de los mejores.
Desde que el reloj apuntaba que eran las 5:00 pm esperaba desesperada que la asistente de Alejandro cancelara su cita conmigo, pero no fue así, entonces tuve que hacerle frente a la situación.
Obviamente Liam no sabía nada de lo que había sucedido y tampoco pensaba contarle, no porque no confiara en él, sino porque me daba mucha vergüenza. Él me miró muy sorprendido cuando me vio salir del elevador, no me había visto con mi nuevo look.
-Se te ve bien el nuevo look – me dijo sonriéndome.
Era una de las pocas veces que Liam no me trataba de “usted”
-Gracias – le sonreí agradecida por su cumplido.
-El señor Mayer la espera en la zona exclusiva del restaurante. Recuerde que él todavía no sabe que en realidad usted será la persona con la que se reunirá, todavía piensa que se reunirá con Fernando Ricci.
Eso me hacía sentir todavía más nerviosa. Esta reunión tiene tantos motivos por los que puede salir mal y apenas encuentro buenos argumentos para que las cosas funcionen.
Si gano este contrato, le juro al cielo no salir a más fiestas.
Entramos al restaurante, el lugar era bastante grande, los pisos y paredes de mármol, los candelabros de cristal y las enormes ventanas con la hermosa vista de la ciudad de un lado y del otro lado el atardecer granate.
Antes de poder ver a Alejandro, Liam y la asistente de él hablaron, principalmente para darle la noticia que en realidad se reuniría conmigo y no con Fernando, después de unos minutos de espera Alejandro finalmente acepto reunirse conmigo y la hora de la verdad llego, entramos al salón privado en donde apenas había dos mesas ocupadas sin contar la nuestra.
Camine con toda seguridad hacia la mesa en donde él me esperaba, él se paró al verme.
-Bienvenida – me dijo una vez estuve frente a él.
Casi inmediatamente el olor de su perfume invadió mis narinas, eran un olor bastante agradable y masculino.
-Un placer que haya aceptado reunirse conmigo – él movió la silla para que yo me sentara.
-Si, también es un placer que se esté hospedando en mi hotel.
Sus palabras sonaron un tanto egocéntricas. Había rechazado todas mis invitaciones y ahora se hace él que está feliz que este aquí, supongo que el hecho que yo lo haya tenido que buscar de esta forma alimenta su ego.
- ¿Qué tal te ha parecido el lugar? – preguntó.
Me tomó por sorpresa la confianza con la que me hablaba.
-Elegante y lujoso, casi uno de los mejores en los que he estado.
-Casi de los mejores – repitió mis palabras mientras me miraba a los ojos como esperando una explicación – Conoces muchos buenos hoteles – su sonrisa expresaba inocencia y ocultaba un poco de picardía. Como si hubiera tirado un comentario con doble sentido.
Había tratado con muchos hombres y esta era una forma de coquetear en una primera cita, pero con Alejandro no sabía discernir si era coqueteo o porque sabía lo que había sucedido entre nosotros.
-Suelo viajar mucho por negocios.
-Por supuesto, los hoteles siempre son una gran necesidad para los empresarios, por eso siempre intentamos dar la mejor el mejor servicio para nuestros clientes de primera línea.
En ese momento se acercó un mesero a dejarnos los menús, como ya había comido en el restaurante había un platillo que me había gustado así que no me tarde nada en elegir lo que quería. Una vez se fue el mesero, Alejandro volvió a tomar el control de la conversación.
-Debo aceptar que me tomó por sorpresa su presencia, esperaba a su hermano.
-Lamento decepcionarlo – le sonreí juguetona.
-No lo lamentes, no estoy para nada decepcionado, creo que podemos sacar algo bueno de esta cena – tomó su copa y me miró por encima de ella, tal y como lo haría un león viendo a su presa.
Lo que sucedió ayer fue todo un error el cual no pienso volver a cometer, quiero conseguir este contrato por el buen camino.
Tomé mi copa como para hacer un brindis con él y seguirle la corriente, pero en realidad bote los cubiertos a propósito, él se agacho para recogerlos y cuando me volvió a ver me reincorporé y lo miré a los ojos.
-Esa es mi intención, sacar lo mejor de esta noche – me incliné hacia adelante solamente para que mi escote destacara más a propósito, su sonrisa empezó a crecer sutilmente, él muy desgraciado piensa que realmente me le ofreciendo – Preguntó que tal me pareció el hotel, pero no terminé de dar mi opinión, pienso que es bueno, aunque no al nivel de los grandes y lujosos hoteles de Europa, Hotel InterContinental por ejemplo.
- ¿Crees que le falta algo a nuestra línea de hoteles? – alzó una ceja.
-Te has limitado solamente a restaurantes dentro del hotel y has descartado por completo otra clase de oportunidades que le darán más exclusividad al hotel.
- ¿Qué puede hacer más exclusivo a este lugar? Aquí tienes todo lo que necesitas en un hotel – habló con seguridad, yo solo lo escuche hablar mientras veía su ego crecer.
- ¿Enserio? Hace unas horas me pregunté a donde podía encontrar una tienda de diseñador como Versace o comprar un buen vino de Dom Pérignon, por un momento añore estar en Paris, fácilmente encontraría cualquier tienda de diseñador en la misma calle. ¿Por qué solo conformarte con unos restaurantes cuando puedes tener varias tiendas de lujo dentro del hotel? Solo por mencionar Giorgio Armani, Alexander McQueen, Stella McCartney, Celine, Versace, Loewe, Marc Jacobs, Dolce & Gabbana y Dom Pérignon.
La expresión de Alejandro cambió al escuchar todas las marcas que manejaba la empresa. En ese momento me levante.
-Déjame decirte algo Alejandro Mayer, el conglomerado de Ricci Enterprises no solo es administrado por hombres como para rechazar reunirte con una mujer que literalmente lleva el mismo apellido del conglomerado, también hay mujeres al mando y una de ellas soy yo.
- ¿Quién eres? – preguntó un tanto sorprendido.
-Camila Ricci.