Quiero un Trío

2496 Words
Adri estaba ansiosa por volver a probar la v***a de Erik, consideró que ya le había dado suficiente tiempo para divertirse con Jorge, y como ella los había ayudado un poco, merecía una recompensa. Se arrastró por la cama, hasta que pudo tocar al chico rubio, que seguía en cuatro, jadeando por la potente cogida que estaba recibiendo. Adri lo besó en la boca con la misma pasión que podía besar a su novio… o a cualquier hombre que fuera capaz de calentarla. Mientras sus lenguas se entrelazaban, ella buscó a tientas la v***a de Erik; estaba dura y eso era una muy buena noticia. Como pudo, colocó la cabeza debajo del cuerpo del rubio, y comenzó a chuparle la pija. Con una mano le acariciaba el culo, y no perdía la oportunidad para tocarle un poco la v***a a Jorge; la cual entraba y salía de ese agujero, como si estuviera intentando romperlo. Luego de entretenerse un rato con la v***a de Erik, Adri se acercó al oído del rubio y le susurró algo en voz tan baja que solo él pudo oírlo: “Rompeme el orto”. Erik la estaba pasando de maravilla, pero la v***a de Jorge era muy grande, y ya le estaba costando aguantar las potentes embestidas. A él sí que le rompieron el orto. En pocos minutos había pasado de ser un chico heterosexual, con novia; a ser la puta de Alexander y Jorge. Le había encantado, pero primero debía dejar que su adolorido culo descanAlba. Decidió aceptar la propuesta de Adri, no porque pudiera servirle para reafirmar su masculinidad, eso le importaba poco; le había gustado que le hicieran el culo, y seguramente se lo dejaría hacer otra vez. Aceptó el pedido de Adri porque ella también lo calentaba. Sin que Alba se diera cuenta, Erik había espiado el gran culo de Adri en más de una ocasión. Ahora tenía la oportunidad de meterle la v***a, y no la iba a dejar pasar. Con un par de golpecitos en la mano, le avisó a Jorge que ya era suficiente. Él se apartó sin poner objeción alguna. Libre de su viril amante, Erik irguió su torso para permitir que Adri se acomodara delante de él. Cuando la chica punk ya estuvo en posición, empezó la placentera tarea de dilatarle el culo, con la punta de su v***a. Adri colaboró mucho, retrocediendo cada vez que lo creyó necesario. Ella no era virgen del culo, ya tenía mucha experiencia en el tema, y no sólo gracias a Alexander. Antes de ser su novia, había tenido varios amantes… muchos amantes; y a todos les había entregado el culo, sin excepciones. Aunque se tratase de alguien que hubiera conocido esa misma noche en una discoteca. Ahora no pararía hasta que las tres vergas paAlban por su culo, lo cual sería un récord personal. Lo máximo que había disfrutado de sexo anal en una misma noche había sido de dos vergas. Aunque eso lo había repetido en varias ocasiones. Le encantaba liberarse con dos hombres, y dejarse hacer de todo por ellos. No lo veía como un sometimiento, sino como una liberación. Lo que más le estaba gustando de esta noche, era que todos estaban disfrutando de esa misma sensación de libertad s****l que ella tantas veces había experimentado. Alexander sabía de las “libertades” que se tomaba su novia, y no le importaba que fuera tan promiscua, ni que muchos hombres ya le hubieran hecho el culo. Al contrario, lo calentaba. Él necesitaba una novia que tuviera una mente tan abierta para el sexo. Una novia que se prestara para hacer un trío… o tal vez para una orgía. Jorge se quedó sin culo para penetrar, pero no sin ganas. No le costó encontrar a su próxima víctima, al estirar la mano hacia su derecha encontró a Alba. Sabía que era ella, porque ya se había familiarizado con su anatomía. Agarró con fuerza a la chica y la hizo ponerse en cuatro sobre la cama, justo delante de él. Luego, sin pedirle permiso, le clavó la mitad de la pija por el culo. Al sentir ese gran falo penetrándola por detrás, Alba soltó un potente gemido de placer. Le importó poco que todos la escucharan gritar como a una puta; por lo que no se midió con los gemidos que vinieron después. Esa v***a era un poco más grande que la de su hermano, y estaba llevando su culo a un nuevo nivel de dilatación. Ahora podía experimentar lo mismo que su novio. Si a Erik le gustó tanto como a ella esa pija, entonces se alegraba mucho por él. No le había dado demasiadas vueltas al asunto, pero la fantasía de ver a su novio con otro hombre le producía cierto calorcito en la concha. En este momento sentía que lo amaba aún más… quería que más hombres le rompieran el culo Erik. Quería escucharlo gemir como una puta, y ver cómo le metían una buena v***a… mientras ella recibía otra, también por el culo. Así los dos podrían gozar como