Suelto un quejido porque realmente me dolió, pero como tiendo a hacer, ignoro a la persona que intencionalmente chocó con mi hombro y sigo mi camino hacia Sam, quien a diferencia de hace un par de segundos, ahora tiene una mueca de muy mala hostia. - Ya, fue sin querer – suspiro acariciando su mano brevemente antes de girarme a su casillero y tomar un par de libros. Ya que él no utiliza ese espacio, yo tiendo a dejar un par de cosas aquí- - No, no lo fue – gruñe, lo que me hace voltear a verlo – Ya vengo – con toda la escasa fuerza que tengo, me aferro a su brazo. - No, solo fue un tropezón, no quiero que hagas algo así otra vez – ya hemos tenido esta charla en donde yo no dejo de llorar atormentada por el hecho que él asesinó a cinco hombres y, por otro lado, él lo único que repite es