Su amiga y Fara escuchaban atentamente su relato de cómo se desarrolló todo entre nosotros.
Sinceramente en mi posición no sentía que debíamos darles una explicación a ellas. Ambos somos adultos y sabemos lo que hacemos, sin embargo se lo mucho que aprecia su amistad con Fara y su amiga.
—Entonces, ¿Todo este tiempo que has estado en la hacienda se han estado acostando? —Espeta Fara asombrada.
—Eso hacen las personas que se atraen hermanita. Follan, se aparean ¿O tú no lo haces?
—¡Damian! —Me regaña Lucrecia a mi lado y suspiró.
—Lucrecia y yo pretendíamos tener en secreto lo nuestro hasta saber que hacer y como hacerlo público sin que hubiera un escándalo.
—A mi no me preocupa un escándalo, me preocupa que pensara su padre —Musita Fara.
—Si el tío Carlos se entera de esto se muere —Espeta su amiga —. Va pensar que sedujiste a su hija en la hacienda cuando él te la confió.
—¡Pero no fue así! —Espeta ella a mi lado —. Paso antes de saber quién era él, además tratamos de mantenernos alejados pero no pudimos.
—Nosotras lo podemos entender Lulu, pero no se si tú padre lo haga —Suspira mi hermana —. Me da miedo que su actitud no sea la mejor cuando se entere y las cosas empeores.
—Cuando eso pase estaré allí para dar la cara y hacerme responsable como el hombre que soy —Sujeto su mano levantándome del sofá—. Ahora si me lo permiten, quiero ir a descansar con mi mujer.
—¿Mujer? —Pregunta Fara —. No seas anticuado Damian, es tu novia no tu mujer.
—Es mi mujer porque duerme y vive conmigo en mi hacienda y lo seguirá haciendo el tiempo que ella lo decida.
Fara niega mientras su amiga sonríe; camino con ella a mi habitación y al entrar la veo pensativa.
—¿Qué pasa nena? —Preguntó viendo como retira sus zapatos y vestido.
—Fara y Paula tienen razón. Papá no reaccionará de buena manera cuando se entere de lo nuestro Damian.
—Ese día estaré yo allí para darle la cara a tu padre —Me acerco a ella dejando un beso en su frente —. Eres mi mujer Lucrecia y como tal te pretendo dar tu lugar y tu lugar es a mi lado.
—¿Ni siquiera he sido tu novia y ya soy tu esposa? —Sonríe mordiendo la comisura de sus labios —. Me agrada ser tu mujer, me encanta demasiado.
Besa mis labios de manera apasionada, sonrió sujetándola y suspiró. Este pequeño demonio me tiene como un tonto ante sus pies y no se da cuenta.
—Pensar que me exasperabas —Musitó sobre sus labios —. Ahora no se que sería de mi vida sin ti pequeño demonio.
—Le doy un toque de diversión a tu vida mi gruñón —Enreda sus brazos sobre mi cuello —. Además me gusta estar contigo siempre, me hace sentir muy bien.
—¿Donde esta la chiquilla caprichosa que conocí?
—Muy dentro de mi,puede salir en ocasiones porque soy una niña consentida y caprichosa —Sonríe —. Pero, ahora soy más consiente de mis actos y más responsable.
—Y muy trabajadora, ¿Te eh dicho lo sexy que te vez vestida de trabajo?
—De hecho no —Se recuesta en la cama y me acuesto a su lado —. ¿Me veo aún más sexy que cuando estoy desnuda?
—Muchísimo mas, me encanta ver como te quedan los vaqueros y ese hermoso trasero resalta.
—Eso es acoso.
Reímos, acarició su cabello y veo como cierra lentamente sus ojos dejándose llevar por el sueño.
***
Al despertar me encuentro con la cama vacía, observo la puerta abrirse y entra mi peli negra con un moño alto un poco despelucado y una camisa mía como camisón.
—Buenos días dormilón, traje el desayuno.
Se acerca junto a la pequeña mesita donde trae todo lo que ha preparado; lo coloca sobre mi y me da un casto beso.
—¿Has preparado esto?
—Si, junto a las chicas —Toma un sorbo de jugo —. No creas que no sé defenderme en la cocina, lo hago muy bien.
