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Contigo siempre

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Blurb

¿Alguna vez te haz sentido al borde del abismo? ¿que no tienes razón para vivir? ¿has sufrido la perdida de un ser querido? ¿que acabar con tu vida se ha convertido en la mejor opción?. Que ya no hay vuelta atrás, cuando te sientes traicionado, por todos a tu alrededor y sientes que ya nada vale la pena, que no hay razón para vivir, aparece alguien. Ese alguien que con una sonrisa todo lo puede cambiar, esa persona que no te habla con las palabras, sino con el brillo de sus ojos. Allison es una chica que al descubrir la traición de un ser querido, se verá involucrada en un terrible accidente. Ella deberá afrontar el momento más difícil de su vida, dónde sentirá que nada tiene sentido, hasta que conoce a Rogelio, quien le enseñará que a pesar de todo la vida es mucho más bella de lo que parece.

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Capitulo 1
Estoy intentando entender lo que tratan de decirme, mi mente se quedó en blanco, veo en la cara de mis padres una tristeza profunda, quiero recordar, pero no entiendo que paso y porque pasó, no sé dónde estoy, ni porque tengo todas esas cosas conectadas a mí, intento ver hacia los lados tratando de saber en dónde estoy, pero algo en mi cuello lo impide. Noto que tengo cosas conectadas a mi cuerpo, en un intento de desesperación intento quitarlas, mi padre trata de agarrarme las manos impidiendo que me mueva. De repente me acuerdo de Sophie, y empiezo a gritar —¡Sophie, Sophie!, ¿Dónde estás, Sophie? —Mi madre sale corriendo con mucha desesperación, pidiendo ayuda. —¡Enfermera, enfermera!, ¡por favor, ayúdennos! — La enfermera entra e inyecta algo en la vía que va hacia mi brazo, siento como mis ojos empiezan a cerrarse poco a poco, ya no puedo hablar, no siento mis manos, ya no tengo fuerzas para moverme, todo empieza a ponerse oscuro. Nunca pensé que el día de ayer sería el último día normal de mi vida. Me despierto y veo mi teléfono, son las cinco y media de la mañana, «todavía me queda media hora para dormir, ¿será que todo esto que estoy haciendo, servirá de algo? ¿estaré haciendo lo correcto?, si estudiar para ser médico ¿es para lo que nací?», me hago estas preguntas una y otra vez, todas las mañanas. A mis padres les encantaría una Cirujana en la familia, pero yo no estoy tan segura de quererlo para mí, soy una chica de diecinueve años descubriendo que quiere ser y a dónde quiere ir, mis padres ambos con doctorados, ¡unos zapatos bien grandes que llenar!, mi hermana Rommy de veintiocho años siguió sus pasos y se graduó de ingeniero con honores,  trabaja en la empresa de mi padre, Darío Beker ,quien también es Ingeniero,; empezó su propia compañía de reciclado cuando recién se graduó, y ahora es una de las principales del país. Mi madre Amelia de Beker, una de las mejores psicólogas. Ellos son muy exigentes con esto de estudiar, ya que tener una carrera para ellos significa "tener asegurado el futuro", aunque yo lo veo de otra manera, pienso que cada quien debería elegir como vivir la vida, ¡total hay una sola! y lo más sensato, sería vivirla haciendo lo que uno ama. A pesar de esto, mi papá es más comprensivo en ciertas cosas, no tengo muchos secretos que esconderle, cuando algo me pasa, suelo hablar con él, siempre tiene buenos consejos y me hace ver las cosas desde otra perspectiva, me ayuda mucho cuando estoy en conflicto con algo. Tengo unos padres exitosos, los cuales se desviven por mí, nunca me ha faltado nada, es por eso que trato de complacerlos en todo lo que puedo; hablo tres idiomas, español, inglés y francés, tocó el violín, estuve en el equipo de gimnasia de mi estado, pero me lesioné y tuve que dejarlo, ¡gracias a Dios por eso!, en verdad odiaba ir a gimnasia, ya que tenía que levantarme muy temprano todos los días, y díganme ¿qué niña preadolescente quiere levantarse temprano? Incluso en vacaciones. Desde niña siempre estuve en diferentes actividades, ellos dicen que eso formaría mi carácter,  tener disciplina y constancia en todo lo que haga, pero ahora que soy más grande, me han