—Que no te engañen—, Seonaid debe haber leído mis pensamientos. —No todo es lo que parece.
—Tal vez no—, coincidí, pero olí el aroma del humo del fuego de turba y traté de imaginar la buena comida de estas tierras fértiles.
Los cáterans nos llevaron a un fuerte castillo que nos observaba amenazante desde su eminencia cerca del poderoso río Spey y que estaba apenas a unos pasos del poblado de Cinn Chiubhsaich, o Kingussie. En ese momento estaba menos preocupado por el pueblo que por el castillo, ya que un estandarte suelto que se arrastraba por el aguanieve anunciaba que el señor estaba en casa.
Cinn ChiubhsaichRuthven era la primera fortaleza de las Highlands que me cruzaba y era muy diferente de lo que había visto en la Frontera. Era sólida y desalentadora, como debería ser, con torre
