Capítulo 2

2171 Words
Despierto asustada, ¡me he quedado dormida!, veo el reloj en la mesita que tengo al lado de mi cama, junto a la lámpara, y son casi las seis de la tarde. Busco mi teléfono rápidamente y tengo unas llamadas perdidas de Liam y unos mensajes: —Hola mi amor como estás, ¿cómo saliste en el examen? No te escribí en todo el día, porque estuve ocupado, pero lo compensare. ¿Paso por ti? o ¿tu vienes para acá? Quince minutos después. —Mi amor, responde, ¿estás en tu casa? ¿Puedo pasar buscándote? Veinte minutos, y tres llamadas perdidas después. —Bueno Allison, cómo no respondiste me fui al centro comercial, si quieres alcánzame allí, estaré con unos amigos. Te Quiero. Pongo una cara de fastidio, «¡ahí no! estará con sus amigos, eso me pasa por quedarme dormida, yo quería una salida así en plan cine y cotufas, pero bueno, igual quiero verlo» pienso mientras le escribo. —¡Hola mi amor!, en media hora estaré allá. —«Claro que no será media hora, en lo que me arreglo y termino será como una hora». el me responde. —Está bien mi amor, te espero. Tengo muchas ganas de verte. —Y yo a ti. —acompañado de unos emojis de corazones. Busco en mi teléfono una canción de mi “ADORADO ARJONA” Antes de meterme a la ducha, la coloco a todo volumen con mis cornetas a bluetooth. Desabrocho mi sostén y bajo mis bragas, quedando como Dios me mando al mundo, y me meto a la ducha. "No se acaba el amor, solo con decir adiós, hay que tener presente, que el estar ausente, no anula el recuerdo, ni compra el olvido, ni nos borra del mapa"... «¿qué amor sería ese que rompió el corazón de mi bello cantante?» pienso, mientras cantando bajo la ducha. Me quedo debajo del agua como por veinte minutos, esta tan cálida y tibia que relaja cada musculo de mi cuerpo. Salgo envuelta en un paño, y me pongo a pensar en que me pondré. Escojo entre toda mi ropa un vestido casual corto, por encima de las rodillas, un poco suelto, con corte en V en la parte del frente, muy discreto, de color azul turquesa, sin mangas, con unas sandalias bajas color beige, y obviamente mi chaqueta. Después de vestirme, arreglo mi cabello con unos rulos en las puntas, me pongo un poco de maquillaje, está vez más arreglada que en la mañana, ya que quiero verme bonita para mí novio, agarro de mi peinadora una cajita morada con flores, en ella guardo mis accesorios, saco de allí el collar de corazones, que me regalo Liam hace un mes, por nuestro cumplemés número nueve, me lo coloco y me hecho mi perfume favorito, aroma a chocolate, agarro un bolsito color beige y meto en el mi estuche de maquillaje, «por si necesito retocarme», el monedero y mi teléfono. Me veo en el espejo de cuerpo entero que está en la puerta de mi closet y me digo a mí misma: —¡Que morenaza más hermosa! —Estoy feliz como me veo, sonrío y le guiñó un ojo, a mi yo del espejo. Salgo del cuarto, cuando bajo las escaleras veo que está mi papá sentado en el mueble de la sala, ojeando algunos papeles, «supongo serán de la empresa» pienso, siempre está trabajando, ¡nunca para! —¡Anda! Te ves muy linda hija. —me dice fijando su mirada en mí. —¡Gracias cosito! —le digo sonriendo, mientras me acerco a él para darle un beso. Me siento a su lado. Le hago saber que voy de salida, él sabe que saldré con Liam: —¡Ya sabes! Ten cuidado cuando manejes. Si necesitas algo llámame. No llegues tan tarde y dile a Liam que te acompañe de regreso. Escríbeme de vez en cuando para saber que estás bien: —Está bien cosito, —siempre me dice lo mismo, cada vez que salgo— no te preocupes tanto —Le doy un beso en su mejilla, me levanto y cerrando la puerta le grito —¡Te Quiero! —Me monto en el carro, pongo música y conduzco hasta el centro comercial Les Galería du Cap. Llegó y busco un puesto para