dejado decidir un poco sobre qué hacer en mis tiempos libres, y obvio los uso para aprender un poco más sobre el diseño gráfico, es algo que me llama mucho la atención y tomo clases con un chico que conocí en la Facultad, Liam, en realidad somos novios, mi padre lo sabe, y como es un chico de buena familia, me deja salir con el, ahora, sí mi madre se enterara, le disgustaría mucho, ya que como ella dice "la medicina es tu novio, enamórate de ella". En fin, ya son las seis de la mañana y debo levantarme, tengo un examen muy importante de anatomía humana, ya que estoy terminando el primer año de mi carrera, espero que no se me olvide nada, mi madre toca mi puerta tres veces, muy fuerte, para ver si ya estoy levantada. —¡Allison levántate!, o llegarás tarde a tu examen—. A lo que le respondo. —¡Si, ya voy! — Con un gran bostezo y estirando mis manos, me siento a la orilla de mi cama, miro hacia la ventana, la tenue luz del sol que entra por ella, me pongo mis pantuflas de ositos rosadas, que compre junto a mi bella Sophie, las vio en una tienda, y no hubo manera de que nos fuéramos sin comprarlas, así que compre, un par para ella y uno para mí. Me levanto y voy directamente al baño, que está dentro de mi cuarto, agarro el cepillo de dientes que está en un potecito de hello Kitty, le coloco la crema y me cepillo mis dientes unas setenta veces, siempre he pensado que la sonrisa es tu carta de presentación, no hay nada que no puedas conseguir con una hermosa sonrisa, al terminar, miro mis dientes en el espejo, ¡han quedado súper blancos!, pero veo lo desaliñada que estoy, tengo el cabello enredado en la cola que me puse anoche, es tan largo que me cuesta desenredarlo todos los días, lo lavo dos veces a la semana, ya que tardo de dos a tres horas en secarlo y plancharlo,  lo peino para desenredarlo y lo recojo para que no se me vaya a mojar, me quito mi pijama y la coloco en el cesto de la ropa sucia, me doy una ducha muy rápido, ya que debo apurarme para que me quede tiempo de repasar antes del examen. Me pongo unos jeans oscuros que me hacen ver un trasero muy firme, soy alta pero tengo unas buenas piernas y un trasero decente, no muy grande, pero tampoco muy pequeño, Dios me bendijo con un cuerpo bonito, aunque se le olvidó ponerme un poco más arriba, agarro una blusa blanca con mangas cortas y mi chaqueta de cuero, no puedo dejarla, siempre la cargo aun cuando hace calor, me pongo mis zapatos deportivos, me suelto la cola que me hice en el cabello, lo peino, y lo dejo suelto, me gusta así, casi nunca lo recojo, me pongo un poco de maquillaje, me coloco mis anteojos de color azul claro, ¡si soy media ciega!, y listo, soy una chica sencilla, ¡claro! siempre trato de andar arreglada, uno nunca sabe si se encontrará con el amor y no te ve por andar mal arreglada. Terminando de vestirme, mi madre vuelve a tocar mi puerta, pero está vez un poco más duro, creyendo que me he vuelto a dormir. —¡Allison ya sal!, se te hará tarde, tienes que desayunar para que tus pensamientos fluyan. le respondo a mi madre, —¡Si, ya estoy lista, en un segundo bajo! —agarro mi estuche de maquillaje y salgo; bajo las escaleras que están al final del pasillo, paso por la sala enorme y voy directo a la cocina, veo que está mi madre cocinando, entro y saludo: —¡Buenos días, a todos!— incluyendo a mi perrito locky, el cual se alegra mucho al verme, coloco el estuche de maquillaje sobre la mesa y lo cargo, es un perrito de r**a pequeña, de color blanco con una oreja manchada, es mi consentido, lo encontré un día en la calle, me siguió por unas cuantas cuadras y desde entonces es parte de la familia, me costó mucho convencer a mis padres de quedárnoslo y ahora no pueden vivir sin él, a veces creo que lo quieren más que a mí, pero eso me parece genial, que tengan otra cosa en que concentrar su atención de vez en cuando, mi padre un hombre un poco robusto ya que va todo los días con mamá al gimnasio, se conservan muy bien para sus cincuenta y seis y cincuenta y cuatro años. Él está sentado en la mesa, leyendo el periódico en su Tablet, y tomando su café el cual no puede faltar en las mañanas, me ve cargando a locky y me