LOS CELOS ME COMEN

1630 Words

LAILA —¡Dios! ¿Laila...? Nicholas y yo miramos la voz familiar que sonaba no muy lejos de nosotros. Me quedé de piedra al ver que, de todas las personas que podía ver en una gran ciudad como Nueva York, era mi viejo amigo de casa, Mario Ortega. —¡Mario!— Prácticamente corrí hacia él, tan emocionada de volver a verle después de nuestra despedida en Roma antes de venir de y meterme en esta situación. No pude asistir a su boda con su Francesca cuando Patri me prohibió venir. —¿Qué haces aquí, pequeña?—. Mario me abrazó con fuerza como un viejo hermano que no ve a su hermana desde hace mucho tiempo. Me zafé de su abrazo y le sonreí feliz. Como de costumbre, seguía acaparando la atención de las miradas femeninas en el interior del magnífico vestíbulo, a pesar de que ahora está felizmente c

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