Desesperado me levanta en brazos, besándome con esmero, camina por el lugar hasta encontrar el sofá, se acuesta sobre mí, enterrando su lengua en mi garganta, mientras mis senos se pegaban a su pecho, sintiendo su calor. Es una locura, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero apenas estamos empezando, no quiero parar de poseerlo, de recorrer con mis manos cada rincón de su cuerpo. Ardiendo, entierro mis uñas en su espalda y eso parece multiplicar su excitación. Con desespero se quita el bóxer, dejándome ver un atributo de 20 cm aproximadamente, que me hace agua la boca. Separa mis muslos y después de comprobar mi humedad, acomoda la punta en mi entrada, mirándome directo a los ojos, por mi parte, muero de deseos por sentirlo dentro mí, torturándome, juega deslizándolo por mis labios interno