dice. —¿Cómo amaneció mi cosita? —, desde pequeña me ha dicho así y yo le digo cosito. —¡Bien mi cosito! —, dejando a locky en el suelo, para darle un beso en la frente a mi papa. —Y tú papi, ¿Cómo estás?, ¿Cómo están las cosas en la empresa? — El distraído con las noticias del día, no me responde, supongo que todo estará bien, como siempre. Me lavo mis manos en el lavaplatos, mi madre está a un lado cocinando, algo muy rico, ya que huele delicioso, la abrazo y le doy un beso en el cachete. Me siento junto a mi padre y mi madre me sirve un plato con tres panquecas, bien esponjosas llenas de mermelada de naranja y miel. —¡Mis favoritas! —le digo con un tono emocionada —¡Umm Gracias Mamá!, sabes lo que me gusta siempre—. Ella me ve y sonríe diciendo. —Hoy tendrás un examen muy difícil, por eso te hice tus panquecas favoritas, para que empieces con motivación el día. Ella siempre intentando motivarme en todo, lo aprecio mucho. Me las como corriendo y dejo el plato tan limpio que le he pasado el dedo para no dejar nada de esa mermelada, me levanto de la mesa, me lavo bien mis manos, agarro mi estuche de maquillaje y me despido de mis padres. Agarro las llaves de mi carro las cuales están en una mesita al lado de la puerta, junto a mi mochila, que he acomodado la noche anterior, antes de acostarme, para no andar como loca en la mañana buscando todo. Salgo y veo mi Volkswagen, ese es mi otro consentido, el cual cuido con mi alma, para que no le pase nada, ya que tengo una amenaza de castigo sin carro, porque lo choque hace un tiempo y me dieron un memorándum, si le volvía a pasar algo me lo quitaban, y no podía permitir eso, ¡que mi madre me lleve a la universidad!, sería lo último que quisiera, ya que podría ponerse a psicoanalizar a mis amigos, para luego decirme todos sus defectos y por qué no debo andar con ellos. Me subo a mi carro, coloco todas mis cosas en el asiento trasero y manejo unas cuadras más abajo para recoger a mi mejor amiga Ally, ella estudia Ingeniería en la misma universidad a la que yo voy.  Le encanta ir a mi casa a preguntarle cosas a mi padre, aunque a veces creo que lo hace porque le gusta, de vez en cuando bromea diciendo que le encantaría estar con un hombre así, y la he pillado un par de veces viéndole el trasero, pero nunca le he prestado mucha atención a eso. Ella vive su vida al máximo, sin miedo a nada, lo que le provoque hacer lo hace sin pensarlo dos veces, mi madre dice que es una “hippie de la vida”, que unas diez sesiones de terapias con ella la harán ser una chica centrada, pero no creo que mi mamá logré cambiar esa alma libre y desbocada que ella tiene, la conozco desde que tengo diez años, a veces me gustaría ser como ella, vivir la vida sin tantas restricciones, al fin y al cabo, solo se vive una vez. Coloco una canción de mi gran poeta Arjona, amo a ese hombre, quisiera estar en su mente unos minutos para saber cómo piensa, o en que piensa, cuando escribe esas hermosas canciones, —¡el amor es un ingrato que te eleva por un rato y te desploma porque si...! —Llegó a la casa de mi amiga, toco la corneta del carro tres veces, ella se asoma por la puerta y grita  —¡Ya voy! La espero por unos minutos y vuelvo a tocar corneta, ella sale corriendo, la veo y pienso que es la típica niña sexy que todas queremos ser, alta, delgada, buen cuerpo, cabello liso que le llega a los codos, ojos azules claros, y muy sexy al vestir, toda una muñeca, ¡ah! y un detalloso, con senos operados, si yo le pidiera a mi madre operarme los senos, ella enseguida me diría que tengo un trauma, el cual me hace tener la autoestima tan baja para no querer mi cuerpo tal y como es, y muchas tantas cosas más,  pero ¿qué chica no quiere hacerse los senos?, ¡las que ya los tienen hecho!. Ally se monta en el carro y me dice. —¡hola!, mi queridísima amiga Allison, que me lleva todos los días a la uni, ¿cómo amaneció esa amargura mía? —. Me da un beso en el cachete, yo le volteo los ojos y le respondo —La próxima vez que no estés lista te dejo— Con un tono bastante serio. Ella me dice —¡Si amargura! —. Con tono de fastidio, ya que siempre le digo lo mismo y nunca la dejo ni ella está lista a