putas. Alexander había disfrutado mucho el pete que le hicieron entre su novia y su hermana, le encantó que Alba se hubiera tragado toda la leche. En sus oscuras fantasías, había visto más de una vez a Alba con la cara llena de esperma, deleitándose y saboreándolo. Esta vez no pudo verlo, pero no le importaba, porque había sido real. Estaba tan caliente que ya tenía la v***a dura otra vez, aunque Alba colaboró con eso, ya que no dejó de chuparla luego de que él acabara. Sabía que alguien se estaba cogiendo a su hermana, lo que lo dejaba sin amante, de momento. Pero pocos segundos después sintió una delicada boca saboreando su pija. Esta vez sí, no podía ser otra que Sofía. El premio que tanto había esperado. La rubia no se entretuvo mucho tiempo chupándole la v***a a Alexander, ella sólo quería corroborar que estuviera bien dura. Una vez hecho esto, dio media vuelta y se puso en cuatro. Orientó la v***a de Alexander hacia su culo. Ella no lo tenía virgen, Jorge ya se había encargado de rompérselo en varias ocasiones. Por eso no le costó mucho trabajo obtener la dilatación suficiente para que Alexander pudiera penetrarla. No le importaba que el pene fuera un poco más chico, Alexander tenía algo que le resultaba muy atractivo, y quería que él le diera una buena cogida por el culo. Allí estaban, las tres mujeres, en cuatro patas, gimiendo sin ningún miramiento, mientras sus amantes de turno les daban mucho placer anal. La que más estaba sufriendo, era Alba. No sólo por tener que soportar en su, recientemente desvirgado culo, la v***a más grande de las tres; sino porque Jorge no tenía ningún tipo de misericordia con ella. Le estaba taladrando el orto con una fuerza bestial que hacía sacudir toda la cama, y a ella la hacía relinchar como una yegua en celo. De estar encendidas las luces, todos hubieran notado la cara de sufrimiento de Alba; tenía los dientes apretados y la piel enrojecida, el sudor caía copiosamente por todo su cuerpo, y su concha chorreaba flujos sexuales. Tenía el orto bien abierto, y esa gran v***a no se detenía ni segundo. Entraba y salía con cada vez más soltura. A pesar de todo este sufrimiento, Alba estaba pasando el mejor momento s****l de su vida, y la invadió un nuevo orgasmo, el cual expresó gritando y gimiendo de placer, opacando los gemidos de las dos chicas que estaban a su lado. Sofía, quien disfrutaba de la v***a de Alexander, escuchó los gritos de Alba y quiso ser partícipe de ese hermoso momento. Le bastó con girar un poco la cabeza hacia su izquierda, para encontrarse con los labios de Alba. Se besaron y entrelazaron las lenguas como si fueran actrices porno experimentadas. A Alba le gustó tanto este beso lésbico, que quiso ir por más. Giró su cabeza hacia el otro lado y repitió el apasionado beso con Adriana, quien no dudó ni un instante de meterle la lengua hasta la garganta. Sin quererlo, habían conseguido quedar bien organizados en la cama, y se podrían haber quedado así durante el resto de la noche; pero todos querían seguir probando diferentes cosas. Disfrutaron unos minutos más de esa posición, con las chicas chillando y gimiendo ante cada nueva penetración. Los tres hombres se esforzaban al máximo, no por competir entre ellos, sino para darle a esas bellas mujeres tanto placer como les fuera posible. La primera en abandonar su posición fue Alba, si bien amaba la forma salvaje en la que Jorge se la estaba cogiendo, su cuerpo ya no aguantaba más. Gateó por la cama hasta colocar sus nalgas frente a Adriana, y por suerte su cuñada entendió perfectamente el mensaje. La lengua exploró todo el dilatado agujero de su culo, y sintió tanto placer como alivio. Por su parte, Jorge buscó a la próxima víctima de su gran m*****o viril, y no se le ocurrió otra idea mejor que su amigo Alexander. No tenía evidencias que le hicieran pensar que Alexander lo permitiría, pero el instinto le dijo a Jorge que allí tenía una buena oportunidad, y que debía probar. Humedeció la punta de su v***a con abundante saliva y se posicionó detrás de su amigo. Tal y como había sospechado, Alexander se inclinó hacia adelante, levantando sus nalgas, sin dejar de clavársela a Sofía. Alexander sabía exactamente lo que pasaría a continuación, y no tuvo dudas. No después de presenciar la forma en la que Erik se entregó al morbo y al deseo. Él también quería probar, y quién mejor que su amigo Jorge. Se alegraba de que él hubiera tomado la iniciativa, y que no tuviera que pedirlo. Ya había un acuerdo tácito entre los dos. Alexander entregaría su culo, y ninguno de los dos hablaría sobre el tema, a no ser que fuera estrictamente necesario. El glande