Un Nuevo Descubrimiento

1170 Words
Esa noche, mientras María estaba acostada junto a Diego, recordó algo importante que había estado enterrado en los rincones de su mente. En su memoria, Ronald siempre había sido una figura ambigua, alguien de quien había intentado protegerse durante mucho tiempo. Sin embargo, una imagen clara y sorprendente emergió: Ronald no era solo un perseguidor. Era su sobrino, y ella era una Wilson. De repente, muchas piezas del rompecabezas empezaron a encajar. María se levantó de la cama y salió al jardín, necesitaba despejar su mente. Diego, notando su agitación, la siguió. —¿Qué sucede, María? —preguntó Diego, con genuina preocupación en su voz. María lo miró, sus ojos llenos de confusión. —Diego, acabo de recordar algo importante. Ronald es mi sobrino. ¡Soy una Wilson! Diego quedó en silencio por un momento, luego suspiró, mostrando una mezcla de preocupación y resignación. —María, hay algo que debo decirte. —¿Qué es, Diego? —preguntó María, su voz temblorosa. Diego respiró profundamente antes de continuar. —Ronald realmente estaba interesado en las empresas de tu familia. Desde el principio, su interés por ti no era solo personal, sino también por los negocios. María lo miró, tratando de procesar la información. —¿Por qué nunca me dijiste esto antes? Diego apartó la mirada, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de confesar. —Pensé que estaba haciendo lo correcto al protegerte. Ronald tiene una gran influencia y recursos. Estaba preocupado de que si sabías la verdad, podrías querer regresar y ponerte en peligro. María sintió una oleada de rabia y traición. —¿Entonces, todo esto ha sido una mentira? ¿Todo lo que hemos pasado juntos? —No, María —dijo Diego, acercándose a ella—. Lo que siento por ti es real. Pero sí, he mantenido cosas sobre Ronald ocultas porque pensaba que así te mantendría a salvo. María se apartó de él, sintiéndose abrumada por la traición. —¿Cómo puedo confiar en ti ahora, Diego? Me has mentido todo este tiempo. Diego trató de acercarse nuevamente, pero María levantó una mano para detenerlo. —Por favor, María. Te amo. Haré cualquier cosa para demostrarte que lo que siento es verdadero. Puedo decirte todo lo que quieras saber sobre Ronald y su plan. María lo miró, luchando con sus emociones. —Quiero la verdad, Diego. Toda la verdad. Y luego decidiré qué hacer. Diego asintió, aceptando su decisión. —Te lo diré todo, María. Pero por favor, entiende que todo lo que hice fue porque creía que era lo mejor para ti. Esa noche, se sentaron juntos y Diego le contó todo lo que sabía. Le habló de los planes de Ronald y de cómo había intentado protegerla al mantenerla alejada de su sobrino. María escuchó en silencio, su corazón lleno de dolor y confusión. Mientras Diego hablaba, María empezó a ver el panorama completo. Ronald, motivado por ambiciones empresariales y personales, había manipulado situaciones para acercarse a ella, pero su interés por las empresas Wilson era evidente desde el principio. Diego, por otro lado, había jugado un papel protector, aunque cuestionable, en mantenerla a salvo de las intenciones de Ronald. La mente de María estaba llena de preguntas. ¿Cómo podía haberse olvidado de algo tan crucial sobre su identidad? ¿Y qué significaba realmente ser una Wilson en este contexto? —Diego, ¿cómo llegaste a saber tanto sobre Ronald y su interés por mi familia? —preguntó, su voz firme pero curiosa. Diego respiró hondo antes de responder. —Mi trabajo me permite acceder a información privilegiada. Cuando te conocí y entendí quién eras realmente, comencé a investigar. Quería protegerte de cualquier amenaza, y Ronald era la más inmediata y peligrosa. María asintió lentamente, intentando asimilar todo. —¿Y por qué nunca me dijiste nada sobre mi propia familia? —Porque pensé que era mejor mantenerte a salvo de esa verdad hasta que pudiera asegurarme de que no te haría daño. Pero ahora veo que merecías saberlo todo desde el principio —dijo Diego, su voz llena de arrepentimiento. María se quedó en silencio por un momento, contemplando sus opciones. Sabía que tenía que tomar una decisión, una que afectaría no solo su vida, sino también la de su hijo y la de Diego. —Diego, necesito tiempo para pensar —dijo finalmente—. Quiero lo mejor para nuestro hijo y para nosotros, pero también necesito entender mi propia historia y cómo encaja todo. Diego asintió, aceptando su petición. —Tómate todo el tiempo que necesites, María. Estoy aquí para ti, y haré lo que sea necesario para protegerte. María se levantó, sintiendo el peso de la noche y las revelaciones en sus hombros. Se dirigió a la habitación donde su bebé dormía plácidamente y se sentó a su lado, observando su pequeño rostro inocente. Sabía que, pase lo que pase, su prioridad era su hijo y su seguridad. Al día siguiente, Diego se levantó temprano y salió del refugio, dirigiéndose al pueblo más cercano. Necesitaba comunicarse con Alicia, su jefa, y contarle las recientes revelaciones de María. Diego encontró una cabina telefónica en una esquina tranquila del pueblo y marcó el número de Alicia. Después de unos tonos, ella contestó. —Alicia, soy Diego —dijo, asegurándose de que nadie pudiera escucharlo—. Necesito hablar contigo sobre algo urgente. —¿Qué ha sucedido, Diego? —respondió Alicia, con un tono de preocupación. —María recordó algo importante. Ella es una Wilson. Y Ronald es su sobrino —dijo Diego rápidamente. Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea antes de que Alicia hablara de nuevo, su voz grave y firme. —Diego, esto es muy serio. No puedes permitir que María reviva ningún sentimiento hacia Ronald. Son tía y sobrino, no es aceptable bajo ninguna circunstancia. —Lo sé, Alicia —respondió Diego—. Estoy tratando de manejar la situación, pero necesitaba informarte. Alicia suspiró antes de continuar. —Hay algo más que debes saber, Diego. Ronald no es solo un ambicioso sin escrúpulos. Él mató a su propio padre con sus propias manos para ascender en la empresa. Este hombre es peligroso, y no se detendrá ante nada. Diego sintió un escalofrío recorrer su espalda. —¿Qué sugieres que haga, Alicia? —Mantén a María alejada de él a toda costa. Si ella llega a recordar más o a sentir cualquier tipo de conexión con Ronald, podría ponerlos a todos en peligro. La información sobre el asesinato de su padre podría ser útil para mantenerla a salvo, pero úsala con cuidado —dijo Alicia, su tono autoritario. —Entendido, Alicia. Haré lo necesario para protegerla —dijo Diego, colgando el teléfono con una nueva determinación. Diego volvió al refugio con una mente clara y una misión renovada. Sabía que debía hacer todo lo posible para proteger a María y su bebé de Ronald, y para asegurar que la verdad no destruyera lo que habían construido juntos.
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