Había pasado toda la mañana junto a Magda y Fara en los maizales trabajando y riéndonos de cada ocurrencia de Fara.
Ella había decidido venir a trabajar ya que no quería quedarse en casa sola y completamente aburrida.
Que había pasado anoche con Damian y su problema, no lo sabía. Pero esta mañana José nos contó que se había ido de la hacienda por completo.
Finalmente terminamos nuestra jornada de trabajo, José viene por nosotras llevándonos de regreso a la hacienda.
Al llegar Fara sube rápidamente a su habitación y me encuentro con Damian en las escaleras.
—¿Qué tal todo hoy?
—Bien, menos las picadas de mosquitos —Le enseñó mis brazos —. Esas ronchas pican mucho y se me están hinchando horrible.
—Mamá Rosario tiene una crema que te servirá para alivianar la picazón —Sujeta mis brazos y rápidamente una ola de calor llega a mi —. Te conseguiré un repelente para insectos, mañana no irás a los maizales.
—¿Por qué? —Rechistó asombrada.
—Quiero que me acompañes a otro lugar —Me mira fijamente —. ¿Tienes algún problema?
Niego, su móvil suena y suspira como si estuviera frustrado.
—¿Qué pasa?
—Al parecer una de las yeguas está dando a luz cerca de la cascada y José salió hacia el pueblo, me tocara ir a socorrerla.
—¿Puedo acompañarte? Quisiera ver el nacimiento, nunca he visto uno.
—Claro.
Salimos de la casa yendo hacia las caballerizas, me ayuda a montar un caballo y luego se sube él en otro guiándome. Le sigo el paso por todo el terreno, luego de unos 10 minutos escucho como agua cae, nos detenemos bajando de los caballos y al caminar unos pasos adelante observo una yegua acostada mientras relincha y 2 trabajadores están con ella atendiéndola.
Nos acercamos y puedo notar en sus ojos lo desesperada y adolorida que se encuentra.
—¿Qué ha pasado? —Pregunta él acariciando su cabeza.
—Ya entró en labor de parto, el potro ya se encuentra en el canal del parto.
—¿La podemos ayudar en algo? —Preguntó ansiosa.
—Solo si vemos complicaciones —Responde uno de ellos —. Pero lo recomendable es dejarla hacer su propio trabajo.
Relincha una vez más levantándose un poco, observo como empieza a expulsar un líquido y seguido de su cría que sale sin ninguna complicación.
Uno de los hombres revisa a la criatura mientras el otro se encarga de examinar a la yegua, luego de un largo rato y ver cosas nada agradables observo como su cría intenta levantarse.
—¿No podemos ayudarla? —Preguntó ansiosa al ver las veces que cae tratando de levantarse —. Se hará daño Damian.
—No lo hará, es un proceso natural que debe lograr a solas, para ver que tan fuerte es y si puede sobrevivir sin problemas a la vida que le espera.
Observo como una vez más intenta levantarse y finalmente lo logra con algo de torpeza, pero de pies acercándose a las ubres de su madre y alimentándose.
Finalmente sonrío alivianada,Damian toma mi mano llamando mi atención.
—¿Quieres que te enseñe la cascada?
Asiento, me hace un gesto para que le siga y así lo hago, tomamos a los caballos y caminamos unos 5 minutos hasta detenernos.
Amarra los caballo en un pequeño árbol, me extiende su mano y se la tomo ayudándome a bajar un pequeño sendero. Mis ojos brillan al ver tan espectacular y enorme cascadas frente a mis ojos.
Tiene una altura completamente asombrosa, Damian retira sus zapatos, desabotona su camisa y retira sus pantalones quedando en bóxer.
—¿No vienes por un chapuzón?
Sonríe dándose un chapuzón salpicándome un poco de agua; retiro mis zapatos y luego mi ropa quedando en ropa interior y entrando al agua.
En mi vida había estado en un lugar tan hermoso y cálido como este. Ahora sabía lo que me había estado perdiendo todo este tiempo.
—¿En que tanto piensas? —Su voz me saca de mis pensamientos encontrándomelo a escasos centímetros de mi.
Lo miro fijamente analizando cada una de sus facciones hasta caer en sus gruesos y sensuales labios.
Sin pensarlo me abalanzó a sus brazos tomando sus labios de manera salvaje.
—Me vuelves loco pequeño demonio —Musita sobre mis labios —. No se que haré contigo.
Sonrió ante sus palabras, sus manos bajan hasta llegar a mis bragas y deshacerse de ellas.
Sus labios recorren mi cuello, mientras me sujeta por la cintura acercándome a él y enrollando mis piernas sobre su cintura.
Siento como entra en mi de manera lenta haciéndome arquear mi cuerpo y disfrutar de la sensación dejándonos llevar por la pasión.