estacionar, «¡Oh no! ¡todo está lleno!», Doy un par de vueltas hasta que veo un puesto libre «cerca de la entrada ¡excelente!». Meto el retroceso para acomodarlo y que entre bien entre los dos carros que están allí aparcados, mientras estoy acomodando el carro, veo por el retrovisor que viene un Mercedez Benz, tocó la corneta para que vea que yo estoy allí, pero se mete muy rápido en mi puesto. —¡Ufff! ¡casi me choca!, —me molesto, y aun tocando la corneta, bajo la ventana de mi puerta, rápidamente y le gritó a todo pulmón. —¿Que te pasa idiota?, ¿acaso estás loco?, ¿no ves que me iba a estacionar allí?, ¿estás ciego? Me bajo inmediatamente del auto, la sangre me hierve, me siento muy fúrica. Del Mercedes Benz se baja un chico alto, delgado, pero algo corpulento, moreno, como si estuviera bronceado, cabello corto degrafilado, color castaño oscuro, peinado hacia arriba, lleva puesto un suéter de capucha azul oscuro, el cual tiene remangado hasta los codos, un pantalón oscuro y unos zapatos deportivos blancos tipo botín, le calculo unos veinticuatro años, muy atractivo la verdad. Después de detallarlo en diez segundos, lo que normalmente duramos las mujeres en detallar a un hombre, me dice con un tono de altanería: —Eres muy lenta para estacionar, además, voy tarde, búscate otro puesto. Yo en medio de mi furia pienso, «que mirada tan penetrante tiene este hombre», pero no me dejó distraer por eso, le respondo: —¡Eres un estúpido!, casi me chocas, ¿no viste que estaba a punto de estacionar? —le digo señalando mi carro— además yo llegue primero, El solo me mira de arriba abajo, y me dice —Ya encontrarás otro, chiquilla— guiñándome un ojo y se va, sin prestar nada de atención a lo que yo le estaba diciendo, pasa de mí, como si yo no existiera, lo que me pone más fúrica de lo que ya estaba, y sigo gritando. —¡Oye! ¿qué te pasa? ¡tu! ¿No ves que te estoy hablando?, ¡mal educado! ¿Que se ha creído este engreído? —Cuando me doy cuenta estoy parada en medio del estacionamiento, gritándole a ¡nadie!, sola como si fuera una loca.  En eso otra persona empieza a tocarme corneta, dado que deje el carro atravesado. Le gritó. —¡Un momento por favor! ya voy. —Salgo corriendo y me subo en él. Todavía furiosa, siento como mi corazón late rápido y estoy caliente, lo que me hace sudar. Doy otra vuelta y consigo dónde estacionar. Me calmo, puesto que aún estoy muy molesta, respiro profundo por la nariz y exhalo por la boca, siento como poco a poco mi corazón se desacelera. Busco mi bolso y saco mi estuche de maquillaje para retocarme un poco, el sudor hizo que se me corriera un poco el maquillaje. Una vez lista, le escribo a Liam para decirle que ya he llegado. —Amor ya llegué, ¿dónde estás? —un segundo después, recibo su respuesta. —Estoy en el área de la comida, ¡ven! Voy caminando hacia la entrada del Centro Comercial por el estacionamiento y paso por frente del Mercedes Benz. Lo veo y me detengo de repente, un pensamiento malévolo se adueña de mi mente, «este idiota me las va a pagar» pienso, y viendo hacia los lados, percatándome de que nadie este cerca, saco de mi bolso las llaves del auto y caminando por el lado derecho del Mercedes Benz desde la parte trasera hasta adelante, le hago un bello rayón con la punta de la llave. Cuando he terminado lo veo y pienso «¡jum! No le quedaran ganas de meterse con otra chica». Y sigo mi camino como si nada, con una sonrisa malvada en mi rostro. Entro al Centro Comercial esperando no toparme de nuevo con el idiota de hace un momento. Camino aun con la sonrisa de satisfacción en mi rostro. Llego a la zona de la comida, hay muchas mesas, y personas sentadas en ella. Cuando de pronto lo visualizo, está sentado en una mesa solo, ¡se ve muy guapo!, se puso su