La madre de Jennifer llegó al portón de la villa de Elena, su rostro reflejaba la angustia y la desesperación por la incertidumbre que rodeaba la desaparición de su hija. Al verla, los guardias de seguridad se acercaron con cautela, bloqueando el acceso y pidiendo una identificación o autorización para permitirle la entrada.
—Lo siento, señora, pero necesitamos verificar su identidad antes de dejarla pasar —dijo uno de los guardias, manteniendo una postura firme y profesional.
La madre de Jennifer se aferró al pequeño bolso que llevaba consigo, su corazón latía con fuerza mientras intentaba contener las lágrimas que amenazaban con escapar. Sabía que cada minuto que pasaba sin noticias de su hija podía ser crucial, y no podía permitirse ser detenida por formalidades.
—Por favor, déjenme pasar. Necesito hablar con Elena, es importante —suplicó la madre de Jennifer, mirando a los guardias con ojos llenos de súplica.
Mientras tanto, desde el interior de la villa, Elena observaba la escena con curiosidad desde una de las ventanas. Reconoció de inmediato a la mujer que estaba afuera y comprendió la urgencia de la situación. Con un gesto decidido, se dirigió hacia la puerta principal para enfrentar la situación.
—Dejen entrar a la señora, es una visita mía —ordenó Elena con voz firme, llegando justo a tiempo para intervenir y evitar cualquier conflicto innecesario.
Los guardias intercambiaron miradas breves entre ellos, evaluando la situación, antes de asentir y abrir el portón para permitirle la entrada a la madre de Jennifer. Agradecida, la mujer cruzó rápidamente el umbral de la villa, con la esperanza renovada de obtener respuestas sobre el paradero de su hija.
Una vez dentro, la madre de Jennifer se enfrentó a Elena con ojos suplicantes, su voz temblorosa mientras expresaba su angustia y su necesidad desesperada de ayuda. Elena la escuchó con atención, sintiendo empatía por su dolor y decidida a hacer todo lo posible para ayudarla en su búsqueda desesperada.
—Por favor, Elena, necesito tu ayuda. No puedo soportar más la incertidumbre sobre mi hija. Si sabes algo que pueda ayudarnos a encontrarla, te ruego que nos lo digas —imploró la madre de Jennifer, con la esperanza de encontrar una pizca de esperanza en medio de la oscuridad que la rodeaba.
Elena sostuvo la mirada de la madre de Jennifer, buscando transmitirle sinceridad y determinación en cada una de sus palabras. Respiró profundamente antes de hablar, consciente de la gravedad de la situación y de la necesidad de ser clara.
—Entiendo su preocupación y su angustia, pero le aseguro que ni Ronald ni yo tenemos nada que ver con lo que le ha sucedido a Jennifer. Estamos haciendo todo lo posible para encontrarla y resolver esta situación, pero necesitamos que nos dejes trabajar —explicó Elena, su tono firme y decidido.
La madre de Jennifer la escuchó en silencio, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de dolor y desconfianza. Antes de que pudiera responder, Elena continuó, con voz firme.
—Sin embargo, debo pedirte que no vuelvas a presentarte aquí sin una buena razón. Esta mansión es un lugar privado y no podemos permitir interferencias que puedan poner en peligro la seguridad de todos los que viven aquí —dijo Elena, su tono dejando en claro que no estaba dispuesta a tolerar más intrusiones.
La madre de Jennifer asintió con tristeza, aceptando las palabras de Elena aunque aún mostraba dudas en su mirada. Se despidió con un gesto de la mano, prometiendo que no volvería a molestar.
Después de dejar la villa de los Wilson, la madre de Jennifer se dirigió directamente a la estación de policía, decidida a hacer todo lo posible para encontrar a su hija. Habló con los detectives a cargo del caso, compartiendo sus sospechas y preocupaciones.
—Creo que mi hija puede estar en la villa de los Wilson. Mientras estaba allí, me pareció escuchar el sonido de su celular, como si estuviera cerca. Por favor, investiguen esa pista —dijo la madre de Jennifer, su voz temblorosa por la angustia y la incertidumbre.
Los detectives tomaron nota de sus palabras, comprometiéndose a investigar todas las pistas posibles en su búsqueda desesperada de Jennifer. Sabían que el tiempo corría en su contra, y harían todo lo que estuviera en sus manos para encontrarla y llevarla de vuelta a salvo a casa.
La tensión en la villa de los Wilson era palpable cuando los detectives y los oficiales llegaron con la orden judicial en mano. Elena se encontraba en la entrada principal, nerviosa pero decidida a cooperar plenamente con las autoridades. Mientras tanto, en su celda, Ronald seguía los acontecimientos con preocupación.
—Señorita Wilson, necesitaremos su cooperación completa durante el allanamiento de la propiedad —dijo uno de los detectives, mirando a Elena con seriedad.
Elena asintió con determinación. —Por supuesto, haré todo lo que esté en mi poder para ayudar en la búsqueda de Jennifer y demostrar nuestra inocencia.
Mientras los detectives y los oficiales comenzaban a recorrer la villa en busca de evidencia, Elena se quedó en la entrada, esperando ansiosamente cualquier desarrollo. Los minutos parecían eternos mientras el equipo de investigación revisaba meticulosamente cada rincón de la propiedad.
Finalmente, después de horas de búsqueda intensiva, uno de los oficiales llamó a Elena para informarle sobre un descubrimiento importante.
—Señorita Wilson, hemos encontrado algo que necesita ver —dijo el oficial, con una expresión seria en el rostro.
Elena siguió al oficial hacia donde se encontraban los detectives, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Cuando llegaron al lugar, uno de los detectives sostuvo un objeto en la mano: el celular de Jennifer.
—¿Es esto el celular de Jennifer? —preguntó Elena, con la esperanza y el temor luchando en su voz.
El detective asintió solemnemente. —Sí, lo encontramos escondido en un lugar de la villa. Esto plantea nuevas preguntas sobre su desaparición y sobre su relación con Ronald.
Elena apretó los puños con fuerza, sintiendo la presión de la situación. —Necesitamos encontrar respuestas lo antes posible. Jennifer puede estar en peligro y no podemos permitirnos perder más tiempo.
Con el celular de Jennifer en su poder, los detectives intensificaron sus esfuerzos para rastrear cualquier pista que pudiera llevarlos al paradero de Jennifer.