***
Después de un largo rato a duras penas salimos del agua para vestirnos. La noche estaba por caer y nos tocaba regresar a la hacienda antes de que anocheciera.
—¡Basta! —Musitó entre risas —. Si no me sueltas no me podré vestir.
—No quiero que lo hagas —Musita sobre mis labios —. No quiero separarme de ti.
—Debemos hacerlo —Me separó de él colocándome la camisa —. Si no regresamos pronto, Fara se preocupará.
—En estos momentos maldigo en que esté aquí —Golpeó su pecho y sonríe —. Me tocará comportarme por ella, pero no prometo nada.
Sonrió negando, terminamos de vestirnos y nos acercamos a los caballos subiendo a ellos y retomando el camino a la Hacienda.
Al llegar nos recibe José, el cuál le pide a un trabajador que se encargue de los caballos.
—¿Alguna novedad?
—Ninguna por ahora, ¿qué tal les fue?
—Muy bien , me encanto ver como trabaja la naturaleza —Sonrió —. Sin duda una experiencia linda.
—Veo que te está gustando el campo —Responde José —. ¿O me equivocó?
—No te equivocas , así es.
—¿Donde estaban? —Aparece Fara a mitad de la sala mirándonos —. ¿Y porque vienen empapados?
—Fuimos asistir el parto de Luna y aprovechamos la cascada —Responde Damian —. José acompáñame al despacho, necesito que te encargues de algo.
—Si.
Ambos se marchan caminando hacia su despacho, Fara se gira y me mira de arriba abajo.
—¿Me puedes decir porque mi hermano y tú traen caras de tontos ambos?
—La cascada —Respondo sonriendo —. Creo que nos ha relajado a ambos.
—Si, ya veo...—Su respuesta me deja saber que no esta convencida y que pronto seguirá con su interrogatorio.
—Iré a ducharme antes de que sirvan la cena, enseguida regreso.
Subo rápidamente las escaleras con rumbo a mi habitación; al entrar escucho mi móvil soñar y rápidamente lo tomo.
-¿Bueno?
-Maldita infeliz, tú padre te manda a otro país y fácilmente te olvidas que tienes una mejor amiga a la cuál no sabe nada de ti desde que llegaste allá, ¿Qué pasa contigo?
-Lo siento, estado ocupada y enredada tratando de adaptarme a todo.
-¿Ya te quieres regresar?
-¡No!
-¿No? , ¿por qué?
Sabía que mi respuesta le parecía absurda y a mi igual, pero ya me estaba acostumbrando a esta vida y a lo que la rodea.
-Me gusta lo que estoy aprendiendo acá, es muy divertido aprender y ver cosas nuevas
-¿Qué diablos te han hecho amiga? La Lulú que conozco estuviera tratando de escaparse para regresar a su cotidiana vida acá
-Me he divertido mucho, más de lo que imaginas y he conocido gente que me agrada.
-¿Como esta el amigo de tu padre? No me has dicho quien es , Es un señor igual que el me imagino
-No, es mucho más joven pero luego te cuento sobre eso, ¿qué tal todo por allá?
-Antonio no para de preguntar por ti, incluso ha tratado de ir a tu casa a preguntar por ti pero tus padres nunca están
-¿Qué quiere ese imbécil ? No quiero que sepa donde estoy
-Esta saliendo con Gis, es su nuevo trofeo que pasea por toda la universidad
-Que lo disfrute, mientras le dire
-Te extraño tanto Lulú, espero verte pronto
-Y yo a ti amiga, debo colgar
-¿Prometes mensajearme?
-Lo haré más seguido, lo prometo
-Te amo idiota
-Y yo a ti
Cuelgo la llamada, tiro mi móvil en la cama y voy directo al cuarto de baño por una ducha.
Al salir y vestirme, me arreglo y bajo al comedor reuniéndome con Fara y Damian y cenando entre risas y buen ambiente.
Luego de una larga platica en la sala de descanso, Damian se despide yendo a su habitación y lo mismo hacemos Fara y yo.
Al entrar a mi habitación busco en el armario una de mis pijamas colocándomelas; tomo mi laptop y antes de poder sentarme en la cama unos toques en la puerta me interrumpen.
¿Ahora qué?
Dejo la laptop sobre la cama, abro la puerta y quedo pasmada al ver a Damian frente a mi solo en pantalón chandal dejándome ver su desnudo y marcado abdomen.
Sonríe con arrogancia, se acerca besándome y cerrando la puerta con seguro.
—¿Qué haces aquí? —Preguntó finalmente.
—Tú y yo tenemos un asunto por terminar.
Me levanta por la cintura, enredo mis piernas sobre su cintura mientras su boca devora completamente la mía...