La noche se nos fue en entregarnos una y otra vez y aunque todavía pienso que fue un poco diferente la verdad es que estoy bastante satisfecha, me siento llena, plena, relajada. Ahora es hora de que le plantee mi propuesta, le prepare el desayuno y en lo que salga de la ducha hablaremos y celebraremos por al fin dar el paso más importante de nuestras vidas. Ya puedo imaginar nuestro futuro, sé que en mi casa pondrán el grito en el cielo, pero no me importa es mi decisión y es mi vida. Estoy segura de que no me estoy equivocando al elegirlo a él como mi compañero de vida y también estoy segura de que nos ira a la perfección. ―Buenos días, hermosa ―saluda llegando a la cocina ya vestido y hermoso como siempre. ―Buenos días, amor ―contesto refugiándome en sus brazos―. Ven a desayunar, nece