Verdades que duelen

1202 Words
Llegaron a un edificio, Ronald bajó del auto y se dirigió hacia el piso 16. Al salir del ascensor una mujer le estaba esperando. —Hola Ronald, pensé que no te volvería a ver. —Estoy casado. —Lo he leído, por un momento pensé que era una broma de mal gusto, pero si eso es así, ¿por qué estas aquí? —Necesito ayuda. Emma quedó viendo a Ronald. —Siéntete cómodo, creo que hay mucho que hacer. Mientras tanto en el parqueo del edificio Martín recibió un llamado. —Señorita Elena. —Martín, ¿tú estas con Ronald? Se que hubo un tiroteo en un hotel, estoy preocupada por él, pero su teléfono está apagado. Martín sabía que no debía de darle tanta información a Elena, más sobre Emma. —El señor Martín está bien, pero en estos momentos no me encuentro con él, cuando lo vea le indicaré que usted ha llamado. Elena solamente se quedó callada, sabía que Martín le mentía, pero era alguien fiel a Ronald. —Si él está herido y no me lo dices, vete despidiendo de tu trabajo. —Él llegará sin una herida, yo se lo prometo. Cuando la llamada finalizó Martín recibió un mensaje [S. O. S.] del número de Ronald. Inmediatamente subió con otros hombres sabía el número de la habitación, al llegar, Emma tenía un arma y Martín tenía una herida de bala en su pierna derecha. —Suelta el arma —ordenó Martín, quien rápidamente sacó su arma. —Yo no he querido disparar, se ha disparado sola. Puso el arma en el piso y luego comenzó a llorar. —No quería hacer esto. Martín ordenó que retuvieran a Emma y luego fue a revisar a Ronald. —Sabía que esto era una mala idea. —No puedes decirle la verdad a Elena, veré que invento. —La señora Elena llamó cuando usted estaba aquí, como usted no contestaba me ha llamado y le dije que estaba bien y llegaría sin una herida. —Demonios. Martín sacó a Ronald de ahí, lo llevó hasta urgencias privada. La bala no tocó ninguna parte importante, la bala salió y el solo deberá de reposar por unos días. —Llama a Elena —ordenó Ronald. Martín llamó a Elena, esta contestó rápidamente. —Martín. —Soy yo, estoy en el hospital. —¿Qué paso? Martín me indico que no estabas herido. —Le ordene que te dijera eso, pero no es grave, en veinte minutos llegare a la casa. —¿Estas seguro? —Si, llegaré más rápido para que mi esposa me atienda mejor. —¿Cual esposa? Yo solo firme un acuerdo contigo. —Elena, no tengo otra esposa más que solo tú. Elena terminó la llamada, al menos ya escuchó a Ronald. Mientras Ronald esperaba que le dieran el alta. —Busca al médico e investiga porque no me han dado el alta. Martín salió de la habitación, pronto regreso con el doctor. —Señor Ronald, estábamos esperando los resultados, pero le tenemos una mala noticia, hemos encontrado ciertas células de procedencia dudosa y queremos que permanezca más tiempo aquí. —Pueden tomar las muestras que deseen, pero no me quedaré más tiempo. El doctor Romero entro a la habitación. —El es el doctor Romero, es el mejor oncologo del hospital, el es quien llevara su caso. —Antes de atenderme deberán de firmar un acuerdo de confidencialidad, no deben de brindarle información a nadie fuera de esta sala, los exámenes deberán de realizarse con otro nombre y deberán de repetirlo tres veces antes de darme algún diagnóstico, además, solamente se contactaran conmigo por medio de Martín. —Entendemos todo eso, señor Ronald, pero no podemos firmar un acuerdo de esa manera. —Con el hecho que usted entró aquí, las enfermeras deberán de imaginar que sucede algo conmigo, eso puede filtrarse y luego me afectarán a mí, el acuerdo no es con los doctores, es con el hospital completo, no es su decisión. Para Ronald no era extraño que le indicaran eso, pues, hace varios años su abuelo estuvo bajo un riguroso tratamiento de cáncer, en ese caso el hospital se vio obligado a firmar el mismo acuerdo. —Le comunicaré a nuestro director sobre lo mencionado. —Cualquier examen que hayan solicitado a mi nombre deberán de cancelarlo o dar un resultado no alarmante, Martín se quedará para confirmar todo eso. Ronald se levantó de la cama, se arreglo su ropa y se retiró de la habitación con ayuda de unas muletillas pronto salieron los doctores con Martín. Se dirigieron hacia la administración del hospital. —Señor Martín, por favor, adelante, estoy al tanto del caso del señor Ronald sobre su salud. —Deberán de manipular cualquier muestra que tengan del señor Wilson, luego firmaremos los acuerdos. —¿Manipular en que sentido? —Que los resultados sean no determinante, obligando a repetirse, pero luego se harán con otro nombre. —Entiendo, lo llevaré yo mismo a nuestro laboratorio para que vea todo se realiza tal como lo ha solicitado. Martín sabía que le preocupaba a Ronald qué la información saliera a oídos de Elena, su matrimonio se vería más comprometido y Elena estaría con él por piedad. Ronald llegó a casa, tal como le había prometido a Elena, solo que debía de caminar con ayuda. Elena salió a recibirlo, realmente Ronald prefirió que Martín se quedará porque tenía que mentirle más a Elena y Ronald podía no poder mantener la mentira. —¿Qué fue lo que te pasó? —Solamente salí herido en fuego cruzado, los doctores indican que estaré bien. Martín solo no quería alarmarte, no lo culpes. —Ronald, ¿cuando me empezarás a decir la verdad? —Es la verdad. Elena sacó su teléfono y le mostró un video, en este se podía ver a Ronald saliendo del hotel después de haber apresado a Gerson y no estaba herido —Elena, soy alguien importante, no puedo verme débil frente a los demás, hice un esfuerzo para poder caminar correctamente. —Me estas mintiendo, pero ya que no quieres decirme la verdad, entonces espero que te mejores. Elena estaba regresando a la casa dejándolo sólo. —Por favor, espera, tienes razón, te he mentido, no fue ahí donde me he lastimado, fui a visitar a alguien y la conversación se elevó de tono, ella sacó un arma y disparo. —Ella, esta bien. —Mi terapeuta, hace mucho tiempo la visitaba más seguido, pero tenía más de tres años que no lo hacía. Elena quedó viendo a Ronald, en su rostro se podía ver que estaba diciendo la verdad, se acerco a él y le ayudó a entrar. Cuando Elena estaba en la cocina, Ronald recibió una llamada. —Señor Wilson, tengo los resultados de la muestra de ADN, aunque el resultado es muy preliminar, pero es bastante concluyente. Ronald solamente esperaba que la muestra saliera negativa, la única mujer que quería como madre de sus hijos era Elena, otra persona le quitaría su tranquilidad. —Habla de una vez. —Señor Ronald, aunque quisiera esperar el resultado final. —Habla sino vete despidiendo de tu trabajo conmigo. —ordenó Ronald
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