Días después Ronald decidió enfrentar otro frente: hablar con Jennifer, la mujer que le había difamado y también arruinado la reputación de su familia. Sabía que no sería una conversación fácil, pero estaba determinado a encontrar una solución.
Ronald organizó una reunión con Jennifer en un café tranquilo en el centro de la ciudad. Cuando ella llegó, se sentó frente a él con una expresión de desconfianza evidente en su rostro.
—Jennifer, dudaba que vinieras —comenzó Ronald, intentando mantener la calma a pesar de la tensión en el aire—. Sé que las cosas entre nosotros han sido complicadas, pero creo que es hora de dejar de lado nuestras diferencias y quizás podamos trabajar juntos.
Jennifer lo miró con incredulidad. —¿Trabajar Juntos? ¿Después de todo lo que has hecho? Me hiciste creer que algo que al final no resulto ser cierto.
Ronald suspiró, sabiendo que no sería fácil convencerla. —Entiendo que te sientas así, Jennifer. Pero escúchame, por favor. Yo no tengo nada en contra tuya. Por eso creo que podríamos trabajar juntos para resolver este problema.
Jennifer frunció el ceño, claramente escéptica. —¿Cómo puedes siquiera sugerir eso después de todo lo que me ha hecho pasar la familia Wilson? Mi madre creía que yo era hija de tu padre, al parecer hasta lo mujeriego ustedes heredan.
Ronald se inclinó hacia adelante, tratando de transmitir sinceridad en sus palabras. —Mira, sé que mi padre pudo haber cometidos errores en el pasado y eso esta creando muchos problemas, pero estoy tratando de enmendarlos. Debes de retirar la demanda que presentaste, ya sabes que esta perdida, pero si lo haces puedo ofrecerte una compensación generosa.
Jennifer se mantuvo firme en su postura. —Lo siento, Ronald, pero ya es demasiado tarde para eso. Has arruinado mi vida y no voy a dejar que te salgas con la tuya tan fácilmente.
Ronald frunció el ceño, frustrado por la falta de cooperación de Jennifer. —Entiendo que estés molesta, pero ¿realmente crees que esto te llevará a algún lado? Si continúas así terminaras perdiendo mucho, solo te harás más daño a ti misma.
Jennifer se levantó de su asiento con determinación. —No me importa. Ya he perdido todo, así que no tengo nada más que perder. No obstante, tu si tienes mucho que perder, el niño es Wilson, quizás tu estas alterando los resultados, muy probablemente en un juicio ganarías, pero la sociedad lo vera como David y Goliat.
Con eso, Jennifer se marchó del café, dejando a Ronald con una sensación de impotencia. Sabía que convencerla no sería fácil, pero no estaba dispuesto a rendirse. A pesar de todo, estaba decidido a limpiar su nombre y restaurar el honor de su familia, sin importar los obstáculos que se interpusieran en su camino.
Días después de su frustrante encuentro en el café, Ronald recibió una inesperada invitación de Jennifer para reunirse en un hotel cercano. Aunque inicialmente dudaba en aceptar, la curiosidad y el deseo de resolver el conflicto lo llevaron a acudir a la cita.
Cuando llegó al hotel, Jennifer lo recibió con una sonrisa cautivadora, vistiendo un vestido elegante que resaltaba su figura. La atmósfera del lugar era íntima y sugestiva, lo que hizo que Ronald se sintiera algo incómodo.
—Ronald, gracias por venir —dijo Jennifer con tono seductor mientras se acercaba a él—. Pensé que sería mejor discutir nuestras diferencias en un lugar más privado.
Ronald asintió, tratando de mantener la compostura a pesar del ambiente sugerente que lo rodeaba. —Entiendo. ¿Qué es lo que quieres hablar?
Jennifer se acercó aún más, sus ojos brillando con determinación. —Quiero hablar sobre la demanda por difamación, Ronald. Creo que ambos sabemos que esto no nos lleva a ninguna parte. ¿No sería mejor para ambos si simplemente dejáramos todo esto atrás?
Ronald frunció el ceño, consciente de las intenciones ocultas detrás de las palabras de Jennifer. Sabía que ella estaba tratando de seducirlo para que retirara la demanda, pero no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente.
—Jennifer, entiendo tus preocupaciones, pero no puedo simplemente retirar la demanda. Mi reputación y la de mi familia están en juego aquí.
Jennifer suspiró con frustración, acercándose aún más a él. —Ronald, sé que podríamos encontrar una solución que nos beneficie a ambos. ¿No sería mejor resolver esto entre nosotros en lugar de dejar que los abogados se encarguen?
Ronald se sentía cada vez más incómodo con la situación, en otra ocasión no dejaría perder la oportunidad de estar con otra mujer, pero sabía que debía mantenerse firme en su decisión, además, había estado con su medio hermano, no lo veía correctamente moral. —Lo siento, Jennifer, pero no puedo hacer eso. La demanda seguirá su curso legal y será la justicia quien decida el resultado.
Jennifer lo miró con decepción, pero luego una chispa de determinación brilló en sus ojos. Sin decir una palabra, se acercó aún más a él, colocando una mano en su pecho y buscando sus labios con los suyos.
Ronald se apartó bruscamente, sorprendido por el intento de Jennifer de seducirlo. —¡Jennifer, esto no está bien! No puedes intentar manipularme de esta manera.
Jennifer retrocedió, avergonzada por su desesperada jugada. —Lo siento, Ronald. Solo quería encontrar una manera de resolver esto.
Ronald suspiró, sintiendo compasión por la situación de Jennifer, pero manteniendo su determinación de no ceder ante sus manipulaciones. Sabía que la resolución de este conflicto requeriría más que simples juegos de seducción.
Después de la incómoda tentativa de Jennifer por seducirlo, Ronald se mantuvo firme en su postura, decidido a no dejarse llevar por las artimañas de ella. Observó la expresión de frustración en el rostro de Jennifer y decidió tomar una postura más despiadada.
—Jennifer, sé que estás buscando una salida fácil de esta situación, pero retirar la demanda no es una opción. Tus acciones han causado un daño considerable a mi reputación y a la de mi familia, y no puedo simplemente ignorarlo.
La mirada de Jennifer se oscureció, pero Ronald continuó sin vacilar. —Si realmente quieres encontrar una solución, deberías considerar ofrecer una disculpa pública y retractarte de tus acusaciones. Esa sería una forma de comenzar a reparar el daño que has causado.
Jennifer frunció el ceño, claramente molesta por la firmeza de Ronald. —No puedes obligarme a hacer eso. Tengo derecho a defenderme.
Ronald asintió con calma. —Por supuesto que tienes derecho a defenderte, pero también tienes que asumir las consecuencias de tus acciones. Y una de esas consecuencias es enfrentar la demanda por difamación que he presentado.
La tensión en la habitación era palpable mientras Ronald y Jennifer se miraban fijamente. Finalmente, Jennifer suspiró derrotada, reconociendo que no lograría persuadir a Ronald con sus tácticas manipuladoras.
—Está bien, Ronald. Haré lo que sea necesario para resolver este asunto de manera adecuada.
Ronald asintió con satisfacción, sabiendo que había tomado la decisión correcta al no ceder ante las manipulaciones de Jennifer. Aunque la situación aún estaba lejos de resolverse, al menos ahora había establecido sus límites y estaba dispuesto a luchar por lo que consideraba justo.