tiempo. — ¿Sabes? tengo algo que contarte— Me dice Ally con tono de misterio. —A ver Ally cuenta— Ella siempre tiene algo para decir. —Ayer me quede hasta tarde esperando a mi amor, tú sabes, estaba sentada entre los dos árboles que están cerca de la cafetería, en eso vi que llegó tu papi profe, estaba medio misterioso, viendo hacia los lados, como percatándose de que no hubiese nadie, lo que me pareció muy extraño, entonces me escondí entre los arbustos para que no me viera, a los cinco minutos llegó Ana y se acercó, ¡él ha tomado entre sus brazos y empezó a besarla!, yo no podía creer lo que estaba pasando, pero no los iba a dejar de ver, eso estaba muy interesante como para dejarlo pasar. Mi corazón se partió en dos, mi profe bello, es ese personaje que todas tenemos en nuestra mente, con el cual salimos, nos besamos, nos casamos, tenemos hijos y todo lo demás, pero que sabemos muy adentro que nunca pasará en la vida real. —¡No puede ser!, esta con esa sabelotodo de Ana, que suertuda la muy estu…—. Ally sin dejarme terminar mi insulto me interrumpe, mientras ve su teléfono el cual no suelta por nada del mundo, es parte de ella y dice: —Y eso no es todo, como ya estaba cerrada la cafetería, se iban a montar una en la mesa que está en el rincón, ¡pero que descarados!, él la agarro y la monto en la mesa y empezó a besarla como si se la fuera a tragar, ya hasta pena me daba seguir viendo, pero no podía parar, tenía que ver en qué terminaba todo eso, pero en eso unos chicos pasaron en un carro con las cornetas a todo volumen, y ellos  pararon,  quien diría que la mojigata de Ana sería capaz de eso— Yo súper asombrada, sin poder creer lo que ella me decía le dije. —Tú debes estar equivocada Ally, mi papi Profe no es así, es un hombre muy serio a pesar de sus treinta y tantos, es muy respetado en la facultad, nunca sería capaz de algo así — Ally viéndome tan incrédula a lo que ella me decía, me responde. —¡Bueno amargurita!, déjame decirte que no es así, que te han soplado o mejor dicho ¡tragado el bistec! Pensé «igual yo también lo he besado, en mi mente tantas veces». Seguimos hablando de cosas sobre la uni durante el camino, el cual es de una hora, desde nuestra casa en Trois Riviéres, hasta la Universidad Laval, de nuestra ciudad Quebec. Al llegar dejo a Ally en su facultad, la cual está tres edificios más adelante que la mía, me estacionó y veo que también está llegando el carro de Manuel mi papi profe, el cual se estaciona detrás de mí. Me quedo esperando hasta que el sale de su carro, solo para verlo pasar, Dios mío que lindo, es un chico no muy alto, de estatura promedio diría yo, con lentes negros, una barba en forma de candado, la cual se le ve muy atractiva, lleva puesto una camisa manga larga blanca, la cual dejo abierta, dos botones arriba, un pantalón azul oscuro, y zapatos de vestir, en su brazo lleva guindando su chaleco, el cual hace juego con su pantalón. Trato de abrir la puerta para saludarlo cuando pase por mi lado, pero la puerta se tranco, no abre, y lo veo pasar y observo como otras chicas que están paradas cerca, se le quedan viendo, al parecer no soy su única novia imaginaria, lo que me hace reír. agarro todas mis cosas, salgo del carro, noto el agradable y rico aroma que ha dejado el perfume de mi profe, inhalando profundo, pienso «me encantan los hombres que huelen rico». Camino hacia el salón A—30, donde nos harán el examen, allí me encuentro con unos compañeros de clase, incluyendo a Ana, es muy inteligente, aunque algo engreída, pero quién mejor para repasar que con ella, repasamos un poco. Estábamos esperando que el profesor nos llamará hacer el examen, estaba muy nerviosa, debía sacar buenas calificaciones, ya que eso era lo que esperaban mis padres de mí y yo quería darles esa alegría. Abren el salón y entrando corrí para sentarme justo en frente del escritorio de mi profe bello, casi tumbo a Ana por obtener el primer pupitre, solo le di un pequeño empujón y al ver que ella casi agarraba el pupitre, tire mi mochila, ya parecía yo jugadora de básquet, enceste mi bolso en el pupitre, ¡cinco puntos para Allison!, me reí muy sutilmente por no dejar que la odiosa de