Me da un casto beso, su móvil suena anunciado un mensaje y lo toma respondiéndolo.
—Es mi padre —Suspira —. Le he dicho que Fara y yo nos quedamos en casa de Paula y que iría en la tarde.
—¿Pasarás el día con las chicas?
—Queremos llevar a Fara a un spa que solemos ir Paula y yo y luego de compras —Me sonríe —. ¿Qué harás tú?
—Visitar dos de mis compañías y luego ir a la cedé principal para ponerme al día con una junta de socios.
—Eso suena aburrido.
—Lo es, pero es necesario.
Terminamos de desayunar entre risas, luego de una larga ducha y alistarnos salimos encontrándonos con las chicas.
Bajamos en el elevador, hasta llegar al lobby del edificio.
—Nando está afuera esperándonos —Me da un casto beso —. Nos vemos por la tarde.
—Está bien, cuídense.
—Lo haremos hermanito —Fara me abraza y deja un beso en mi mejilla —. Me agrada que Lulú aparte de ser mi amiga sea mi cuñada.
Me sonríe ampliamente, se despide con un movimiento de manos y sale con las chicas abordando la camioneta.
Camino a los estacionamientos del sótano buscando mi auto, conduzco hasta mi primera parada .
Me la paso toda la mañana y parte de la tarde en juntas y compromisos. Llegó finalmente a la sede principal en donde me reúno los jefes de cada área y me ponen al día de todo.
Recibo una llamada de Lucrecia contándome que se encuentra con las chicas en un restaurante cerca de la compañía y que quiere que vaya a comer con ellas.
Acepto gustoso y me despido de todos yendo directamente al restaurante. Al entrar me guían hasta la mesa donde se encuentran y al llegar me recibe con un cariñoso beso.
—Bueno, pero es que andan muy tortolitos —Musita Fara divertida —. ¿Me va tocar verlos ahora así todo el tiempo?
—Si, antes lo ocultábamos ya no tenemos razón para hacerlo. —Responde con una sonrisa —. Bueno aquí si, pero en la hacienda podemos hacerlo libremente ¿o no?
—En la hacienda no tenemos nada que ocultar —Dejo un beso en su mano —. Así que ya puedo entrar a tu habitación en las noches o tú a la mía sin escondernos.
—¿Te metías en su habitación? —Pregunta Fara y su amiga ríe.
—Cada noche —Respondo sereno —. Fue nuestro secreto mejor guardado.
Almorzamos entre platica y me siento un abuelo en medio de jovencitas llenas de mucha energía.
Al terminar ella pide ir a casa de sus padres ya que no lo ha visto desde ayer y conduzco hasta allá.
Al llegar su chofer se le acerca diciéndole algo y esta luce confundida.
—¿Pasa algo? —Susurro a su lado.
—No, solo me encuentro un poco extrañada.
—¿Ha sucedido algo?
—Esperemos que no.
Su respuesta más que darme tranquilidad me llena de curiosidad y una sensación de que algo está sucediendo.
Entramos a la casa y escuchamos gritos de sus padres en la sala. Fara y su amiga se miran entre sí extrañadas a medias caminamos acercándonos.
—Mamá, papá ¿Qué sucede?
Su madre llora mientras su padre luce bastante molesto y ofuscado.
—¡Chiquilla insolente! —Golpea su mejilla haciéndola caer dejándome completamente atónito —. ¡¿Como pudiste?!
Veo sus intenciones de acercarse a ella y rápidamente me acerco colocándome frente a él impidiendo que la vuelva agredir.
—¡Tú! —Me toma por la camisa con fuerza —. ¡Te confié a mi hija y lo que hiciste fue seducirla y meterte con ella!
Golpea mi mejilla y retrocedo sin ninguna intención de defenderme.
—¡Basta! —Grita en llantos Lucrecia —. ¿Qué te sucede papá?
—¿Qué me sucede? Que ya me entere de todo —Nos enseña una fotografía de nosotros besándonos en el restaurante —. ¡Tú y este maldito nos han estando viendo la cara! ¡TE VOY A MATAR!
Veo sus intenciones de acercarse a mi nuevamente, Lucrecia se interpone frente a nosotros y sujeta mi mano.
—¡Es suficiente!
Espeta duramadre mientras su padre nos mira con rabia y su madre llorar detrás de él…