presionó su agujero y él se preparó para lo que venía. Se quedó quieto, con su propia v***a bien metida en el culo de Sofía, e inclinándose hacia adelante, hasta que su pecho se posó sobre la espalda de la rubia. Sofía giró la cabeza y se encontró con la boca de Julián, se unieron en un apasionado beso. La rubia no necesitaba ver para comprender lo que estaba ocurriendo. Sabía perfectamente que los gemidos ahogados de Alexander se debían que le estaban rompiendo el orto, y esto la llenó de morbo. Alexander fue testigo de lo que una v***a de buen calibre podía hacer en un culo, pero a pesar del dolor, no sintió miedo. Confiaba en su amigo, y él no forzaría la entrada, mucho menos con su experiencia en sexo anal. Ya habían compartido juntos anécdotas de cómo Jorge le cogía el culo a Sofía, y Alexander fantaseaba con hacerle lo mismo a la rubia… lo que no se imaginó es que estaría también en el lugar de ella; pero allí estaba cumpliendo los dos roles a la vez: el activo y el pasivo. Jorge pretendía demostrarle a su amigo que no tenía ningún tipo de prejuicios al saber que él entregaba el orto. La mejor forma que encontró de comunicarle eso, fue cogerlo con mucho ímpetu. El culo de Alexander era virgen, pero Jorge se las ingenió, a base de saliva y presión, para que toda su v***a pudiera deslizarse a la perfección dentro de ese agujero. Los gemidos de Alexander le indicaron que estaba haciendo bien su trabajo. A Jorge le fascinaba poder sentir, en la punta de la v***a, un culo abriéndose, y el de su amigo le estaba dando una de las mejores sensaciones que había experimentado. Erik se estaba esforzando en darle una buena cogida al culo de Adriana, y ella estaba respondiendo muy bien, con los expertos movimientos de sus caderas. El problema para el rubio fue que la chica era demasiado buena en el sexo, y no pudo aguantar más. Su v***a comenzó a escupir toda la leche que llevaba dentro. Adriana aprovechó para clavarla hasta el fondo de su culo, donde recibió todas las descargas de semen. Lo hizo mientras su lengua recorría el orificio anal de Alba, ella gemía con pasión y sin ningún tipo de filtro. Le calentaba cada vez más saber que los otros la escuchaban. Oyó los gemidos de su hermano y supo que lo estaba ocurriendo: le estaban haciendo el orto. Se prometió que jamás se burlaría de él por hacer eso, por más enojada que estuviera. Lo consideraría una traición y una hipocresía, porque a ella también le habían llenado el culo de v***a, y le encantó. Además se había animado a probar concha, y ya tenía ganas de hacerlo otra vez. Para su fortuna, Adriana le dio unas palmaditas en la cola y se dio la vuelta; Alba entendió el mensaje. Ella también giró en su lugar, hasta quedar con las nalgas de Adriana contra su cara. Se mandó a chupar directamente el culo, y le encantó encontrarlo bien dilatado; pero lo mejor fue que venía con semen en su interior. Reconoció el sabor del semen de su novio, y empezó a chupar ese culo con ganas, para tragárselo todo. Adriana reanudó el meneo de sus caderas, ya que quería que Alba le chupara todo, no sólo el culo. Alba comprendió, y se esmeró al darle unos buenos chupones a los carnosos labios vaginales de la novia de su hermano. Erik, a pesar de haber acabado, aún seguía con la pija dura. A tientas logró localizar a alguien que estaba en cuatro patas. Supo de inmediato que se trataba de Sofía, ya que le tocó una teta. La rubia, apenas sintió la proximidad de Erik, estiró la mano para agarrarle la v***a. Cuando la tuvo lo suficientemente cerca de la boca, se la tragó completa. Tenía ese gustito a semen recién eyaculado que la volvía loca, por lo que disfrutó al máximo del momento, mientras Alexander le daba por el culo. Tenía que admitir que el pibe cogía bien, y no rechazaría ninguna oferta s****l que él le hiciera, aunque Jorge no estuviera presente. Tal vez hasta haría algunos tríos con Alexander y Adriana, ella también la había cautivado. La noche estaba llegando a su fin, y los seis amigos ya estaban prácticamente agotados, de tanto coger; sin embargo aún les quedaban algunas cositas pendientes. Alba, que ya había disfrutado de la concha y el culo de Adri, estaba muy ansiosa; no quería quedarse con las ganas de probar aquello que le dio vueltas por la cabeza desde que esa improvisada orgía comenzó. Todos parecían comunicarse sin usar palabras, y eso le encantó… sin embargo ella necesitaba ser muy directa con una petición que venía desde el fondo de su ser: —Quiero que me cojan entre dos… no importa quién. Quiero dos pijas, una en la concha y la otra bien metida en el orto.
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