Las Niñas Buenas También Mienten

Capítulo 6

"Era una maldita niña"

Al verla parada allí a mitad de mi sala pude reconocer esa carita perfectamente. Su cabello estaba esta vez ondulado y llevaba menos maquillaje, pero sin duda se veía igual de atractiva que esa noche.

No tenía ni un día aquí y y me estaba colmando la paciencia.

—Damian —La voz de José me saca de mis pensamientos —. Desde que llegó esa jovencita luces bastante pensativo , ¿me dirás que sucede?

—No me sucede nada, solo que esta empezando a colmar mi poca paciencia.

—¿Seguro? —Inquiere y le doy una mirada seria —. Entiendo, me retiro amigo. Buenas noches.

—Buenas noches.

Sale del despacho dejándome a solas, suspiro y inclino mi cabeza cerrando los ojos y suspirando tratando de controlar mis pensamientos.

La puerta se abre y al levantar la cabeza me encuentro con Sandra.

—¿Quién es esa chiquilla engreída y por qué la has traído aquí?

—Sandra, te he dicho infinidades de veces que no me agrada que entren a mi despacho sin antes yo autorizarlo.

—Lo siento Damian, pero esa chiquilla se ha metido conmigo esta tarde y no pienso soportarlo.

—Esa chiquilla será mi invitada durante un tiempo y como hija de un gran amigo será bien tratada en esta casa así que mucho cuidado Sandra.

—Pero Damian...

—Ahora déjame sola que tengo muchos pendientes que atender aún.

Retomo mi posición encendiendo mi computador y tomando unos papeles, necesitaba terminar de revisar una documentación esta noche antes de dormir.

Escucho la puerta cerrarse pero no le presto atención y sigo en lo mío sumergiéndome por completo en trabajo.

Los ojos me empiezan a pesar, observo el reloj y ya es pasada la media noche. No se en que momento el reloj voló tan rápidamente pero ya mi cuerpo me pedía una ducha e irme a la cama.

Apago el computador, ordeno todos los documentos y salgo del despacho encontrando todas las luces apagadas.

Subo las escaleras yendo en dirección a mi habitación, me deshago de mi ropa y me introduzco a la ducha dejando el agua recorra mi cuerpo dándome una sensación de alivio.

Al salir voy por un pantalón chandal para irme a la cama finalmente, salgo de mi habitación y me detengo a la puerta frente a la mía.

En esa habitación se encuentra la pequeña demonio y solo recordar la conversación que tuvimos hace unas horas me hacen querer estrujarla contra la cama y hacerla gemir como esa noche.

"Cálmate Damian"

"Es la hija de tu amigo"

Tenía que mantener la postura, se trata de la hija Carlos, un gran amigo y estoy seguro que si se enterara que me he follado a su hija y le he quitado la virginidad seguro no me lo perdonaría.

Suspiro sacando aquellos pensamientos de mi cabeza, sigo mi camino bajando las escaleras y yendo directo a la cocina.

Al entrar escucho como dejan caer algo al suelo y rápidamente enciendo las luces.

—¡Maldito estúpido me asustaste!

Observo al pequeño demonio sobre el mostrador de la isla de la cocina sentada en una diminuta pijama de shorts y en el suelo un pote de yogurt derramado.

—¿Qué haces aquí? —Espeta molesta.

—Te recuerdo que es mi casa y puedo venir a la cocina a la hora que quiera.

Camino acercándome, veo como su respiración se acelera y se me hace divertido; me paro Justo frente a ella mirándola fijamente.

Extiendo uno de mis brazos y abre la estantería tomando un vaso de ella y girándome en dirección al refrigerador sacando una jarra y sirviéndome agua para tomar de ella.

Me acerco colocando el vaso de agua alado de ella, me agacho tomando el yogur entregándoselo.

Observo como su mirada recorre mi cuerpo y al darse cuenta de que la miro retoma su postura. Sonrió introduzco mi dedo índice en el pequeño pote tomando un poco, lo llevo a sus labios lentamente y sin ningún pudor lo chupa haciendo que mi cuerpo reaccione ante aquel gesto tan provocador.

Cuando trato de retirar mi dedo sujeta mi mano, me mira fijamente mientras vuele a llevar mi dedo a su boca y pasear sus labios sobre este.

Al terminar limpia la comisura de sus labios y me da una maldita mirada fija.

Mi m*****o amenaza con romper mi pantalón por lo duro que se ha puesto ante tan humedezco acto de ella.

Cuando estoy por sujetarla la puerta de la cocina vuelve abrirse y está rápidamente se baja.

—Niño Damian, niña Lucrecia —Es la voz de nana Rosario —. ¿Necesitan algo?

—Yo solo vine por un yogurt, pero ya me voy —Garraspea —. Hasta mañana.

Observo como se retira dejándome parado allí con una maldita erección como si fuera un maldito adolescente.

—¿Niño Damian estas bien?

—Ni nana, no te preocupes —Me niego a girarme y que me vea así —. Puedes volver a la cama, enseguida voy a mi habitación.

—Está bien Niño, hasta mañana.

Veo como se retira, maldigo por lo bajo y trato de acomodar mi m*****o mientras salgo de la cocina en dirección a mi habitación.

—Voy a necesitar un puñetero baño con agua fría...

***

—Buenos días Niño Damian.

—Buenos días nana —Observo el comedor y no veo rastros de ella —. ¿Donde esta la pequeña demonio?

—¿Te refieres a la niña Lucrecia?

—Si.

—No ha bajado aún, ¿quieres que vaya por ella?

—No, nana. Encárgate de servir el desayuno.

—Si, Niño.

Subo las escaleras en dirección a su habitación, trato de abrir pero la puerta se encuentra con seguro.

Bajo nuevamente a la cocina por el juego de llaves de la casa y una Jarra de agua helada.

Al subir y abrir la puerta me percato que esta sigue dormida. Las sábanas apenas y la cubren dejándome ver su trasero y piernas en aquel diminuto shorts de pijama.

Me acerco lentamente y derramo sobre su cara la jarra de agua haciendo que se levante exaltada.

—¡¿Qué mierda haces?! , eres un maldito imbécil, ¿por qué coño has hecho eso?

—Son las ocho de la mañana, la jornada laboral en esta hacienda empieza a las siete —Coloco la jarra sobre la mesita de noche —. Tienes media hora para arreglarte y bajar a desayunar, tienes mucho trabajo por delante.

Me doy la vuelta y sonrió permitiéndome salir con una sonrisa victoriosa.

—¿Esto es por lo de anoche? —Espeta y me detengo.

—No se a que te refieres.

—Juro que me las descobrare maldito imbécil.

Me doy la vuelta mirándola fijamente, sonrió y salgo de allí escuchando como suelta un grito de enojo...