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1003 Words
En la noche Ronald y Elena se dirigían hacia el banquete. Al llegar varios periodistas estaban esperando. Cuando Elena vio que la entrada estaba cubierta por periodistas, se empezó a preocupar. —No me dijiste que habrían periodistas. —No hay evento que yo asista en donde no haya periodistas, sino lo hay es que no tiene tanta importancia. Ronald bajo por su lado y luego se dirigió a la puerta donde se encontraba Elena, le abrió la puerta y luego le extendió la mano. Elena salió de forma muy elegante. Todos los periodistas tomaban foto a cada detalle, sabía que se haría un anuncio importante. Algunos invitados importantes esperaban a Ronald adentro del salón. Elena estaba un poco confundida, pero ella pensaba que Ronald solo era un invitado, pero al parecer él era el anfitrión. —Ronald, quiero que me digas algo, ¿esta fiesta eres el invitado o el anfitrión? Ronald quedó viendo a Elena. —Siempre soy el anfitrión, sin mí estos negocios no tendrían tanto éxito. —No me interesa eso, pero lo que yo quiero saber es si tu organizaste la fiesta. Se quedó callado por un momento, no esperaba que Elena se diera cuenta rápidamente. —Eres muy perspicaz, la fiesta no la organice yo, pero todos esperan que hoy de un anuncio importante, hay negocios que valen millones de dólares y nunca les he prestado atención, el dinero es solo un número, pero lo que si le presto atención eres tú. —¿A que te refieres? Espero que no sea lo que yo pienso que és. —Voy a anunciar que eres mi esposa, tu quieres que yo sea un esposo fiel, entonces aquí esta mi fidelidad, no ocultaré mi matrimonio, ahora, si intentas darme el divorcio pues no lo firmaré, llevas a mi hijo dentro de tí y eso es muy valioso para mí. Elena solo agachó la cabeza. —Siempre he dicho, contigo nunca se tiene opciones, no tomaste en cuenta mi opinión, sabias que no quería hacer público nuestro vínculo. —¿Como crees que la prensa se dió cuenta hoy que eres mi esposa? Los registros públicos están al alcance de todos, no simplemente es tener los contactos necesarios, si tomé esta decisión es porque quiero que donde tu vayas te traten como lo que realmente eres, mi esposa, una Wilson. —No diré nada más, no cambiaras de parecer, pero no creas que yo diré algo. Ronald tomó de la mano a Elena. —Se que em un futuro dirás que no había mejor hombre para formar una familia. Él la llevó hasta una puerta, y no fue la misma en la que entraron, al abrirla estaban contiguo al escenario. Los periodistas comenzaron a tomar foto hacia ellos dos, se preguntaban si confirmaría el rumor sobre la relación de ellos dos. Ronald y Elena llegaron al escenario, se pararon frente a la multitud. —Damas y caballeros, como anteriormente han escuchado, no había un rumor de que me había casado en secreto, quiero decirles que encontraré el origen de ese rumor, no obstante, tampoco seguiré ocultando la verdad. Ronald hizo que Elena se parase junto a él. —Les presento a Elena Wilson, mi esposa y madre de mi hijo. Todos los periodistas apuntaron las cámaras hacia Elena, las preguntas no paraban de realizarse. —¿Desde cuando estaban casados? —¿Por qué habían mantenido oculto su matrimonio? —¿Ella está embarazada? —¿El señor Ronald realmente encontró el verdadero amor? Ronald llevó a Elena de nuevo a la misma habitación. —Si quieres podemos quedarnos y te presentaré a personas importantes que debes de conocer o nos podemos retirar, se que los periodistas muchas veces suelen ser muy intrometidos. —Soy tu esposa, si ya lo has hecho público entonces ¿para que seguirme ocultando de tus conocidos? Ronald salió con Elena por la misma puerta que habían entrado la primera vez, lo primero que hizo fue presentarle a un famoso juez. —Señor Said, quisiera presentarle a mi esposa personalmente. —Ronald, es un gran honor que lo hagas en persona, ahora ya se a quien debo de convencer si deseo hacer que firmes el acuerdo conmigo. Elena no entendía a lo que el juez hacía referencia. —El juez quiere que apoye un programa que capacita a jóvenes y luego ubicarlos en el bufet de la empresa para que ejerzcan leyes —le explicó a Elena para que no se sintiera tan desorientada. —No creo que pueda convencerme con facilidad, muchos de esos programas no obtienen los resultados deseados, y depende muchas veces de la voluntad de los jóvenes y cuando ellos empiezan a sentir la presión simplemente renuncian y todo el tiempo o dinero invertido se pierde. El juez se quedó sorprendido de la forma en como Elena analizó rápidamente la situación, y efectivamente, solo el 20% de los aspirantes logran cumplir con los objetivos, por eso necesitaban a Ronald ya que podría inyectar un importante capital. —Ronald, habla el has escogido sabiamente, se ve que es una joven bella y además inteligente, pero no me daré por vencido. —Elena, el juez Said no solamente es un juez, también es mi padrino de bautizo, y por eso le tengo tanto apresio. Para Elena no era tan importante ese título, no obstante no dejaría en ridiculo a su esposo. Ronald le presentó varias personas y entre ellos saludaron al Sargento Hudson. —Señor Ronald, me he memorizado muy bien el rostro de la señora Elena, con respecto a la señora Jaqueline estamos tomando en cuenta su opinión y quizás el Juez Said lo haga cumplir. Realmente Ronald no le presentó al Juez Said por ser importante para Ronald, lo hizo porque el es quien tiene el caso de Jaqueline y sabía que una vez conociera a Elena él daría un dictamen. —Elena, y nos iremos ya, aun hay otra sorpresa que debo darte y tiene que ser esta misma noche.
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