chaqueta que hace juego con la mía, es un chico algo catire, ojos azules, cabello castaño, un poco largo, siempre lo tiene recogido con una colita, un poco más alto que yo, delgado, pero con una contextura fuerte, tiene un tatuaje en su brazo derecho que va desde su hombro hasta la muñeca, con unas cuantas pequitas en la cara, usa anteojos. Y en su oreja derecha tiene un piercing y otro en la ceja, algo bohemio diría yo. Cuando llegó a la mesa lo saludo. —Hola mi amor ¿cómo estás?, ¿y tus amigos? Liam se queda viéndome como hipnotizado, con los ojos desorbitados, y no me responde. Yo le vuelvo a decir. —¡HOLA!, —Pasando mi mano frente a sus ojos— Liam, Holaaa... ¿y tus amigos?, dijiste que estarían contigo. El reacciona. Se ríe, agarrando mi mano, y pasando sus ojos por todo mi cuerpo, detallándome por completo de arriba abajo. Se levanta y me dice —Disculpa mi vida, es que te ves muy linda, ¡definitivamente tengo a la novia más sexy del mundo! —dándome una vuelta y se vuelve a reír. Me da un súper abrazo, casi levantándome del suelo, y dándome un beso muy cariñoso en el cuello continua —Además tienes un aroma muy rico. —Me dice cerca de la oreja, lo que me hace poner la piel de gallina. Yo con algo de vergüenza le respondo: —¡Liam ya basta!, me haces sonrojar, —Y empujándolo levemente, para alejarlo de mi le pregunto. —¿Y tus amigos?, me dijiste que estarías con ellos. —Esperando que me diga que se han ido, y que estamos solos. Me siento junto a él, agarrando su mano, la cual cubre toda la mía. —Bueno ando con Samantha, tú ya la conoces, y con Rogelio, quien llego hace un momento, pero se fueron a la tienda de teléfonos, porque a Rogelio se le daño la el suyo, y necesitaba sacar una información de allí, ¡me parece! Les dije que me quedaría aquí sentando para esperarte. Yo le respondo. —¡Gracias amor!, por esperarme, sé que me tarde un poquito de hora y media —y sigo riendo, hasta que me acuerdo de lo que me acababa de pasar y se me quita la sonrisa. —¿Te pasa algo? —Me pregunta al ver mi expresión. Le cuento lo que me ha pasado en el estacionamiento y el me responde un poco enojado: —Ojalá hubiese estado allí contigo, le hubiese dado su merecido a ese tipo, no permitiría que nadie se metiera contigo. —Besa mi mano y le contesto: —Tranquilo, yo le dije todo lo que se merecía, —Mirando hacia arriba a la derecha, recordando lo que le hice. Luego lo veo a los ojos con picardía —Estoy segura de que no le quedaron ganas de volverlo hacer, —Termino con una sonrisa. —ya no hablemos más de eso, espero no volverme a topar con ese chico— Liam me responde —Eso espero —y me pregunta. —¿Quieres comer algo?, ¿te pido algo? —¡No amor!, tranquilo yo iré a ver qué me provoca, gracias —Le doy un beso, me levanto y voy a una heladería que está allí cerca, pido una enorme malteada de chocolate, con sirope de chocolate, y pepitas de chocolate, también veo una torta de chocolate que me dice ¡cómeme!, y yo ¿cómo no le voy hacer caso?, ¡me compro el pedazo más grande! En eso veo que llegaron sus dos amigos y se sientan en la mesa, de espalda a donde yo estoy, me estiró un poco la falda del vestido hacia abajo ya que se me recoge, pago lo que compre y voy de regreso a la mesa. Súper contenta con mi deliciosa malteada y mi torta de chocolate, pienso «esto hará que se me olvide todo lo malo del día, desde lo de mi profe bello, hasta lo del estacionamiento».  Cuando llegó a la mesa, me asombro al ver que su amigo, es el idiota del estacionamiento, Liam me ve y dice: —Amor él es un viejo amigo de la infancia, Rogelio y a su lado estaba Samantha, pero a ella ya la había visto en varias ocasiones, pero nunca habíamos hablado. —mi corazón empieza acelerarse.
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