Capítulo 08. Un encuentro con el destino

1285 Words
Tomé las llaves de mi auto, me subí a él y me marché de esa casa donde se encontraba el estúpido de Henry, empecé a conducir sin ningún destino, pensé en llamar a Manuela, pero supuse que a estas horas ella estaría en el trabajo, con mis padres no puedo ir a llorar porque ellos creen que yo soy la culpable de que mi matrimonio esté así de dañado, así que me iré al campo unos días, iré a respirar nuevos aires, así le daré el tiempo suficiente a Henry de que le diga la verdad a nuestro hijo Mientras conducía la oscuridad cubrió toda la ciudad, no sé en qué momento se hizo de noche, pero seguí mi camino, con cuidado porque también había mucha neblina, reduje la velocidad y encendí la radio a todo volumen No sé cómo ni cuándo pero un auto se me atravesó en medio y casi pierdo el control de mi auto, estuve a poco de estrellarme con un poste de luz, esperé unos segundos para reaccionar, no me importó que estuviese oscuro y con neblina me desmonté del coche furiosa y me dirigí hasta el coche que casi me estrella ¿Estás loco? ¿Qué diablos te pasa? ¿Acaso no sabes conducir? Al ver que nadie se bajó del auto toqué la ventana del lado del conductor y nada que sale el idiota, así que intenté abrir la puerta y cuando la abrí me di cuenta que esa persona estaba inconsciente Hey señor, despierte señor… Le quité el cinturón de seguridad, y con mucha dificultad lo bajé de su auto y casi arrastrado lo subí al mío, manejé de prisa y lo llevé al hospital más cercano ¡Ayuda por favor! Unas enfermeras corrieron para auxiliarme —¿Que le pasó al señor? —Creo que por el susto del accidente se desmayó, yo iba manejando y el casi me impacta con su auto, así que me desvié del camino, entonces su auto se detuvo y se quedó en medio de la calle, me bajé del coche y fui a reclamarle, al abrir la puerta lo vi así inconsciente —Bien señora, usted también venga conmigo hay que curarle esa herida o se va a infectar —¿Herida? Pero si yo no tengo nada —Es normal que por el impacto aun no sienta que sangra, hay que suturar su cabeza Me puse la mano en la cabeza y efectivamente estaba sangrando, ¡qué demonios! ¿Pero en qué momento pasó esto? —No me di cuenta en qué momento me impacté —Venga señora, le haremos unos estudios para descartar cualquier traumatismo —Pero no es necesario, de verdad me siento muy bien Me intenté levantar de la silla donde estaba sentada y me mareé, sentí que todo daba vueltas, la enfermera me agarró del brazo y me volvió a sentar —Señora no está bien, ese mareo que le dio hace unos momentos es señal de que ha perdido mucha sangre y necesita ser atendida, así que hágame caso y venga conmigo Accedí y tomé a la enfermera de la mano para caminar con ella hasta el lugar donde me iba a curar Me acosté en una camilla y creo que tengo sueño porque mis ojos se están desvaneciendo… Abrí los ojos y la luz de la habitación me estaba incomodando, así que decidí dejarlos cerrados un minuto, traté de sentarme en la cama, pero aún estaba algo aturdida, me iba a caer y alguien detuvo mi caída —Gracias enfermera —No me veo como una enfermera, pero algo puedo hacer para parecerme a una Abrí los ojos inmediatamente y con visión media borrosa vi a un hombre, uno que no identificaba —¿Quién eres? —Hola, disculpa si te incomodé o peor aún te asusté, mi nombre es Eduardo Robles —Aun no entiendo que haces aquí ni quién eres —¡Ah! Disculpa, soy el hijo del señor que trajiste anoche al hospital —¿Anoche? —Si, eso dije —¿Amanecí en este hospital? ¡Qué demonios! —Si, estuviste aquí toda la noche, aún es temprano apenas son las 10AM El punto está en que decidí venir hasta tu habitación para agradecer lo que hiciste por mi padre, de no ser por ti él hubiese muerto en esa carretera oscura y sola —No es nada, en un momento pensé que me estaba rebasando por maldad, pero cuando se estrelló casi contra mi auto y vi que nadie se bajó de el para reclamar supe que algo andaba mal, fui a tocar su ventana y no respondió así que decidí abrir la puerta del coche y fue cuando lo vi inconsciente ¿él está bien? —Gracias a usted lo estará, mi padre sufre de ataques de pánico y cuando le da uno de esos ataques se queda hasta inconsciente, es un veterano de guerra —Ya entiendo, lo que no entiendo es por qué lo dejas conducir, eso es ser irresponsables —No sabía que se había llevado su auto, desde que lo diagnosticaron le cancelaron su permiso de conducir, no sé cómo salió de la casa, mi madre no se enteró al momento en que se fue, después de unas horas ella me llamó para decirme que papá había desaparecido, eso no es ser irresponsable —Los padres son tan impredecibles a veces, pero bueno, ya me voy de este lugar no me gustan mucho los hospitales —Yo la puedo llevar a donde guste —Yo creo que puedo sola, solo debo tomar mis cosas e irme a seguir mi camino Me intenté levantar de la cama y todo lo que me rodeaba enseguida empezó a dar vueltas, iba directo a desplomarme al piso —Cuidado señora bonita —¿Como me llamaste? —Señora bonita, si mi comentario la hizo sentir incomoda le pido una disculpa —No, no, no… descuida, es solo que nadie nunca me había llamado así, ya que estas aquí ¿puedes por favor decirle a una de las enfermeras que venga aquí? Es que necesito que me quiten todo esto de las manos —Pero antes quiero que me respondas algo —Adelante —¿Por qué una mujer tan bella y distinguida como usted andaba a esas horas de la noche sola por las carreteras que llevan al campo? —Ah, es que… La enfermera me salvó de responderle al joven guapo —Señora Mayo, sus estudios están todos bien así que ya puede irse, le quitaré esto, y en unos minutos más le entregaré su hoja de salida —Muchas gracias señorita —Gracias a usted por visitarnos, su familia es tan importante en estos lados de la ciudad, su esposo… —Eh, disculpa, pero ya debo irme ¿te puedes apurar? —Si disculpe, ya vengo —Gracias No podía dejar que esa enfermera terminara la oración, no quiero que nadie que esté a mi alrededor se entere de que arrastro un buen apellido, no quiero que las personas me traten diferente solo por tener un esposo millonario —Con que eres casada, en el fondo lo sabía, una mujer tan hermosa como tú no podría estar sin compañía, pero qué lástima que lo estés, ¡Ja! —Estoy, pero es como que no lo estuviera, olvida lo que dije, además no te conozco y mi vida privada pues es eso, privada —Discúlpame no quería incomodarte —Si me disculpas ya me tengo que ir, he perdido mucho tiempo en este lugar, me alegra saber que tu padre está mejor —¡Gracias! Me levanté tomé mis cosas y me marché de aquel hospital
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