Sin Molestias

2471 Words
“—What do you see when you turn out the light? —I can't tell you but i know it's mine. —¿Qué es lo que ves cuando apagas la luz? —No puedo decírtelo, pero sé que es mío.” With a Little Help From My Friends – The Beatles A Alba no le preocupaba que su novio la tocara, lo que la alteraba era tener a su hermano ya otras tres personas tan cerca. Quería pedirle a su novio que se detuviera, ya que ella conocía su propio cuerpo y sabía perfectamente que tanto manoseo terminaría surtiendo efecto en ella rápidamente. Erik era el único hombre que sabía cómo ponerla cachonda en poco tiempo… en realidad era el único con el que había estado, por lo que no sabía que tan absoluta sería esa declaración; pero una cosa era segura: Erik sabía cómo excitarla. Para empeorar su situación, dio un pequeño salto, con la intención de acomodarse en la cama, y terminó cayendo de costado sobre Jorge. Sofía se alejó cuando sintió el peso de Alba en su brazo, mientras la insultaba por dentro. No le caía mal la hermana de Alexander pero esta vez había arruinado sus propósitos, justo cuando tenía el pene de su novio a su merced. Jorge amortiguó a Alba, pero siseó de placer cuando sintió que la mano de la chica tocaba su m*****o. —¿¡QUÉ…!? —Alba se quedó con la boca abierta. ¿Por qué Jorge tenía su v***a fuera del pantalón? ¡Se estaban tocando! Aunque lo que más le impresionaba era notar lo duro que tenía Jorge su aparato masculino. Por acto reflejo intentó cerrar su mano derecha alrededor de ese pedazo de carne y no consiguió que las puntas de sus dedos se encontraran. —Por tu bien, chiquita, te recomiendo que saques la mano de ahí antes de que te coj… —Jorge recibió un tirón de pelo por parte de su novia— ¡Auch! —gimió de dolor. Su novia no lo reprendió por celos sino por haberle faltado el respeto a la hermanita de Alexander. Él entendió el mensaje. Alba salió disparada y se abrazó a Erik en busca de refugio, pero para su sorpresa, el sentir el calor del cuerpo de su novio le produjo un fuerte deseo s****l. Apretó los brazos en torno a él, y lo besó con pasión. Alexander estaba en un mundo ajeno. Había conseguido subir la remera de Adri y ya estaba comiéndole las tetas… amaba esos turgentes pechos, y los piercings que los decoraban. Notaba a Adri muy excitada, aunque ésta no estuviera gritando como solía hacerlo. Para reprimirse ella había optado por morder el hombro de su amante. Refugiados en la oscuridad podían dar rienda suelta a sus perversiones y deseos ignorando a los presentes, o mejor aún, sabiendo que ellos estaban cerca y no podían verlos, pero sí oírlos. Adri estaba gozando. Amaba que Alexander le devorara de esa manera los pezones, aunque su excitación había aumentado cuando imaginó a Erik y Alba intercambiando parejas con Jorge y Sofía. A Adri no le había pasado desapercibida la mirada libidinosa que lanzó Jorge sobre Alba minutos antes de que la luz se apagara. La prepotencia de ese hombre hacia las mujeres hermosas la ponía como loca. Hasta ella había sido víctima de sus indiscretas miradas… saber que él estaba en esa misma cama, a tan pocos metros, haciendo quién sabe qué cosa con su novia, le producía mucho morbo. Erik no entendía qué había pasado para que Alba estuviese comiéndole la boca como si fuese una muerta de sed intentando succionar el líquido de su lengua; pero no iba a desaprovechar la oportunidad. Acompañó los besos de su novia con unas tiernas caricias en la espalda. Pocos días atrás, se había dado cuenta que Alba le excitaba mucho que él la agarrara de la cadera con ambas manos y le hiciera sentir su erección. Lo hizo, y ella colaboró acomodándose en el lugar preciso para que el falo erecto la hincara en el centro de sus labios vaginales por encima de la ropa. Al posicionarse extendiendo las piernas, chocó contra otra persona. No le importó. Casi podía sentir el clima s****l en el ambiente, había un hedor dulce y extraño que la embriagaba y la excitaba a tal punto que podía dejar sus prejuicios de lado. Erik recorría su cuello dejando besos en el camino, acercándose cada vez más a sus pechos, la dulce jovencita deseaba que él las poseyera por lo que tomó su remera por debajo cruzando los brazos, para quitársela. En ese momento se detuvo e intentó pensar con más claridad. ¿De verdad quería que su novio le lamiera las tetas delante de todos? El rubio, como si hubiera advertido el titubeo de su novia, le acarició con suavidad la entrepierna, esto respondió la pregunta de Alba, se quitó la remera de inmediato. Alexander notó que una pierna caía sobre las suyas. No le importó. Adri había comenzado a besar sus tetillas