“Enamorarse es como lanzarse de un precipicio. Tu cerebro grita que no es una buena idea y que el dolor y el daño inevitablemente llegarán a ti, pero tu corazón cree que puede elevarse, deslizarse y volar”
—Marie Coulson—
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A pesar de lo que había visto y escuchado por parte de Hamilton al llegar a la propiedad Abramovich entraba desesperada a la habitación de Zayn.
Observando a su madre hablar con la domestica me dirigí hasta ella para saber qué había sucedido con exactitud.
—Señora Rose, ¿qué sucedió…?
—Evannia ¡Gracias al cielo que apareciste! Estuve tratando de comunicarme y no tuve suerte. Zayn volvió a recaer, la hemofilia y la agorafobia se apoderaron de su ser, fue horrible verlo de esa manera.
—Lamento lo ocurrido, estaba ocupada y mi teléfono…
—Descuida, lo importante es que estas aquí, de seguro al verte se recuperara.
Verlo recostado sabiendo lo que había batallado me hizo aproximarme y tomarle la mano. Con todo lo perturbada que estaba no podía odiarlo.
—Cariño, saldré unos instantes, debo saber cómo va la junta, por favor cuídalo por mí.
—Lo hare, de eso no se preocupe.
Tras esa respuesta que había brindado me encontraba a solas con Zayn, de nuevo en esta habitación donde había iniciado todo.
Pasado unos minutos a su lado percibía como empezaba a moverse y con ello mi nombre era pronunciado por sus labios.
—¡Evannia… Evannia!
—Aquí estoy, ¿te sientes mejor?—inquirí al ver que fijaba su vista sobre mí. Repentinamente, esperando su respuesta recibía un abrazo de su parte.
El contacto que propiciaba me llevaba a corresponderle. Era como si de alguna forma me hubiese extrañado o ansiara mi compañía.
Debido a su estado de salud su madre insistió para que esa noche nos quedáramos allí.
A pesar de intentar conciliar el sueño lo que supe a través de Hamilton me impedía descansar, por ello cuidadosamente aparte a Zayn de mi torso ya que se había aferrado a él. De a poco me aleje para levantarme y salir de la habitación.
Luego de caminar ese largo pasillo hasta esa zona que habían recreado me ubique en uno de los asientos. Allí todo lucia igual que cuando acudí por primera vez a este lugar. La caída de agua fluía sin problemas y la naturaleza estaba majestuosa.
No sabía qué hacer, temía hablar con Zayn sobre lo que me había enterado, temía crear un conflicto entre ambos por sucesos que ni siquiera podía certificar que fuesen ciertos. Aparte su salud al estar de nuevo afectándolo me preocupaba.
Admirando el panorama recordaba cada acontecimiento que me llevo a sentir atracción por Zayn, sentir que con los años se convirtió en esta decisión de estar a su lado.
Había sido tal mi contemplación que al pasar un tiempo decidí levantarme para volver a la habitación, en ello me percataba de la presencia de Zayn, quien estaba de pie observándome sin demostrar ninguna reacción.
—¿Llevas mucho tiempo allí? —referí para aproximarme.
Observar que no dijera nada me llevo a tocarlo, algo que detuvo al tomarme de la mano para tirar de mí. Estando en esa exagerada cercanía que suele destacar en el sus labios se iban a los míos de tal manera que a través de sus manos se disponía a quitar la vestimenta que portaba.
Aunque sabía que esto era una locura en especial por estar en la propiedad de su madre le correspondía con tal fervor que al llegar a percatarme era llevada en sus brazos.
Tenía presente que su estado no era el óptimo debido a la recaída que había tenido aun asi sus energías demostraban algo totalmente diferente.
Su habitación volvía a ser el escenario para que más que un beso también las succiones se hicieran presentes. Debido a nuestra forma de mantener relaciones me ataba para poseerme de esa manera. Como si el dominio sobre mi ser me llenara de placer en cada tacto, lamida y embestidas que propinaba, olvidaba por esos instantes lo que me angustiaba.
En definitiva, Zayn era ese narcótico del que no podía negarme y ansiaba cada vez más…
Durante todo este tiempo había comprendido que no debía amar a Evannia desde la dominancia y la necesidad, sin embargo, era imposible, ella era necesaria, lo comprendía cada vez que estaba a su lado.
Quizás desde el punto de vista psicológico era apego, pero su compañía me brindaba tal seguridad y confianza que mis padecimientos se desaparecen.
A pesar de los años en los que estuve aislado y mi manera de llevar la sexualidad con Evannia me había habituado a descansar a su lado, diría que las noches que por motivos de trabajo no lo hacía mi sistema no funcionaba correctamente.
A la mañana siguiente nos encontrábamos compartiendo el desayuno con la señora Rose, la cual todavía se encontraba preocupada por Zayn.
—Pienso que deberían quedarse aquí una temporada, este sigue siendo tu hogar, hijo.
—Madre, ya hemos hablado de eso. Donde vivimos está perfecto.
—Lo sé, pero tu salud…
—Ya estoy bien, quizás fue una recaída por todo el trabajo que he estado haciendo.
—Bien, siendo asi hare una pregunta a Evannia. Cariño, ¿piensas que donde están es el lugar correcto para cuando tengas mis primeros nietos?—ante esa pregunta la mire sorprendida mientras Zayn por su parte tenía un incidente con la bebida que tomaba.
—¿Nietos? ¿Dijiste nietos?
—Si Zayn, sería un hermoso regalo de tu parte ¿no lo crees?
—No, y no planeo tenerlos—como si le enfadara lo que su madre había dicho se levantaba para salir del comedor.
—Aunque no habíamos hablado del tema su reacción no la esperaba, era como si no deseara una familia
— ¿Tú qué opinas Evannia?
—En realidad me toma por sorpresa, diría que en estos momentos no planeo ser madre.
—Entiendo y después, ¿lo has pensado?—su pregunta me dejaba pensativa ya que no había pensado en ello.
Durante los cuatro años que habían trascurrido ese tema nunca lo habíamos tocado, diría que el conocer ciudades, ser la compañía frecuente de Zayn y mi labor en los restaurantes me llevaba a ocupar mi mente.
—Descuida, no te atormentare con ello. Tocare otro tema del que pude notar anoche al parecer desestabilizo a Zayn.
—Usted dirá señora Rose.
—Zayn refirió que al parecer no estabas a gusto con haberlo conocido, como si hubiesen tenido alguna disputa sobre ello. Entiendo que no debo meterme porque no son mis asuntos, pero tras eso su salud empezó a decaer como antes solía ocurrir.