El corazón le palpitó bestialmente luego de semejante confesión, pero su súplica fue escuchada.
Jorge le susurró “Vamos” a su amigo, y le sacó la v***a del culo. Alexander se apartó de Sofía y se dirigió hacia el sector en el que estaba el respaldar de la cama. Se sentó, apoyando la espalda, y estiró un brazo. Encontró a Alba, por su contextura física supo que era ella. La atrajo hacia él.
Alba comprendió de inmediato que ese era su hermano, no había lugar para dudas. Pero ésto no le molestó, en absoluto. Al contrario, le calentaba la idea de que él volviera a penetrarla. No sabía cómo haría para mirarlo a los ojos después de esa noche, pero ahora no tenía por qué preocuparse de eso, la oscuridad la refugiaba.
Se montó sobre la pija de su hermano y permitió que se le clavara hasta el fondo de la concha. Como estaban cara a cara, comenzaron a besarse apasionadamente, como si fueran novios de toda la vida. Jorge, que sabía cuál sería la posición que le tocaría adoptar, se colocó detrás de Alba. Apuntó su gruesa v***a a ese culo, y la penetró con una potencia animal. Alba soltó un fuerte grito de placer, que resonó en toda la pieza. Y éste sólo fue el primero de muchos. Entre los dos comenzaron a cogerla muy duro, los movimientos de la cama se hicieron tan intensos que todos temieron que ésta cediera. Pero aguantó.
—¡Ay, me van a partir al medio! —Gritó Alba—. ¡Ay sí… así, bien fuerte! ¡Quiero pija! ¡Quiero pija!
Erik, llevado por la inmensa calentura que le provocaron los gritos de su novia, se acercó a ella, poniéndose de pie en la cama, y le clavó su v***a en la boca. Los gemidos de la chica se ahogaron al recibir ese pedazo de carne, y empezó a chuparlo al ritmo de las penetraciones. Quien más fuerte se la metía era Jorge, que se la estaba cogiendo como un salvaje. Ella podía sentir cada centímetro de esa gran v***a taladrándole el orto; pero no era dolor lo que sentía, sino el mayor placer que había experimentado en su vida. Le estaban dando tres pijas a la vez, y se sentía más puta que nunca; para colmo dos chicas más serían testigo de su “liberación”. Pero eso, en lugar de incomodarla, la excitaba más. Ya podía sentir una conexión especial con esas mujeres.
Sus tres amantes la estaban llevando a un nivel de placer que nunca había experimentado, le costaba concentrarse en una sola de esas vergas. A veces podía sentir más placer por la que tenía en la concha, ya que era la de su propio hermano. Otras veces procuraba darle una buena mamada a su novio, dándole chupones en la punta de la v***a y tragándola hasta donde la garganta se lo permitía. Sin embargo la que más captaba su interés era la que entraba y salía de su culo. No podía creer que, ese agujero antes virgen, estuviera proporcionándole tanto placer, y al mismo tiempo tanto sufrimiento. Jorge no tenía tregua con ella, se la cogía como si fuera un actor porno.
Mientras los tres hombres le daban pija a Alba por sus tres agujeros, Adriana y Sofía no perdieron el tiempo. Se colocaron en posición de 69, y empezaron a chuparse las conchas la una a la otra, motivadas por los ahogados gemidos de Alba. La primera de las dos en alcanzar un orgasmo fue Sofía, y sus jugos vaginales fueron a parar dentro de la boca de la chica punk, que ni por un segundo dejó de succionarle la concha. La rubia también se esmeró, esa mujer la había sorprendido, ya no la vería con los mismos ojos que antes. Sabía que en ella no sólo había encontrado una buena amiga, sino también una gran amante.
Alba hubiera deseado quedarse más tiempo en esa posición, pero luego de unos cuantos minutos de recibir pija sin parar, sus orificios ya no podían tolerar más. Su cuerpo aún no estaba acostumbrado a tanto desenfreno s****l, pero algo le decía que tendría una nueva ocasión para disfrutar de una cogida similar. Estuvo a punto de pedir que se detuvieran, pero en ese momento sintió algo tibio llenándole la concha, y casi al instante, el semen de Erik empezó a saltarle dentro de la boca. Jorge se demoró unos segundos más, pero él también dejó salir una potente descarga de leche, y ésta fue a parar directamente al culo de la jovencita.
Cuando los tres vaciaron toda su reserva de esperma, dejaron a Alba. Ella cayó, completamente agotada, y con espasmos orgásmicos. Como si supieran exactamente lo que ella necesitaba, Adriana y Sofía se le acercaron y comenzaron a besarla y a lamerla en sus tres agujeros. Adriana le metió la lengua en la boca, compartiendo con ella el semen de Erik, y Sofía se encargó de chuparle el culo. Poco después, entre las dos, le comieron la concha. Apenas unos segundos atrás Alba se sintió como una “comehombres” de primera categoría; pero ahora, con sus dos amantes femeninas, se sentía completamente lesbiana, por primera vez en su vida. Cayó en la cuenta de que había menospreciado todo el placer que podía proporcionar una mujer. Pero se alegraba mucho de haberlo descubierto de esta manera, porque le permitiría repetir la situación. Ya podía imaginarse organizando numerosos tríos lésbicos con Adriana y Sofía… una noche sólo de chicas. Tal vez los chicos hicieran algo parecido, por su parte, ahora que habían roto uno de los mayores tabúes masculinos.
Alba gimió suavemente, y todo a su alrededor se fue apagando. Estaba completamente agotada, ya no podía más.
Fue la primera en quedarse dormida, y poco después se le fueron sumando los demás. La cama era demasiado pequeña para contener seis personas, pero se las ingeniaron a para entrar todos. Quedaron prácticamente el uno sobre el otro, usando el cuerpo más cercano como almohada. La noche se volvió día, y esa amalgama de placer conformada por los seis amigos, sería el punto de partida para un nuevo nivel de complicidad y confianza.