y sólo podía concentrarse en el placentero cosquilleo que esto le producía. Esta mujer había descubierto la mayoría de los secretos que a él lo calentaban de sobremanera. Mientras la lengua de su novia cruzaba por su pecho, una suave tela le cayó en la cara. Por el perfume que ésta traía supo de inmediato que se trataba de la remera de su hermana, estuvo a punto de decirle algo pero no se animó a hablar. Se limitó a sacudir un poco una pierna indicándole a Alba que él había recibido la prenda de vestir. La muchacha captó el mensaje pero en lugar de insultar a su hermano, sólo le dio un leve empujón, dándole a entender que no quería ser molestada. Ella se quedó disfrutando de las caricias y lamidas que le proporcionaba Erik en sus “pechos como merengues”, como él solía describirlos. Ya los sentía duros y con los pezones erectos. Quería gemir, pero le daba mucha vergüenza y cada vez le costaba más trabajo contenerse. Si un minuto atrás le hubieran dicho que se animara a dejarse chupar las tetas por su novio, se hubiera enfadado y ofendido; sin embargo aún podía sentir la textura de ese erecto m*****o viril entre sus dedos, lo cual la excitaba demasiado. Nunca antes había tocado la v***a de otro hombre. Sofía escuchaba atentamente todo lo que ocurría a su alrededor, mientras acariciaba suavemente el pene de Jorge con una mano y su v****a con la otra. Ella siempre tuvo debilidad por el sexo, había hecho cosas locas en su vida, pero nada se comparaba con esta situación. Le calentaba muchísimo saber que había gente a pocos centímetros de ella teniendo encuentros sexuales, estaban tan cerca que podía sentir el calor que emanaba de sus cuerpos, y los movimientos que hundían el colchón. Estiró las piernas a lo largo, sin dejar de tocarse, y pudo sentir finos dedos acariciando su muslo derecho por arriba del ajustado pantalón. Esa debía ser la mano de una mujer, le provocó mucho saber que podía tratarse de Adri. Si bien no compartía su moda en absoluto, estaba comenzando a reconocer que esa chica era bonita; a su manera. No lo aguantó más, no importaba qué consecuencias pudieran tener sus actos, necesitaba hacerlo, inclinó su cabeza hacia abajo abriendo grande la boca y tragó la v***a de su novio hasta donde entró. Nunca había logrado tragarlo completo y eso la provocaba aún más. No pudo evitar que un ronco gemido saliera de su boca cuando la tuvo llena de v***a. Al mismo tiempo que Erik desabrochaba el pantalón de su novia, ella le arañaba la cabeza, fuerte señal de que estaba disfrutando lo que ocurría. Lentamente metió mano en el pantalón de la chica y acarició su concha, estaba húmeda, sintió el clítoris duro y su pene dio un leve salto de emoción. Jorge agarró la cabeza de Sofía y comenzó a marcarle el ritmo. Su mujer sabía jugar sucio, comenzó a acariciarle las bolas utilizando sus largas uñas. Él tuvo que controlarse para no acabar, nunca había tenido problemas para aguantar los primeros minutos del acto s****l, pero esta vez la situación era muy diferente. Podía oír los gemidos de la hermosa Alba, y su pervertida imaginación intentaba transmitirle todo lo que la chica estaba experimentando a tan poca distancia de él. El dorso de su mano derecha estaba suavemente posado en la espalda desnuda de la chica; lo tentaba mucho poder tocarla, pero tenía miedo que se enojara. Alexander, quien ya estaba hurgando la concha de su novia con los dedos, abrió los ojos como platos al escuchar un bufido proveniente de la zona que ocupaban Sofía y Jorge, acompañado por una seguidilla de chasquidos húmedos. Reconoció ese característico sonido, lo había escuchado más de una vez, sólo podía significar una cosa: la rubia se la estaba chupando a Jorge. La situación se estaba descontrolando. Pensó en levantarse y echar a patadas a todos, para que lo dejaran tener sexo con su novia; pero justo en ese momento ella hizo una serie de rápidos movimientos, levantó su pollera y giró en redondo, quedando en cuatro patas sobre la cama, dejando la cola prácticamente contra la cara de su novio. Alexander no vio otra alternativa que empezar a lamer frenéticamente la abultada concha de su hermosa novia, disfrutando de ese sabor dulzón y viscoso que él tanto adoraba. La muchachita punk perdió la cabeza en cuanto sintió las piernas de la hermosa Sofía y ésta le permitió acariciarlas. Siempre tuvo inclinaciones lésbicas, y no tenía miedo de admitirlo, pero se sorprendió al ver que la otra chica reaccionaba de buena manera, separando un poco sus piernas. Cuando Adri giró en redondo para que su querido novio le comiera la concha, recostó su pecho en las piernas de la rubia. Al