Ana se sentará allí, ella quedó dos pupitres detrás de mí. Observo como mi papi profe busca algo, o a alguien con la mirada, supuse que sería a Ana por lo que Ally me contó, al ver que el logro ubiRommy entre los sesenta estudiantes, supuse que, si era verdad aquello del cafetín, lo que me hizo sentir un poco triste, pero en fin no tenía tiempo para pensar en eso, debía concentrarme en el examen para sacar un cien perfecto. Nos piden que guardemos todo y empieza el examen, ojalá me pregunten sobre el esternocleidomastoideo ¡ese si me lo sé!, lo que siempre hago es leer las preguntas y contestar las que estoy segura serán correctas, y dejar de últimas en las que tenga dudas, cuando terminó de leer todo el examen, me doy cuenta de que solo respondí tres y son veinte preguntas, y ninguna menciona al tal externo ese, «¡Dios mío mándame sabiduría divina!, ¿qué es esto?», no sé nada de lo que allí pusieron, «¡no puede ser! cálmate Allison y respira profundo» me digo a mí misma, «empecemos a descartar respuestas, con razón la Ana andaba de besuquera con el profe, si esto está imposible de responder». Bueno al final respondí todo, pero con la moral en el piso, creo que raspare el examen, nos dejan anotar las respuestas en un papel ya que cuando todos terminen, publicarán en la cartelera las respuestas correctas, le entrego mi examen al profesor, que ni siquiera se dio cuenta de mi existencia. Salgo del salón, y me tumbo sentada en el piso pensando en lo mal que me fue, pero me animo viendo que no fui la única que salió mal, viendo la cara de cada persona que salía desmoralizado del examen, la única que veo alegre es a Ana, «esa niña probablemente sacara la máxima nota, como la odio». Al pasar un rato, veo que sale la secretaria de las oficinas de los profesores y coloca en la cartelera la lista de respuestas, me espero un rato a qué se despeje un poco la cartelera, ya que todos quieren ver cómo salieron; unas chicas empezaron a llorar, otros un poco tristes, la verdad a muy pocos les fue bien, cuando veo que ya no hay casi gente, me paro y voy con algo de miedo a revisar mis respuestas, tengo las manos frías del susto, pero ¡hay voy!, empiezo a tachar las respuestas incorrectas, al terminar me percató de que solo fueron dos, me alegre muchísimo, tenía muchas ganas de gritar pero me contuve por respeto a los que no pasaron el examen, la verdad estuvo súper difícil, en unas cuantas solo cerré los ojos y escogí al azar, pero bueno, estaba muy alegre de haber salido bien. Fui a las demás clases y se hicieron las cuatro de la tarde, ¡por fin ha terminado la semana!, estaré libre estos dos días, ya que no habrá más exámenes por los momentos, igual siempre tengo que estar estudiando y repasando, pero será luego ya que me encontraré más tarde con mi novio Liam, así que me voy a la casa para cambiarme. Llegó a mi casa, son ya las cuatro y cuarenta, no hay nadie, mis padres no han llegado, pero me recibe mi perrito mochi con mucha alegría agitando su colita y brincando de un lado a otro, lo cargo y le doy muchos besitos. —¿Quién es mi niño bello? ¿quién? le digo apapachándolo como si fuese un bebé de verdad, llegó a la cocina para tomar un vaso de agua, tengo mucha sed, y veo que el envase de agua de mochi está vacío,  —Pobre de mí perrito, debe tener mucha sed— Lo coloco nuevamente en el suelo, y de la misma agua que agarro para mí, hecho para él, inmediatamente mochi corre a su envase y empieza a tomar agua, a lo mejor paso el día sin agua, también noto que su envase de comida está vacío, busco la comide para perro y le hecho un poco en su envase, también, aprovechando que no hay nadie, le coloco un poco de salsa de carne que hay en la nevera, a él le encanta esa cosa. El muy contento batiendo su colita de un lado a otro, empieza a comer, lo dejo en la cocina y subo las escaleras hacia mi cuarto. Entrando a mi cuarto coloco la mochila dentro de mi closet, tiro mi teléfono en la cama, me desvisto, me desabrocho el pantalón y me quito la blusa. Quedándome en ropa interior. Me tumbo en la cama pensando en lo bien que me fue y en lo que me contó Ally.

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