acariciarlas desde arriba hacia abajo con ambas manos se percató de que ella tenía el pantalón desprendido, las lamidas de Alexander la llevaron a un clima s****l increíblemente agradable y lo que más le provocaba era sentir el olor a la concha de Sofía, la cual estaba a pocos centímetros de su nariz. —¡Ay amor! —Gimió Adri. Su exclamación fue casi un susurro, no todos lograron oír qué dijo exactamente; pero todos entendieron que era un gemido de placer. Ella no pudo evitarlo, o mejor dicho, no quiso. Sintió cómo la lengua de Alexander entraba en su agujerito rosado, luego raspaba con los dientes la zona de sus labios vaginales, bajando únicamente para encontrarse con su clítoris hinchado, baboso y deseoso de esa boca. Alba no entendía qué le pasaba a la mujer que estaba gimiendo de aquella manera, en su ingenuidad hasta llegó a pensar que pudiera estar pasándole algo malo; pero los pensamientos se le escaparon de la cabeza. Erik había comenzado a desnudarla, ella permitió que le quitara los zapatos y las medias pero se resistió un poco a que le quitara el pantalón. Luego supo que estaba actuando como una idiota, ya tenía las tetas al descubierto, y no podía culpar a su novio por querer tenerla completamente desnuda. De todas formas nadie podía verla. Tuvo la idea de irse con Erik a su propio cuarto, para que pudieran hacer el amor en paz, pero fue consciente de que allí haría mucho frío y el cuarto de su hermano estaba agradablemente cálido. También le causaba cierto morbo y curiosidad saber que estaba actuando de esa manera tan cerca de su propio hermano. Nunca había estado siquiera excitada con Alexander en las cercanías. Erik le quitó la tanga, dejándola como Dios la trajo al mundo, pudo sentir un ardor interno que la hizo gemir de placer. Ella se inclinó hacia atrás buscando apoyo y su cabeza quedó en la parte superior del muslo de Jorge, ninguno de los dos tenía lugar para reubicarse, por lo que se decidió quedarse allí, escuchando lo que ocurría a tan solo centímetros de su cara. Su calentura aumentó cuando llegó a la conclusión de que Sofía dirigía una frenética sesión de sexo oral, justo al lado de su propia cara. Su corazón comenzó a latir al mismo ritmo con el cual la rubia mamaba la v***a de su novio. Para mayor complacencia, la lengua de Erik recorrió las plantas de sus pies, algo que a ella le fascinaba. El chico metió uno a uno los suaves dedos del pie de su novia dentro de la boca y los succionó. Luego subió desparramando besos en esas largas y torneadas piernas, hasta llegar al único sitio del cuello para abajo en el que Alba tenía pelitos, justo arriba de esa carnosa v****a que estaba hinchada de gozo. Ella abrió las piernas para su novio rozando con una de ellas uno de los brazos de Adri y las costillas de Alexander, quien ocupaba todo el ancho de la cama, a los pies de la misma. Adri estaba en una cumbre de placer. Alexander no había parado de lamer su concha y ahora él estaba abriendo de a poco su culo. La estaba matando, pero lo que más le causaba impaciencia era acariciar, casi como por casualidad, el suave y delicado pubis de Sofía. Había luchado todo lo posible contra su tentación, pero ya era momento de ir por más. Perdiendo las sutilezas tiró hacia abajo el ajustado pantalón de la rubia, ésta levantó la cadera, despegando su cola del colchón y permitió que la desnudaran de la cintura para abajo. La chica punk arrojó lejos el pantalón y luego separó esas delgadas piernas. Frenética, fue a buscar lo que tanto deseaba, aún temerosa de que la rubia pudiera molestarse. Sabía que tenía una sola oportunidad, por lo que le brindó una intensa y lenta lamida a esa concha que chorreaba jugos viscosos. Sofía no se molestó en absoluto, a ella no le importaba quién se la chupara, siempre y cuando lo hiciera bien, y esta chica lo estaba haciendo de maravilla. Para dárselo a entender, agarró su cabeza y la hundió más contra su concha. Adriana comprendió el mensaje de inmediato, aceleró los movimientos de su lengua y luego la hundió en ese pequeño agujero salado, mientras su novio le hacía lo mismo en el culo. El desprecio que había sentido por Sofía se había esfumado, en ese intenso momento admitía que ella era la mujer más hermosa a la que le había chupado la concha. Se sentía muy halagada sólo por saber que ella se lo permitía. Mucha gente pagaría fortuna por meter la cabeza entre ese hermoso par de piernas. No le imoportó disimular, el ruido que causaban sus constantes succiones, era inequívoco. Ya todos deberían haberse dado cuenta de que a alguien le estaban chupando la concha.
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